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LEYENDAS DE BARCOS FANTASMAS, TERRORÍFICOS O MALDITOS EN LOS MARES DE CHILE

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Barco fantasma en exposición de la Biblioteca Nacional (1995).
Hemos dicho en otras entradas, que Chile quizás sea uno de los países "jóvenes" con más leyendas de barcos fantasmas, algo que se explicaría por la vastedad de nuestras costas y la impronta de la necesaria comunicación naviera entre puertos e islas del territorio, como las de Juan Fernández o la Isla de Pascua. La gran cantidad de hombres perdidos en los mares y los comportamientos traicioneros del a veces mal llamado Océano Pacífico, también han estimulado la imaginación y la credulidad sobre tantas historias sombrías sobre estas aguas.
La presencia de barcos en leyendas y folklore oral desmiente un poco la creencia de que el pueblo chileno vive más bien a espaldas del mar y de la cultura naviera, vicio que quizás sea más propio de las élites que de las relaciones populares con la geografía de cara al océano. No obstante, también ha influido en la gestación de tales mitos la gran cantidad de naves extranjeras que han circulado históricamente por costas chilenas, unas para bien y otras para mal, varias de ellas protagonistas de las historias que dieron sustento a alguna de las leyendas que repasaremos acá.
Fuera de los casos que veremos, hay otras historias de barcos fantasmas sin nombre en localidades como Pisagua, Valparaíso, Matanzas, Talcahuano, etc., pero que al ser navíos anónimos y de los que no se ha vuelto a saber mucho, no los incluiremos. A su vez, ha habido otros navíos que han formado parte de historias aterradoras y llenas de misterios para la inspiración literaria, pero por corresponder a casos reales o históricos sin acogida en el legendario-folklore y carentes del elemento de terror sobrenatural o de halo fantasmal que acá buscamos, no quedarán en nuestra lista.
Terminada así mi larga recopilación (resultado de varios años y varios viajes, además), dejo aquí algunas de esas principales historias de barcos fantasmas en el legendario chileno, ordenadas alfabéticamente por sus nombres:
"El Caleuche" en óleo de O. Ferrari.
El "Caleuche": Es una especie de galeón pirata tripulado sólo por espectros de brujos y espíritus cadavéricos de condenados de Chiloé, el más famoso barco fantasma en Chile y portador de maldiciones para quien lo contempla. Presenta muchas similitudes con la célebre leyenda europea del "Holandés Errante", pues también corresponde a un barco fantasmal y oscuro que parece andar a la deriva y que aterra por su aspecto vetusto y maltratado, suponiendo algunos que tal puede ser la inspiración de esta leyenda chilota. Navega especialmente de noche y ha sido llamado también "Buque de Arte", "Barcoiche", "Barco de los Brujos" y ocasionalmente "El Gualteca". No debe ser observado fijo o de manera prolongada, porque castiga a los curiosos volteándoles la cabeza hacia atrás y, si no, produciéndoles deformantes torsiones en rostro y boca. El nombre del "Caleuche" coincide con el de un misterioso y pequeño pueblo indígena identificado por investigadores como Carlos Oliver Schneider: los caleuches, ya desaparecido de la zona. Para Oreste Plath, puede provenir del mapudungún calen y calenches, que se traduciría como "otra gente", aludiendo a habitantes del Golfo de Penas traídos por los misioneros hasta Chiloé. Para Marco Antonio Román, en cambio, el nombre del barco derivaba de caulul, que significa "cuerpo humano", y que unida a che equivale a hablar de personas. Rodolfo Lenz, por su parte, consideraba que provenía de caleutún, que significa transformarse o mudar de condición. Caleutun, unido a che, se traduciría como "gente transformada" u "hombres transmutados". Este barco de hombres transformados, entonces, a veces se pasea frente a las caletas y puertos haciéndose visible y causando espanto. Si alguien llega a tocar su casco, puede convertirse en madera y quedar flotando a la deriva en las playas. Sólo unos pocos elegidos han logrado subirlo sin morir, siendo llevados a lugares insólitos o hasta tesoros submarinos, con la obligación de guardar silencio absoluto de tal experiencia o lo pagarán con su vida. En algunas ocasiones se aparece también como un galeón blanco y casi de cristal, muy reluciente; y en otras, sus velas ruinosas aparecen de color rojo. Una extraña y espeluznante música suena en su cubierta, aunque también puede aparecerse silencioso y mudo, totalente vacío, sin interactuar con los hombres. Es un mito de gran valor cultural entre los hombres de mar de Chile, colocándose su nombre a los centros de ex integrantes de la Armada de Chile y a innumerables navíos menores de pesca o navegación mercante. Para saber más del "Caleuche", clic aquí.
El "Columbia", un vapor cargado de peste y muerte.
