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UNA AMARGA PERO RESIGNADA DESPEDIDA PARA LA GALERÍA "EL PATIO"

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Coordenadas: 33°25'36.03"S 70°36'57.91"W
La agonía de la galería comercial "El Patio", o más exactamente del Centro Artístico y Artesanal El Patio (así se presentaba en su viejo cartel en la entrada), se extendió con crueldad: esto, porque los lugares de encuentro que alguna vez valoró la ciudad, comienzan a morir el mismo día en que se anuncia su inminente destrucción, en este caso extendida por más de un largo año de incertidumbres con todo lo que eso involucra: espera, angustia, falsas esperanzas, intentos de revertir la situación y, finalmente, el resabio amargo de la resignación.
Los recuerdos de la Galería "El Patio", especialmente de sus librerías como la "Chile Ilustrado" y el turístico restaurante "Phone Box Pub", me trasladan a esa parte de mi propia juventud que se irá cuando le caigan encima las máquinas de demolición que ahora calientan motores: esos días haciendo tiempo allí, para esperar a mi querida polola del Liceo 7, cuyos cabellos dorados ya han quedado muy lejos de mi vida; o buscando refugio con extraños que se volvían amigos y cómplices, en los días de protestas populares que ya no existen, hacia fines del Régimen Militar; o esas cervezas con amigotes ya desaparecidos del mapa de mi existencia, tras visitas a la tienda "Rock Shop" en el Paseo Las Palmas, para estar al día con las novedades de la música... Toda huella de aquello se acabará cuando lo haga también el pintoresco pasaje.
Fueron cerca de 50 años los que resistió esta galería en el sector de Providencia 1670, entre Padre Mariano y Antonio Bellet. Su acceso con pesadas rejas metálicas en destaca por esas dos casonas de corte colonial inglés a cada lado, con plantas trepadoras, el alto árbol principal al frente, luces de neones anunciando bares y un aspecto un tanto sombrío, pero muy parecido al de los patios de antiguas mansiones de este sector de la ciudad, precisamente. Allí, en los bajos, lo primero que uno encuentra casi como tenantes heráldicos custodiando ese acceso, son la tienda de modas "Los Trapos" y la sofisticada "Relojería", a la izquierda y la derecha respectivamente.
Adentro, sin embargo, se combinaba un aire de bohemia diurna con intelectualidad alrededor del café, la cerveza o los libros usados. Bancas y árboles ornamentaban este paisaje, destacando la gruesa flor de la pluma cada año lucía más contorsionada y voluminosa allí en el patio, que muchos confundían con el parrón que daba sombra afuera del "Phone Box Pub", cuando no tenía a la vista sus flores amoratadas... Enormes y viejas enredaderas cuyo triste destino ya podemos comenzar a sospechar.
Literatura, cómic, gastronomía, diseño, coleccionismo, moda, arte, hemeroteca, fotografía, joyería, música... Todo se combinaba en este sitio insólito, para una oferta "inteligente".
Acceso a la galería, en Providencia 1670.
La gruesa y retorcida enredadera de la flor de la pluma.
LA HISTORIA DEL PASAJE
El recinto total de la galería ocupaba unos 1.200 metros cuadrados de uno de los más valiosos suelos de la ciudad de Santiago. He ahí el germen de su tragedia, justamente.
Era una especie de isla o enclave en medio de la vanguardia urbana de Providencia, que nace de una donación hereditaria realizada por el pintor y Premio Nacional de Arte Pablo Burchard Eggeling, pasando a manos de la casa de beneficencia social del Hogar de Cristo. Sin embargo, el  hecho de que parte de la misma figurara propietada por una familia particular, sería lo que precipitaría quizás su destino final, como veremos más abajo.
El sector de la casona azul ubicada al costado oriente del conjunto interior, pertenecía entonces al pintor y arquitecto Pablo Burchard Aguayo, hijo de Burchard Eggeling, permaneciendo varios años más en su propiedad. El caserón vecino, en tanto, pertenecía al constructor Arsenio Alcalde Cruchaga, futuro presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, con quien Burchard hijo planificó la creación de una galería de arte abierta dentro del recinto.
