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Coordenadas: 33°26'22.7"S 70°39'03.4"W
El Santiago de inicios del siglo XX, hasta más o menos los días de la Gran Guerra, conoció en sus calles a un personaje que causó gran atención de intelectuales y bohemios de su época, saltando su memoria a las líneas de ciertas obras literarias de algunos de los más importantes escritores nacionales que tuvieron la suerte de conocerlo: don Salustio Sánchez Oteíza, apodado popularmente como "el Incandescente".
De entre los varios bichos raros que rondaban la ciudad capital por aquellos años, particularmente, el extraño y algo controvertido señor destacaba muy en especial sobre todos ellos, al punto de que su excentricidad lo convirtió en un símbolo del centro de Santiago y de la sociedad de entonces. No había quien no lo reconociera ni supiera de su existencia, según todo indica. Y aunque hubo muchos otros sujetos curiosos desde tiempos coloniales en Santiago, éste parece ser un precursor de las figuras populares "modernas" que se se fueron volviendo características del mismo corazón histórico de la ciudad, dejando sus respectivos registros de existencia. Desde entonces, cada generación ha conocido y recordado las propias.
Aún cuando el principal radio de acción del "Incandescente" era cerca de la Catedral Metropolitana, la calle Ahumada, el Correo Central y la Plaza de Armas, don Salustio fue también uno de los primeros emblemas humanos surgidos en el período del Centenario: el mismo tiempo de la construcción de la estación de trenes de Mapocho, en la época de grandes modernizaciones de la ciudad acercándose al Primer Centenario nacional. Viejo balmacedista cargando la frustración del bando perdedor en la Guerra Civil de 1891, pues, pertenecía a épocas anteriores: esas que ya eran viejas para entonces, pasado su tiempo de gloria, quedando como una curiosidad del pasado para aquellos nuevos y pujantes momentos del país.
Era por sus curiosas características personales, su discurso y sus modales, que al inquieto Salustio lo llamaba todo Santiago como "el Incandescente", pero en especial aludiendo al aspecto de "luminaria" que aseguraban reconocer en su rostro y estampa.
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