El "Columbia": Vapor norteamericano que fue conocido en Antofagasta y Calama como el "Buque Maldito", por haber sido portador de una extraña avalancha de epidemias y enfermedades que castigaron a la región por dos o tres décadas. El SS "Columbia" de la Union Pacific Railroad, zarpó desde San Francisco hacia Sudamérica, llegando a costas en 1903. Sin embargo, tras pasar por el Callao, entre sus pasajeros subió también la temible peste bubónica. Llegó expandiendo la odiosa enfermedad a las costas de Iquique, Antofagasta y Valparaíso, pero las más graves consecuencias tendrían lugar entre las comunidades de trabajadores del salitre en la región antofagastina, donde causaron muchos contagios y muertes. En agosto de 1907, se hizo un catastro de casos en las localidades de Pisagua, Iquique, Antofagasta, Calama y Taltal, arrojando 695 confirmaciones con 302 resultados de muerte. Para 1910, muertes habían subido a 988 y los contagios a 3.053 casos. Los habitantes de la zona, especialmente los de Calama y al interior del río Loa, creyeron entonces que el buque cargaba con alguna clase de conjuro o maleficio, y lo sucedido a continuación pareció darles la razón: a partir de la plaga de peste bubónica del "Columbia", persistió en la región varios años más, una seguidilla de plagas como la viruela, la tuberculosis, la fiebre amarilla, el sarampión, el cólera y el tifus exantemático. Aunque las plagas motivaron rogativas y procesiones de la comunidad para tratar de contrarrestar la incomprensible sucesión de epidemias, algunas fiestas religiosas debieron suspendidas en este extenso período para evitar más transmisiones, fomentando más todavía la creencia en que una mano diabólica estaba detrás. La larga crisis sanitaria dejó miles de fallecidos y, siendo probable que las pestes posteriores a la causada por el "Columbia" hayan sido traídas en otros barcos (se sabe de la fiebre amarilla pudo entrar desde el Callao con dos casos reportados en otro barco en 1910, por ejemplo), para el recuerdo de la región quedaron indivisiblemente asociadas al paso por las costas del Desierto de Atacama del "Barco Maldito" que, curiosamente, se había hundido en 1907 tras chocar en California con la goleta vapor "San Pedro", llevándose 88 vidas.
El gran "Copenhague", poco antes de su desaparición.
El "Copenhague": Llamado más exactamente el "København", fue protagonista de uno de los casos más intrigantes de desapariciones del siglo XX. Construido en 1921 por Ramage & Ferguson para la firma danesa East Asiatic Company, con sus cinco mástiles era el mayor barco velero  del mundo y servía como escuela de grumetes. Capitaneado por Hans F. Andersen, zarpó desde Buenos Aires hacia Australia por vía atlántica, el 14 de diciembre de 1928, con 26 tripulantes, 45 cadetes y 4 pasajeros. Su última comunicación fue el día 22 con el vapor noruego "William Blumer" cerca de Tristán de Acuña, reportando que todo marchaba bien, aunque cuando intentaron comunicarse otra vez con los daneses durante la noche, no respondieron. El "Copenhague" desapareció después de ese día, entonces. Cuando la compañía se puso en alerta e inició la búsqueda, los habitantes de la isla aseguraron haber visto un barco de cinco mástiles con el palo mayor roto, el 21 de enero de 1929, pero que no recaló en Tristán de Acuña. Ya declarado perdido, sin embargo, un barco fantasma con su aspecto comenzó a aparecer en las costas australes chilenas, siendo reportados avistamientos por asombrados pescadores durante 1930. El 30 de julio siguiente, los marinos del barco argentino "María", capitaneado por Francisco Morales, se encontraron con el barco fantasma de cinco mástiles y a la deriva durante una tormenta, informando del sorprendente encuentro. En las semanas siguientes, hubo noticias de su supuesto paso hasta por Isla de Pascua y las costas de Perú. Se informó también que había sido encontrado en Australia un trozo de popa con su nombre inscrito. En 1934, diarios internacionales hablaron de una carta en una botella en isla Bouvet, de un supuesto grumete del navío y que contaba cómo chocaron con un iceberg y se disponían a abandonarlo en botes. En 1935 se hallaron osamentas humanas y de salvavidas en la costa suroeste de África, dados por restos del "Copenhague". Empero, sólo en 2012 estudios submarinos lograron localizar un navío en las aguas al Suroeste de Tristán de Acuña, que podrían ser el "Copenhague". Sus reportadas apariciones en las costas de Chile siguen siendo un misterio sin explicación.
El SMS "Dresden" anclado en Juan Fernández.
