
Figura del Ángel de Chile a cargo de la cofradía de la familia Benítez, en procesión de 1978, en la capital chilena. Imagen del Archivo del Arzobispado de Santiago. Las andas del ángel se sacaban antaño para la Fiesta de la Virgen del Carmen y actualmente para la Oración Por Chile y su romería, simbolizándoselo como guardián y protector de la Patria.
Esta semana, específicamente el último domingo de septiembre y como es tradicional, se realizó la llamada Oración Por Chile, que incluye una procesión entre la Catedral Metropolitana en la Plaza de Armas y el sector del Barrio Cívico. Fue la oportunidad que estaba esperando desde hacía tiempo, para poder observar la figura del llamado Ángel de Chile, suerte de símbolo del genio protector de la devoción patria chilena y custodio de sus destinos.
Ahí estaba también, con su cámara fotográfica, nuestro amigo y colaborador desde hace años, Gonzalo Orellana Hidalgo, con gafete y autorización para estar en el sector de la organización y en el templo. Al igual que yo, coincidentemente, el inquieto y activo Gonzalín estaba interesado en este Ángel de Chile, esa curiosa identidad que aparece recreada en algunas tradicionales procesiones e iconografías religiosas de connotación patria pero que tan pocos podrían identificar en nuestros días, pues ha ido siendo olvidado y casi desdeñado.
Permítame el lector un preámbulo para explicar como llegué a este tema, gracias a otra persona que también considero una gran colaboradora: la leal camarada carrerina y residente magallánica, Safira Tobar Ivelich, quien me hizo -hace sólo unos meses- una consulta que me había tenido de cabeza regresando a los libros y archivos; esos mismos que he estado evitando por el cambio de contenidos que ido dando a este blog. La información que manejaba ella, pues, habla de la existencia del personaje, el Ángel de Chile, presente en la representación pictórica, iconográfica y simbólica patria, que a veces aparece como una entidad femenina, otras veces masculina y en algunas andrógino, como suele suceder con el retrato angelical. Siendo más bien un majestuoso arcángel en sus representaciones de andas y adoraciones, en algunos momentos ofrece características que parecen corresponder a San Gabriel o a San Miguel, según el caso; a veces incluso del arcángel Uriel.
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