El complejo fue inaugurado en 1967 con exposiciones de las obras de Burchard y otros autores, aunque hay ciertas referencias en la literatura que permiten dar por hecho que este espacio era usado como centro de exhibición artística ya a principios de los sesenta. En 1965, por ejemplo, se expuso allí mismo una muestra retrospectiva de Burchard, recientemente fallecido por entonces, titulada "Setenta Años de Dibujo y Acuarela", como puede observarse en el "Boletín de Artes Visuales" N° 13 de la Unión Panamericana. Llama la atención que el recinto de ya era llamado como Galería "El Patio" en esos días.
Tras la reinauguración de la galería y con la nueva administración, unas de las primeras figuras en exponer en mayo de ese año de 1967 fueron Consuelo Orb Castellano con sus pinturas y la artista germana radicada en Chile doña Inge Dusi, con sedas y tapices de batik. También hubo una presentación póstuma de los telares de Violeta Parra, en 1969. Por la misma época, se exhibió la obra del pintor alemán Otto Quirin, que se hallaba residiendo de paso en nuestro país.
El lugar se convirtió también en centro de debates, reuniones y encuentros musicales, figurando el guías turísticas internacionales de América y Europa. Destacaba ya entonces por su elegancia, iluminación y buena capacidad de acogida al público, ganando un interesante premio otorgado por la "Revista Providencia" con patrocinio de la Ilustre Municipalidad de Providencia, el Servicio Nacional de Turismo y el auspicio de Shell-Chile, el 20 de julio de 1979, en el Primer Concurso de Decoración "Vitrinas y Locales de Providencia".
El "Taller Puangue" y los accesos a las salas del segundo piso.
"EL PATIO" EN LOS OCHENTA
A principios de los años ochenta, sin embargo, el pasaje pasó por un período de olvido y desolación. Aunque al interior destacaban las librerías "Australis",  "Books Second Hand" y "Lila", especializadas respectivamente en literatura turística, en idioma anglo y en libros de género, la falta de público tenía en crisis al pasaje. Se realizaban pequeñas ferias interiores y remates para atraer público, pero el escaso resultado y problemas con fiscalizadores de impuestos obligaron a echar pie atrás.
Sin embargo, la segunda mitad de aquel decenio iba a resultar bastante más generosa que para la galería, que en aquellos días de carestías y crisis internacionales. La llegada de las tocatas de música a sus dependencias, también sería un impulso interesante.
En 1985, se instaló la librería "El Kiosco", de don Francisco García-Huidrobro, dedicada principalmente a material ecológico. Sería el mismo fundador del café y restaurante "El Patio", en 1989, volviéndose un escenario para personajes como el grupo "Los Tres",  Joe Vasconcellos, Lalo Parra y Gato Alquinta. Sus especialidades culinarias, para quienes rechazan la carne en el plato, eran el tofu con ensalada y arroz integral, el seitán, las verduras salteadas o al vapor en algo llamado el canasto chino.
Parte de la recuperación de la galería se debió también a la fundación del "Phone Box Pub", por parte del comerciante británico Thomas Drove en 1984. Se recuerda a este sitio por ser uno de los primeros pubs que se conocieron en Santiago y probablemente en todo Chile, convirtiéndose rápidamente en centro de eventos, guarida de tocatas de rock y un expendio de variados tipos de schops. El pub también fue importante centro de exposiciones hasta sus últimos años, como una muestra de caricatura humorística realizada en 2005 con publicaciones de Guillo Bastías. Qué ironía que en estos momentos sea, entonces, el último de los negocios en tener que cerrar sus puertas dentro del pasaje.
Recuerdo que hacia fines de aquella década, además, había pintores que lucían sus obras en atriles dentro de "El Patio", más uno que otro artesano con sus artículos de orfebrería económica a la venta, que quizás quedaban como legajo de aquellos primeros años del pasaje como centro de encuentros y ofertas más bien artísticas. Fue cuando llegué por primera vez a este sitio, buscando cassettes de música de Vangelis. Obviamente, no era el tipo de refugio donde uno podía llegar pidiendo cañas de "terremoto" o exigiendo precios de picada, pero el lugar era uno de los pocos que amalgamaban lo popular con lo turístico, lo artístico y lo refinado en plena Providencia, con muchas conveniencias y comodidades para el visitante.