El "Dresden": Crucero de guerra alemán de la Primera Guerra Mundial, que siguió penando en canales y fiordos del sector de Chiloé continental, Aysén y Magallanes, donde se había refugiado antes de ser hundido. El SMS "Dresden" había combatido exitosamente con naves inglesas, anclando luego en Valparaíso y Juan Fernández. Tras regresar atravesando el Cabo de Hornos divisó una gran flota inglesa anclada en el Atlántico, por lo que volteó hacia el Pacífico mientras era perseguido por el enemigo. Capitaneado por Fritz Lüdecke, logró refugiarse en territorio chileno y se ocultó en Punta Arenas, permaneciendo escondido desde allí entre los canales y rutas australes, donde fue guiado por alemanes residentes en la zona. Su inesperada presencia fue asociada con el "Caleuche" entre la gente más modesta de aquellas regiones, hasta que marchó hacia Talcahuano y luego la isla Robinson Crusoe del Archipiélago de Juan Fernández, donde fue interceptado y hundido por su tripulación en combate con los británicos de marzo de 1915. Muchas historias legendarias circularon entonces y por varios años más entre los colonos de la Patagonia sobre apariciones del "Dresden" y su confusión con el "Caleuche". Otra leyenda con bases que parecen ser reales, relacionan también al crucero con un supuesto tesoro escondido en la zona de Quintupeu, y que correspondía al rescate de bienes de ciudadanos alemanes en México, que el Comandante Lüdecke resguardaba en el barco. Para más información sobre el caso del "Dresden", clic aquí.
"Essex" atacado por la ballena, dibujo del sobreviviente Thomas Nickerson.
El "Essex": Pocos barcos han tenido un destino tan trágico y maldito en costas del mundo como el ballenero "Essex", de Nantucket, Massachusetts. El navío inició su temporada de caza en agosto de 1819 al mando del Capitán George Pollard, viajando desde el Caribe al Cabo de Hornos para capturar ballenas frente a las costas de Chile. Tras subir hasta islas Galápagos vuelve hacia el Sur, pero en la proximidad de Isla Mocha, el 20 de enero del año siguiente, divisaron un cachalote de excepcional tamaño y agresividad, que se arrojó violentamente contra el navío destruyéndolo y obligando a sus hombres a escapar en tres botes. Un grupo en el que iba Pollard, pasó meses de horribles penurias abandonados en el mar, bajando brevemente sólo a tierra en la inhóspita Islas Pitcairn. Estos hombres llegaron a cometer canibalismo, necrofagia, beber su propia orina, sangre y hacer sorteos para saber quien sería ejecutado y devorado, resistiendo toda clase de enfermedades y heridas horribles, hasta llegar cerca del archipiélago de Juan Fernández, donde pudieron ser rescatados recién el 15 de febrero de 1821, siendo llevados a Valparaíso. Otro de los botes había sido encontrado cerca del Golfo de Arauco; pero el tercero nunca apareció. Parte de la terrible e infernal historia fue rescatada por el primer oficial Owen Chase y por los testimonios del entonces joven grumete Thomas Nicherson, sobrevivientes del "Essex". Están también las publicaciones de Jeremiah N. Reynolds quien dio un nombre al cachalote asesino, hasta entonces llamado Pocho por los habitantes de la zona de la tragedia: "Mocha Dick, o la Ballena Blanca del Pacífico". Al menos tres obras maestras decimonónicas de la literatura universal se inspiraron en la aventura maldita del "Essex": "Moby Dick" de Herman Melville, "Las Aventuras de Arthur Gordon Pym" de Edgar Allan Poe, y la suerte de continuación de este último libro llamada "La esfinge de los hielos" de Julio Verne. Para saber más de la tragedia del "Essex" y la ballena inspiración de Moby Dick, clic aquí.
Muchos barcos encallaron olvidados en Magallanes, como la "Goleta Negra".
La "Goleta Negra": Tomado por una barcaza maldita, en cuatro de sus viajes durante unos 40 años por el Beagle, protagonizó sucesos y calamidades atroces. En el primero, apareció a la deriva y tripulada sólo por cadáveres, todos asesinados a puñaladas por algún traidor de la tripulación o en un asalto. En el segundo, el capitán viajó con su esposa, pero él fue asesinado y ella desapareció tras encontrarse el barco encallado en una playa abandonada. Ya en nuevas manos, tuvo lugar un motín de la tripulación justo en medio de una tempestad, obligando al capitán a repeler a los alzados y vigilarlos armados por cuatro días sin dormir, hasta llegar a puerto, donde la fatiga y la angustia lo enloquecieron, debiendo ser internado en un psiquiátrico. Finalmente, estando a cargo del inglés Harry Colyn Harts que embarcó también a su familia, desapareció misteriosamente en el viaje su hija de sólo ocho años, sin saberse más de ella. Conocida la mala fama de la goleta, cuando ésta encalló en el margen Norte del Canal Beagle nadie quiso reflotarla ni sacarla de su cautiverio, volviéndose hogar de lobos marinos y de gaviotas, y lugar de juegos para los niños mientras envejecía. Pero le quedaba una tragedia más que desatar: un día en que los niños jugaban a tomar "posesión" de su arruinada cubierta, se inició una tormenta con fuertes vientos y el navío cayó hacia un costado de las rocas de su varamiento, rompiendo sus palos con estrépito y arrojando al mar bravo a los chiquillos, muriendo varios de ellos. En los hechos históricos, se sabe que la "Goleta Negra" era el apodo del "Florence M. Munsié" de Fortunato Beban, hacia 1910, que tras años de operaciones viajando por la zona e incluso a Brasil, varó en Punta Golondrina del Beagle, con sus ruinas visibles desde el sector poblado hasta julio de 1940, cuando manos anónimas le prendieron fuego.
