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Pintura de A. H. Cabezón, esbozando el aspecto que se planeaba para la ciudad de Santiago con la propuesta de 1912 de la Sociedad Central de Arquitectos. La conjunción de calles ilustrada corresponde a la vista desde Plaza Brasil hacia avenida Brasil con Compañía, y la propuesta Avenida Nueva que uniría directamente en una diagonal hasta Estación Mapocho.
Según parece, muchos proyectos parecidos sugiriendo renovaciones viales para Santiago de Chile y la creación de avenidas diagonales prolongadas, se planificaron en la historia de la ciudad durante un período entre fines del siglo XIX y pincipios del XX, con diferentes grados de avance, aunque sin llegar a concretarse jamás uno completo. Además del planteamiento vial, sus alcances involucraban aspectos de urbanismo, como la creación de plazas modernas y buenos espacios urbanos, y también asuntos de estética y estilos de las residencias, al reforzar el ya presente modelo francés y establecer normas de alturas o de líneas de construcción.
Aquellas aspiraciones respondían, en mayor o menor medida, al afrancesamiento cultural que experimentaba el país desde el siglo XIX, al menos en aspectos arquitectónicos y urbanísticos que persistieron tras la Guerra del Pacífico, pues la Francia de aquella época en que caían los grandes imperios, era el gran referente de modernidad y vanguardia para los países que recién se habrían paso al desarrollo en el mundo, a veces intentando saltarse peldaños en la escalera de la civilización, como suele suceder con el ímpetu de los gobernantes de pueblos jóvenes.
De esta manera fue que existió en la ciudad de Santiago de Chile, hacia los días del Primer Centenario, un grupo de proyectos para crear grandes avenidas diagonales que cruzaran la ciudad, facilitando las necesidades del transporte urbano y rompiendo con el esquema dominante de distribución de cuadras en damero, que determinaba la urbe desde los tiempos de su fundación. El cambio que se pensó ya entonces para la ciudad era rotundo y, en muchos aspectos, revolucionariamente previsor.
Uno de ellos, en 1912 y tras largo tiempo de planificación y debates, se presentó en el llamado Proyecto de Transformación de Santiago de la Sociedad Central de Arquitectos, entregado y explicado formalmente a las autoridades del Comité de Transformación. Fue una de las más ambiciosas propuestas de transformación de la capital chilena que se hayan conocido, ciertamente... Sin embargo, aunque acá la tomaré por principal, fue sólo un eslabón en aquella cadena de propuestas que se formularon por entonces, como veremos.
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