El pasillo principal y el pasaje bajo la parra, frente al "Phone Box".
VISITAS ILUSTRES Y ÚLTIMOS AÑOS
Cuentan que hasta el General Augusto Pinochet se habría aparecido algunas veces por "El Patio", interesado principalmente en libros para su colección. Al menos, eso es lo que dice la leyenda sobre la galería, aunque en algunos artículos publicados en internet puedo leer que en realidad se habría tratado de sus asesores, que iban a comprar por encargo. Sería toda una curiosidad en cualquier caso, sin embargo, porque hacia los mismos días del Plebiscito de 1988, "El Patio" acogía también a oficinas tales como la sede del Centro de Informaciones para la Nueva Era, bastante cargada a la oposición e incluso a cuestiones de contracultura.
Por entonces, entró a trabajar al lugar don Patricio, el sempiterno guardián y administrador de la galería, con quien tuve ocasión de sostener una triste y nostálgica conversación hace unos pocos meses, en mi último regreso a Santiago. 24 años de sacrificios del cuidador se perderán en la memoria y llegarán a su fin, con el cierre definitivo del pasaje. Por la misma época, en 1991 para ser más preciso, falleció Burchard Aguayo; y nueve años más tarde, le tocaría a Alcalde Cruchaga.
Don Patricio y los locatarios recordaban muchas otras visitas ilustres a la Galería "El Patio", especialmente después del retorno de la democracia. En un artículo del año pasado en "La Tercera", encuentro interesantes referencias confirmándome estos testimonios:
"Era sólo un pasillo al final del patio, pero con el tiempo fue creciendo junto al número de visitantes y nombres ligados a la vanguardia de los primeros años de la democracia. Fue el lugar donde debutó Álvaro Henríquez en la capital, en una performance de Germán Bobe, donde Alejandro Jodorowsky hizo sus multitudinarias lecturas de tarot. También, donde llegaban visitantes ilustres como los integrantes del Cirque du Soleil, el cantante Manu Chao o el pintor Oswaldo Guayasamín, quien bebía siempre cognac Courvoisier. 'Roberto y Lalo Parra siempre me decían que este era el único lugar de Plaza Italia para arriba al que venían', recuerda García-Huidobro, quien asegura que volverá a abrir su café en alguna otra ubicación.
Había un ambiente de estilo alternativo y contracultural bastante particular en "El Patio", hacia aquellos años pasada nuestra época de filtradores permanentes de gas lacrimógeno en Santiago: pelos parados y de colores, chaquetas con tachas y camisetas estampadas, pero evidentemente de un estrato más acomodado que aquello observable en sucuchos a veces terribles como "El Trolley" de San Martín, el inolvidable "Serrano 444" o la famosa "Picá de don Chito", aunque siempre tuve la impresión de que estos parroquianos de Providencia no tenían real conciencia de tales diferencias manifiestas. Más cerca de nuestros días, la galería fue también sede de la Feria del Vinilo, encuentro donde se ofertaban discos antiguos, organizada por la Cooperativa del Vinilo. La "Sala Nodo" en los altos, en tanto, servía igualmente a la música como al discurso político.
Uno de sus últimos locales fundados al interior del pasaje fue el "Café Comics", hacia el 2011, aunque después emigró a otro sitio por avenida Manuel Montt. Creo que, pocos años antes, funcionó allí también el "Restaurante Dalí", si la memoria no me engaña; y hacia el 2002 se instaló en el segundo piso del pasaje un centro de biodanza, de Sergio Rivera y Cecilia Vera.
El espacio interior del patio, con la librería "Chile Ilustrado" y el "Café la Clave" atrás.
El café y restaurante "El Patio", al final de la galería.