Muy poco se sabe de un misterioso barco chilote llamado "Gualtecas".
El "Gualtecas": Llamado también "Guaitecas", este extraño barco o barcaza de la que no se sabe ni se recuerda mucho, aparecía en ciertos relatos sobre Chiloé como una enigmática presencia que pudo estar relacionada con brujos y con el propio "Caleuche". Dice el poeta y escritor Miguel Serrano en "Ni por mar ni por tierra" que "Gualtecas" sería otro de los nombres que recibe el "Caleuche", versión que alguna vez escuchamos también en relatos populares de la Isla Grande. Sin embargo, para otros era un barco que quedó embrujado por enfrentar al "Caleuche", condenado a errar sin destino. En su"Memorias y otras confidencias", Mariano Latorre, asegura haber escuchado en su época otra historia de un "Gualtecas", según la cual, una vez a fines de enero un lobo marino se apareció dando un giro en torno a una embarcación de ese nombre cuando estaba anclada en Quemchi y preparándose para zarpar. Al completar la vuelta, el lobo subió a la escalera y un cargador llamado Faustino lo espantó con un remo, pero el animal volvió a rodear la nave y saltar arriba. Entonces, el viejo contraalmirante corrió a detener al empleado, gritándole que era el "Caleuche" convertido en lobo marino. La consecuencia de molestarlo fue que el barco debió esperar meses sin zarpar, pues si lo hacía una maldición lo arrastraría a naufragio seguro. Esta historia es interesante, pero otras hablaban también del "Gualtecas" como un navío maldito y con identidad propia, que vagaba en el sector de Melinka y las Islas Guaitecas. Puede estar relacionado al recuerdo de las malvadas correrías del pirata Pedro Ñancúpel, oriundo de Chonchi, en la zona de la explotación del ciprés nativo de Guaitecas y en Chonos, hasta que fue capturado y ejecutado en 1888 en Castro. Sin embargo, la escasa mención del "Gualtecas" en la literatura y el aparente olvido en las tradiciones orales chilotas, impiden poder saber más de la miseriosa nave.
El "Jenny" habría sido una goleta atrapada entre los hielos.
El "Jenny": Aunque discutido, éste es uno de los casos más sorprendentes de la historia náutica de la Antártica, conocido como el de la goleta atrapada en los hielos. El 22 de septiembre de 1840 (1860, según otras fuentes), la nave ballenera "Hope" iba al Sur del Cabo de Hornos por el Paso Drake persiguiendo un cetáceo hasta cazarlo, finalmente, cerca de las paredes de hielo de la Península Antártica. Entonces, el Capitán Brighton y sus hombres divisaron una enorme pared de hielos que estaba desmoronándose en esos momentos con gran estruendo, a sólo 100 metros de ellos. Inesperadamente, la tripulación comenzó a alborotarse al observar dentro de la gélida pared lo que parecía ser un navío destruido y atrapado en los hielos, de los que se desprendió en el derrumbe saliendo penosamente a flote a pesar del daño, ante el asombro de todos. Los hombres se aterraron suponiendo que era el "Holandés Errante", pero Brighton llamó a la calma y partió en un bote hasta la espeluznante goleta. Al abordarla e inspeccionarla, encontraron un cadáver congelado y sentado en el camarote del capitán, aún con una pluma aún en la mano y sobre el cuaderno de bitácora. Revisando el libro, advirtieron que el navío se llamaba "Jenny", que había zarpado de Isla Wight en 1822 y que su última escala había sido en el Callao. El capitán había alcanzando a anotar que llevaban 71 días sin comida y que era, a la sazón, el único sobreviviente, con fecha 4 de mayo de 1823. Los tripulantes del "Hope" hicieron un funeral simbólico para el fallecido y su nave, y Brighton elevó un informe sobre la impresionante experiencia, entregando a la autoridad naval británica el cuaderno de bitácora del "Jenny". El caso se hizo conocido después que la revista geográfica alemana "Globus" publicara un artículo en 1862 sobre el avistamiento del "Jenny", pero a falta de más pruebas concluyentes muchos lo consideran hoy como un testimonio no verificado y, por lo tanto, un caso dudoso, además de presentar cierto parecido "sospechoso" a la leyenda del barco fantasma "Octavius" de Groenlandia. A pesar de ello, en homenaje y recuerdo del incidente, el UK Antarctic Place-Names Committee puso el nombre de Jenny Buttress a una pared de Isla Rey Jorge, en 1960.
