Ilustración de la portada de la edición de Leipzig, en 1916, de "La Metamorfosis". Parece mostrar la desesperación del padre (en la novela se lo describe usando bata de levantarse, en ocasiones) ante la monstruosidad de su hijo detrás de la puerta entreabierta del cuarto. Fue una petición del propio Kafka el que no fuese ilustrado ni mostrado el insecto.
Este es el artículo que quizás más tiempo me ha tomado escribir, si cuento su punto de partida: desde los 16 años, para ser preciso, cuando mi maestro de juventud en el Liceo Manuel Barros Borgoño, el profesor Domingo Espejo, me entregó las que considero -hasta hoy- como las herramientas fundamentales para comprender la magia de la literatura, su ramo en mi querida Universidad del Matadero.
Desde entonces, pues, he tenido una interpretación personal sobre la tragedia del protagonista de unas de las novelas más conocidas de nuestra época secundaria: "La Metamorfosis", de Franz Kafka. Si bien lo había leído en un curso anterior, en otro liceo y durante el segundo año de enseñanza media (ocasión en la que, recuerdo, se nos hizo elaborar un ejemplar de un periódico completamente basado en el contenido, estética, inspiraciones y alusiones al libro), fue sólo en aquella ocasión, bajo la fuerza iluminadora de mi querido maestro de literatura, que pude dar con lo que creo la conclusión que más se ajusta a mi comprensión del mismo trabajo.
Han pasado los años, esperando pacientemente para ver alguna señal de que mi teoría no era tan novedosa o, por el contrario, dando espacio a la posibilidad de que la precipitación juvenil me haya engañado... Pero sigo bastante convencido de mi conclusión hasta hoy, aunque quizás no alcance para explicar toda la batería de contenidos de la breve obra, aclaro. No quiero hacer hipérbole de mi reflexión al respecto, pues.
Antes de entrar en mi modesta idea de la manera más concisa y sintética que me sea posible, cabe recordar que la célebre obra "La Metamorfosis" ("Die Verwandlung", originalmente, traducible del alemán como "La Transformación"), fue publicada en 1915 por el escritor de origen judeo-austrohúngaro Franz Kafka (1884-1924), convirtiéndose en el más conocido y representativo de sus trabajos, muy cargados de simbolismo y perturbación de la sicología de los personajes, y compuesto por trazos alineados con los movimientos expresionistas y existencialistas de la época. La novela, que se iba a convertir en un clásico universal, se habría gestado en su cabeza hacia 1912, según algunos biógrafos del autor. La editorial Penguin Books la ubicó en el ranking de los más grandes libros del siglo XX.
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