LA DECISIÓN DE DESTRUIRLO
Es verdad que las casonas y jardines de este paseo adoquinado se deterioraron un poco en las últimas décadas, pero la decisión de destruir el complejo fue exclusivamente de naturaleza mercantil: el Hogar de Cristo, tan ajeno ya a las motivaciones originales de su fundador San Alberto Hurtado, en sociedad con la familia Alcalde Ochagavía heredera de gran parte de la propiedad, vendieron la Galería "El Patio" a la Inmobiliaria Las Pataguas y la Constructora Santolaya, que han trazado un ambicioso proyecto sobre el mismo.
Cabe comentar que el Hogar de Cristo venía recibiendo varias ofertas de compra del terreno desde hacía tiempo, pero todo quedaría listo para un final convenido cuando la familia Alcalde tomó una de estas propuestas y decidió vender, informando a los locatarios de esto, conminándolos a desalojar y presionando así a la fundación caritativa a desprenderse de su parte. Pero, según un artículo del diario "La Tercera" del 13 de mayo de 2012, don Luis Alberto Alcalde comunicó entonces que existía un acuerdo concreto con el Hogar de Cristo para vender, y que tenía a la sazón cuatro años ya.
La decisión de demoler el lugar fue anunciada a principios del año 2013, aunque ya se venía comentado de su inminencia desde el año anterior, cuando fueron notificados todos los locatarios del sector oriente de la galería quienes pagaban su arriendo a los Alcalde, mientras que los del otro sector lo hacían al Hogar de Cristo. Todos los asuntos controversiales de esta decisión quedaron en manos de la oficina de abogados Iruarrizaga, Arnaiz y Cía., encargada de los asuntos inmobiliarios del Hogar de Cristo. Las campañas no lograron más que aplazar brevemente el decreto de muerte del lugar.
Ya en abril pasado, don Patricio el cuidador me adelantó que el cierre definitivo se venía en junio. Según la información que él manejaba entonces, ciertos locales del pasaje se cambiarían, uno de ellos al Barrio Lastarria; pero en cuanto al "Phone Box Pub", con su famosa caseta roja de teléfonos estilo inglesa (parecida a la del "Doctor Who"), su desaparición ya estaba anunciada, pues cesaría actividades de manera definitiva.Ni siquiera el haber ganado una mención en 1996 como uno de los "Mejores Bares del Mundo" por la prestigiosa revista "Newsweek International", que aquí celebraban con un elegante diploma colocado en un marco afuera del local, ni haber contado con un acuerdo de arriendo en el que el Hogar de Cristo se comprometía a mantener alquilado el espacio hasta el 2014, salvó al "Phone Box" de esta severa condena.
La famosa caseta roja del "Phone Box Pub".
ADIÓS A LA GALERÍA
Las noticias recientemente publicadas confirman estas últimas malas nuevas: ceremonias de despedida se han programado para el cierre definitivo del "Phone Box", marcado en los calendarios para el próximo 10 de julio. Se van para siempre esas fiestas de música en vivo, los recitales rock, la cerveza alemana a destajo bajo la enredadera de la flor de la pluma y la parra, con los platillos de lomo a lo pobre, filete a la plancha, carne mechada, pastel de choclo, salmón y congrio frito, cremas de choclos, cazuelas, etc. Se va también el recuerdo de esos guisos de pastel de carne con salsa de riñones que dieron debut al local en los ochenta.
El "Phone Box" era el ultimo negocio que quedaba en actividad dentro de la galería, mientras escribo esto: el primero en marcharse parece haber sido la adorable librería "Chile Ilustrado", hace unos meses, con sus inscripciones exteriores anunciando venta de literatura humanista, "Historia-Folklore-Arqueología-Antropología", siendo ocupada después y brevemente por una oficina de atención. Me parece haber visto y conversado fugazmente allí, alguna vez, con el destacado periodista Nibaldo Mosciatti, mientras escarbaba libros viejos hace pocos años. Varios otros personajes conocidos la frecuentaban.