Las calderas del "John Elder" aún se ven en Cabo Carranza.
El "John Elder": En enero de 1892, tras una tormenta que lo arrastró hacia los bajos de la costa de Cabo Carranza de la Región del Maule, naufragó el barco vapor "John Elder", tal como lo había hecho trágicamente antes el "Cazador" en 1856, muy cerca de allí. El nuevo desastre provocó una gran especulación sobre cuál era su carga, la que salpicó incluso al Presidente Jorge Montt al decretar la suspensión de cualquier traspaso de lo que llevara como carga el siniestrado navío, pues se creía que estaba sumergido con valiosísimas barras de oro y posiblemente de plata. Sin embargo, una maldición hecha por sus dueños protegería este cargamento que era llevado desde Valparaíso a Liverpool, para que no caiga en manos ajenas. El barco encallado fue siendo destruido por acción natural y por pescadores que retiraban partes de su material para usarlo en sus herramientas; hacia el cambio de siglo se instaló el Faro de Carranza para terminar con estos accidentes. Empero, su supuesto no podía ser recuperado por los locales. Muchos buzos, pescadores y aventureros trataron de llegar a él, fracasando en todos los intentos por las más insólitas e inexplicables razones. La más frecuente es que, cada vez que se sumergía algún valiente hasta su lugar submarino, el mar cambiaba de súbito volviéndose agitado y hasta empeorando el clima, como su alguna misteriosa y malvada fuerza lo resguardara. Los pocos que se han atrevido a desafiar la marejada volvieron a la superficie casi asfixiados y contando historias aún más tétricas: vieron monstruos impensables custodiando los restos del "John Elder", como una criatura gigantesca parecida a un pulpo, de enormes tentáculos, ojos refulgentes y mandíbulas de pesadilla. Recién en los años setenta, un intrigante grupo de buzos extranjeros realizó una operación de varios días, en la que los pescadores de la zona aseguran que se llevaron el famoso tesoro. Al desaparecer el oro y la plata, desaparecieron también los monstruos de otros planos y otros mundos. Cuando la marea está baja, pueden verse las crestas de las calderas del "John Elder" entre la marejada, dos kilómetros al Norte de Caleta Loanco. Nadie más fue arrastrado al fondo marino por las bestias lovecraftianas que cuidan su secreto. Versiones modernas sobre estos restos, sin embargo, han intentado relacionarlos con supuestos submarinos de la Alemania Nazi llegados a costas chilenas, teoría bastante dudosa.
Antigua goleta europea, con el aspecto que pudo tener el "Kalache".
El "Kalache": Goleta maldita que pasó por Chiloé en el siglo XVII, uno de los posibles orígenes del mito del "Caleuche", pues se recuerda que su tripulación era de corsarios practicantes de la hechicería. Fue llamado también "Calonche" y "Kalanche". Capitaneado por el holandés Vincent van Eucht, pasó por el Archipiélago de Chiloé provocando temor entre sus habitantes cuando estacionó en Castro para abastecerse, siendo advertidos de que venía tripulado por peligrosos corsarios. Algunas tradiciones hablan de maldiciones sobre el navío, o bien de tropelías y saqueos cometidos por el mismo en algunas partes de la isla grande, y se comenta en la tradición de supuestas prácticas de hechicería que involucraban a Van Eucht y a su entorno, desatando fuerzas desconocidas sobre la nave y los lugares donde tocaba puerto. La ira de Dios se desató luego que la comunidad de Castro, dirigida por un  sacerdote (Fray Juan Evangelista Olmedo, según algunas fuentes) realizara un Te Deum sobre la cubierta de tan diabólico e indigno navío. Así, después de zarpar con las mercaderías y abastecimientos, el "Kalache" naufragó misteriosamente en junio de 1614, despareciendo para siempre, pero dejando la huella de miedo entre los chilotes que varias veces más creyeron verlo de regreso y que nunca olvidaron las supuestas prácticas demoníacas que traían sus malvados tripulantes. Para más información sobre el "Kalache", clic aquí.
El navío "Leonora" es barco y fantasma.
