
El Mago Palito en su lugar junto a la Plaza de Armas, entrevistado por Leslie Aguirre en 2008. Fuente imagen base: Vellocino.wordpress.com.
Coordenadas: 33°26'17.0"S 70°39'04.3"W (lugar en donde se ubicaba)
Está a la vista que, tristemente, se nos acaban los personajes urbanos del centro de Santiago, uno a uno. En un breve tramo de años, se han marchado -entre otros- el estimado Rambo suplementero, el inolvidable Gloria al Pulento, el extravagante y misterioso Divino Anticristo... Hoy le tocó al veterano Mago Palito, sempiterno y tradicional juglar de Ahumada, Estado y la Plaza de Armas, a los 80 años de existencia.
No transcurrirá mucho para que llegue el día en que todos aquellos queridos sujetos que fueron parte del paisaje céntrico de Santiago, pasarán a ser sólo recuerdos de generaciones envejecidas, cosas de viejos, como si nunca hubiesen existido. Y es que sólo quien los conoció puede notar sus ausencias, por desgracia. En el caso de nuestro mago callejero, su falta hará ahí a un lado de la Plaza de Armas, enfrente del Palacio Arzobispal, el mismo sitio que tantos años atrás ocupaba el escritor Luis Cornejo para vender sus propios libros de contenido social, cristalizándose en otro de los personajes de la ciudad que han dejado vacíos perpetuos tras sus respectivas partidas.
Su nombre real era René Álvarez, pero la gente le llamaba cariñosamente Mago Palito, aunque él prefería lo de Palito Show para definir sus presentaciones, mote que se podía prestar acaso para ciertas confusiones, ya que el humorista Miguel Servando González, el alguna vez célebre comediante tras el personaje del Chinito Wong, también usó ese apodo hasta su muerte, en 2013.
Sus presentaciones comenzaron muy joven, según comentaba él a los curiosos: tras terminar la enseñaza secundaria y empezar con experiencias de vendedor ambulante, pero habiendo quedado encantado con los shows de los circos desde niño y siempre esperanzando en participar de alguna forma en ese mismo colorido y actividad, aferrándose para ello a la magia. Por eso había algo de circense en él; algo de payaso, inclusive.
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