En tanto, la librería y taller de diseño "Books Second Hand" cerró hacia la quincena del mes de junio, al igual que el café-bar "Desmadre" con una fiesta de despedida; y el encantador "Café La Clave", con su lema "sabores y sonidos del mundo", lo hizo el jueves 27. Al día siguiente, cerró sus puertas al final del pasaje el famoso "Restaurant-Bar El Patio", una de las principales atracciones de la misma por casi 25 años y que ahora trasladó sus cuarteles a un nuevo local en la cercana calle Cirujano Guzmán. Allí continuará con sus ceviches, los reputados platos vegetarianos y la alguna vez novedosa "barra internet" que ofrecía a sus comensales, rindiendo lealtad a esa publicidad que, en 1998, rezaba sobre sí:
"Un ambiente íntimo en plena galería El Patio. A toda hora se pueden saborear platos vegetarianos, acompañados de jugos naturales, tragos o cervezas".
Los cerca de 15 otros locales que quedaban, han bajado cortinas durante el último fin de semana, algunos con sentidos ritos de adiós. Son los casos de la "Librería Australis" de doña Cecilia Pizarro, situada al lado del "Restaurant-Bar El Patio", siendo quizás el más antiguo de sus locales, cotizado por sus mapas, libros y guías turísticas; lo mismo con la vecina tienda de diseño "Cualquier Mano", y a su lado el "Taller Puangue" de Becky Herrera, con prendas y estampados. El final tocó también al local de artesanías y artículos esotéricos "Por Arte de Magia", con sus conocidos e intrigantes muñequitos siempre congelados en extrañas acrobacias en las vitrinas. Hubo cerca una sucursal de la tienda de ornamentación y decoración "Divina Providencia", según recuerdo. Y ahora se viene el turno del "Phone Box", último en la lista de sacrificios.
PROVIDENCIA SIN MÁS "PATIO"
Así pues, media centuria de historia en la ciudad desaparecen como la espuma en la playa; acaso como si nunca hubiesen existido. Una torre de 21 pisos se planifica ahora sobre esos terrenos, como ha sido la perpetua maldición para todos estos rincones de valor ciudadano e histórico en la urbe. Su peso aplastará hasta las memorias de este lugar, sin duda.
"El Patio" nos deja lecciones que no son nuevas, por cierto: mientras algunos culparán al modelo económico y aprovecharán de hacer declaraciones retóricas, otros aplaudirán justificando el progreso y el derecho del desarrollo. En tanto, sin embargo, Santiago seguirá al acecho, arrinconado, acosado en cada metro cuadrado de sus mejores y más valiosas posesiones, como la isla del tesoro rodeada por una ambiciosa flota de bucaneros.
Ha cambiado mucho este sector de Providencia, en tan pocos años. Tanto, que hasta da vértigo. El célebre "Teatro Circus OK" también ha sido arrasado, con el restaurante "El Parrón". La ola casi se lleva también a la Plaza Juan XXIII, frente al ex Mercado Modelo. La destrucción de "El Patio" es sólo una consecuencia de esta marejada mutagénica que altera a uno de los sectores de Santiago donde mejor se paga el mercado del suelo, base causal de todos estos problemas... Problemas a los que, por cruel coincidencia, se suman la destrucción de la cúpula de la Iglesia de Nuestra Señora de la Divina Providencia, con el terremoto de 2010, y al incendio que consumió gran parte de la Parroquia de la Congregación de las Hermanas de la Providencia, al año siguiente. Todo en sólo unas cuantas cuadras de distancia.
Siendo testigo de cómo desaparece la ciudad ante nuestros propios ojos, como la carne de un leproso, inevitablemente se me viene a la memoria en este frío invierno santiaguino -además del recuerdo personal en aquellos lugares- esa famosa y decisiva frase profunda del personaje Roy Batty, hacia el final del filme futurista de culto "Blade Runner", aparentemente inspiradas en un poema de Rimbaud:
"He visto cosas que los ustedes ni siquiera imaginarían: naves de ataque incendiándose más allá del hombro de Orión; he visto rayos C destellando en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser... Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia... Hora de morir".

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