La "Leonora": Fue un hermosa y decorada lancha velero de cuatro palos que operó en Magallanes, según relata Francisco Coloane al rescatar y contextualizar literariamente esta historia ("El último grumete de la Baquedano"), pero en el que, tras ser rescatado de un naufragio en unas rocas y rebajado a servir sólo como un pontón o bodega flotante por una compañía naviera, se aparecía una mujer fantasmagórica similar a la sirena que había en su mascarón de proa. Según habitantes e investigadores de la región austral, al igual que sucede con el témpano errante de Kanasaka, el autor recogió una leyenda local y le dio forma en su obra, por lo que no sería tan ficticio. La hermosa mujer vestida de blanco, conocida como la Leonora e interpretada como el alma vengativa del propio navío o su mascarón, asesinaba a los marineros que se atrevían a trabajar en él, seduciéndolos por las noches, llevándolos con ella embelezados y arrojándolos por la borda. La dotación del "Leonora" era de sólo un patrón y cuatro marineros, pero su mala fama era tal que sólo los valientes y los desesperados por empleo aceptaban trabajar en allí. En su novela, Coloane da otra relación al mito del "Leonora", por testimonio de uno de sus personajes que habría estado trabajando en la lancha y que estuvo al borde de morir seducido en sueños por la cautivante mujer. Lo relaciona con el descubrimiento del cadáver de una tal Leonora Bruce, muerta en 1863 luego de que el navío cayera en manos de un sujeto truhán y asesino, y cuyos restos fueron hallados ocultos dentro del propio velero, detrás de un compartimento condenado.
El gigantesco "Lucerna" navega por océanos sin tiempo.
El "Lucerna": Barco gigante y misterioso de Chiloé, rara vez visto sólo por algunos afortunados. Es tan grande que tomaría toda una existencia humana recorrer su cubierta de popa a proa o viceversa: desde la infancia en el gateo, hasta la vejez con el bastón. Es decir, el "Lucerna" representa en su magnitud la vida, desde el nacimiento a la muerte. Es tan enorme que sus velas pueden estar bajo el Sol y bajo la Luna al mismo tiempo, pues tiene el tamaño del propio mundo, según anotan autores como Oreste Plath. Es un barco que navega silencioso y desierto sobre los océanos del tiempo, por la eternidad, también como representando al mismo mundo y sus ciclos. Otras versiones más modernas relacionan al "Lucerna" con un transporte para brujos o muertos vivientes, además de llevar a su paso el cambio de las fases lunares creciente (vida) y menguante (muerte).
Imagen del "Marlborough" en Port Chalmers, Nueva Zelanda.
El "Marlborough": Barco velero mercante lleno de esqueletos humanos visto en Magallanes, historia basada en caso real reportado hacia 1891 ó 1913 según las versiones, y que fue estudiado y difundido internacionalmente por el periodista e investigador Robert L. Ripley. El "Marlborough" zarpó desde Lyttlelton con destino a Londres, pero se perdió todo rastro de él, desapareciendo y dándoselo por hundido en algún accidente. Sin embargo, el navío reapareció efímeramente después frente a Punta Arenas, a la deriva por el Estrecho de Magallanes, ocasión en la que los tripulantes del velero inglés "Johnston" abordaron la misteriosa nave encontrando sólo esqueletos en la rueda de mando, en el pañol, en el puente y en los dormitorios. Nada vivo quedaba en él. Sin más remedio que abandonar la terrorífica nave, ésta continuó a la deriva hasta perderse por el Estrecho desapareciendo para siempre, al parecer durante una tormenta que siguió al encuentro, haciendo más oscuro su misterio. Desde entonces, el macabro navío errante sería recordado como "El Barco de los Esqueletos". Para saber más sobre el caso del "Marlborough", clic aquí.
"Mytilus II" en recreación del programa "OVNI" (1999).
El "Mytilus II": Corresponde a un yate o lanchón usado por un extraño grupo de hombres altos, muy blancos y de pelo rubio liso, a veces vestidos de forma poco convencional, que navegan al Sur de Chiloé y el sector de las Islas Guaitecas capitaneados por un tal Alberto, llamando la atención de los pocos que logran verlo. Sus dueños son poseedores de tecnologías fantásticas que incluso han salvado la vida de algunos enfermos desahuciados (el mediático caso del ex comunicador Ernesto de la Fuente) o que han hecho demostraciones asombrosas de comunicación con otros mundos. La misma nave estaría equipada también con estos avances insólitos para facilitar su navegación. Por esto, la leyenda de neofolklore legendario sobre el "Mytilys II" ha sido asociada a la presencia de supuestas bases extraterrestres en la Patagonia, a centros secretos de investigación científica avanzada, a pretendidas colonias ocultas de refugiados del III Reich en la zona y, muy especialmente, al famoso mito moderno de Isla Friendship, cuyos habitantes serían los operadores y dueños del extraño yate. Aunque no se ha podido rastrear una nave formalmente llamada así en las inscripciones de la autoridad marítima local, existirían testimonios de personas confiables que aseguran haberla visto, incluyendo oficiales de puerto de la Armada de Chile. El programa "OVNI" de TVN, conducido por Patricio Bañados, logró dar en 1999 con el testigo Alfonso Schulbach, funcionario del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) quien aseguraba haber visto un yate con ese nombre en Chiloé y que habría pertenecido a su institución, agregando que fue rematado en 1975 y comprado por unos italianos. Curiosamente, Mariano Latorre comentaba que, en su época, había escuchado historias curiosas en Chiloé sobre la presencia de personas rubias y de aspecto de Europa septentrional, suponiendo que podrían ser descendientes de marinos holandeses.
El "Oriflama" varado en 1770 en el Maule.
El "Oriflama": Fue un velero francés capturado por los ingleses y luego adquirido por la naviera Ustáriz de España, encontrado alguna vez lleno de agónicos o de muertos; terrorífico y condenado, está asociado también a las historias de un tesoro perdido. Apodado "Barco de los Agonizantes", "Barco de los Muertos" y "Cementerio flotante", se cuenta que, tras salir de Cádiz con 300 tripulantes y pasajeros en 1770, capitaneado por José Antonio Alzaga y el piloto Manuel de Buenechea, una extraña y mortal epidemia atacó a su gente al entrar al Pacífico. La tarde del 23 de junio fue avistado por el velero "Gallardo" de camino a Valparaíso, y su Capitán Juan Esteban Ezpeleta saludó de un cañonazo a su amigo Alzaga sin recibir respuesta del "Oriflama". Intrigado, ordenó seguir al silencioso navío que, aunque iba con sólo una vela izada, se perdió en la noche. Pudo encontrarlo solo al día siguiente, ya en las costas de Constitución, abordándolo con sus hombres en un bote. Lo que presenciaron en cubierta fue dantesco: sólo quedaban 106 personas, unas muertas y otras enfermas, y apenas 30 de ellas podían estar de pie, débiles, delirantes y casi incapaces de explicar lo sucedido. Uno de los marineros había trepado intentado encender una faro del mástil el día anterior, pero cayó al agua agotado antes de lograrlo, según se enteraron. Una versión dice que Alzaga estaba entre ellos, pidiendo auxilio. Ezpeleta regresó al "Gallardo" y ordenó bajar cuatro botes con 40 hombres para rescatar a los agónicos. Sin embargo, cuando estaban en esto empeoró el clima y debieron postergar la maniobra. Cayó la noche y cuando se preparaban para reiniciar el rescate, ante el estupor de todos, súbitamente en la distancia el "Oriflama" subió todas sus velas, encendió todas sus luces de navegación incluidas las más altas, y comenzó a alejarse veloz de los aterrados tripulantes del "Gallardo", como poseso de una fuerza desconocida en su cubierta donde no se veía un alma en pie. El "Gallardo" trató de darle alcance al día siguiente, pero fue imposible, perdiéndolo de vista el 26 frente a río Huenchullami. Desde entonces, muchos han asegurado ver al fantasmagórico "Oriflama" navegando con todas sus luces, a veces emitiendo lamentos y gritos de sufrimiento de su invisible tripulación, en zonas de Navidad a Constitución e incluso tratando de entrar a puerto Valparaíso, sin anclar. La historia confirma que el "Oriflama" naufragó en la desembocadura del río Maule, desatándose un gran esfuerzo de las autoridades coloniales por recuperar su valioso cargamento entre 1771 y 1772, sin resultados. Esto dio origen a nuevas búsquedas de su perdido tesoro en nuestro tiempo, no exentas de controversia por hallazgos de 2011, y a la constitución de la Oriflama S.A. para realizar proyectos culturales y de investigación sobre el navío.
El "Sakarah" oculta con celo su tesoro, escondido en el fondo marino.
El "Sakarah": La leyenda del vapor alemán "Sakarah" es una de las más intrigantes sobre barcos con tesoros perdidos, pues tiene una propiedad extraña que lo hace capaz de aparecer, desaparecer y ocultarse de los investigadores que se aventuran en su tumba submarina, guardando celosamente su secreto y su fortuna. Muchos han asegurado verlo pero sin lograr arrebatarle su premio; otros lo buscaron toda la vida y jamás dieron con él. La historia ha sido abordada por investigadores como César Sánchez: en el invierno de 1902, tras zarpar de Antofagasta hacia Europa, el "Sakarah" de la compañía germana de vapores Kosmos naufragó durante un temporal en Punta Norte de la isla Guamblin, en Aysén. En sus bodegas iban 12.000 toneladas de cobre, 2.000 de plata y un millón de libras esterlinas en barras de oro. Inspecciones en el lugar confirmaron que el barco estaba a sólo 10 metros de profundidad, pero al borde de una pendiente hacia una profunda fosa oceánica. En 1905, un expedicionario de apellido Pesce logró rescatar cerca de 15 mil libras de la valiosa carga, pero a un caro costo: dos integrantes del equipo de buzos murieron en las operaciones. Comenzó a cundir la creencia de que el "Sakarah" no soltaría con facilidad su tesoro, y se encargó de demostrarlo en una segunda expedición de 1907, en la que, intentando abrir su casco con dinamita, la explosión hizo caer al barco varios metros más hacia el fondo, perdiéndose otra vez. En 1917, ya localizado, una sociedad formada por Max Jensen, Luis Ahnfelt y Carl Sundt organizó su propia expedición de casi 30 miembros, alquilando la barca "Melipulli" y el vapor "Chacao", logrando rescatar varias barras de oro que Jensen llevó hasta Puerto Montt, donde las vendió. Sin embargo, la negativa del "Sakarah" volvió a hacerse clara, cuando dinamitaron el casco y las explosiones empujaron al navío hasta lo profundo del abismo, perdiéndose otra vez en la oscuridad submarina. Nunca más se vio hasta el año 2012, cuando el chatarrero chilote Carlos Trujillo aseguró haber obtenido de unos buzos los restos de claraboyas, fierros y proyectiles pertenecientes al "Sakarah", llamando la atención de los medios e incluso de la National Geographic. Sin embargo, jamás pudo emostrar que pertenecían al perdido navío, ni la ubicación precisa en que habían sido encontrados.
Nave pirata, como pudo ser el "Trinidad". Fuente: Ligasmayores.bligoo.com.
El "Trinidad": Originalmente se llamaba "Santísima Trinidad", hasta que fue capturado en el Istmo de Panamá por el pirata inglés Bartholomew Sharp, saqueador despiadado de la ciudad de La Serena que, curiosamente, fuera fundada como San Bartolomé de La Serena, con el mismo patronato del nombre del bucanero, como lo hizo notar alguna vez don Domingo Amunátegui. Tras rebautizar "Trinity" al gran barco velero y convertirlo en su nave insignia, con él atacó la ciudad. Sharp llegó con sus 150 hombres a invadir el puerto de Coquimbo el 13 de diciembre de 1680, y al día siguiente La Serena. Pudo tomarla casi sin problemas, pues la defensa colonial de la misma no se encontraba presente al momento de su arribo, desplazada hacia el Sur en un error estratégico por concentrar las defensas en Valparaíso y Concepción. Los piratas robaron todos los pertrechos y alimentos que encontraron, tomaron rehenes, asesinaron a ciudadanos inocentes y exigieron un exagerado pago de 95.000 reales por liberar a los prisioneros, que al ser imposible de cubrir por los serenenses sirvió de excusa para encender fuego a varios edificios, casas e iglesias, mientras los habitantes huían a los campos interiores. Tras complacer su rapacidad criminal, Sharp y su botín partieron hacia el archipiélago Juan Fernández, para seguir con sus tropelías. Dejó tal trauma en La Serena y Coquimbo que, según se recordaba en la región, algunos creían ver el espejismo de su infame y pavorosa nave regresando a las costas después de su ataque, causando pánico por bastantes años más después de su incursión. El "Trinidad" pasó a ser sinónimo de espanto y de horror en aquellas costas, y de su malvada aventura en ellas también quedó instalado el dicho popular "¡Llegó Sharp a Coquimbo!", corrompido en "¡Llegó charqui a Coquimbo!", para referirse a la llegada de un indeseable a algún lugar o una visita tan desagradable como inesperada.
El "Wateree" varado. Archivo del U.S. Naval Historical Center Photograph.
El "Wateree": Fue un vapor de rueda naufragado en el terremoto de Arica de 1868, en cuyas calderas abandonadas alguna vez se  oían quejidos fantasmales y ruidos extraños como de máquinas o de sirenas navieras. El USS "Wateree" pertenecía a la Armada de los Estados Unidos y tenía pocos años de funciones cuando varó a Norte de la ciudad de Arica, entonces peruana, arrojado el maremoto que siguió al gran sismo. Un nuevo terremoto con tsunami lo arrastró en 1877 hasta Playa Las Machas, destruyéndolo casi por completo. Con el tiempo, los robos de material y la corrosión, sólo quedaron los restos de su caldera que aún pueden observarse, alguna vez trasladados hasta la ex Isla Alacrán y después regresados al sector de Playa Chinchorro, también declarándoselo Monumento Histórico Nacional. Hubo, antaño, supuestas historias de sonidos extraños que provenían de la caldera abandonada del "Wateree" en esa vieja época, como si los mecanismos y motores espectrales a los que perteneció funcionaran otra vez, o como si almas en pena aún rondaran alrededor de él, aunque esta leyenda prácticamente ya se ha perdido en nuestra época. Para más información sobre el "Wateree" y sus calderas, clic aquí.

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