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LA DESAPARECIDA "PIRÁMIDE" DEL CAMINO DE SAN PABLO... Y OTRO MONUMENTO PARA EL CONSUELO

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"Pirámide" original de San Pablo con Brasil, en fotografía de Walton, 1915.
Coordenadas:  33°26'5.22"S 70°39'53.60"W (obelisco original, destruido) / 33°26'10.39"S 70°39'53.81"W (segundo obelisco, ubicación antigua) / 33°26'4.32"S 70°39'47.12"W (segundo obelisco, ubicación actual)
Hasta el siglo XVIII, los caminos de Santiago a Valparaíso eran dos: el original Camino de Chile o La Cañadilla de la actual avenida Independencia (por la que habían llegado incas y españoles), que iba a Tiltil, Caleu, Cuesta la Dormida y desde ahí hacia la costa; y un camino de carretas construido en el siglo XVII desde el Callejón de Padura (llamado después calle del Campo de Marte y hoy Almirante Latorre) hasta el sector de Chuchunco en el borde de Santiago, desde ahí a Melipilla y luego al puerto, siendo llamado Camino de las Carretas.
Ambas rutas eran en extremo difíciles y agotadoras, además de hacer grandes desvíos, resultando clara la necesidad de construir una buena vía y más directa uniendo ambos destinos. El Camino de San Pablo fue la solución que procuró el gobierno del Marqués don Ambrosio O’Higgins, trazándolo sobre el anteriormente llamado Sendero de las Cuestas, viejo camino de viajeros y arrieros de mulas o caballos que partía en la calle de San Pablo, seguía por Pudahuel, Lo Aguirre, la Cuesta Lo Prado, Curacaví, Cuesta Zapata y finalmente la costa. El plan lo encargó al ingeniero José Hidalgo, partiendo desde un sector llamado Quebrada de las Zorras.
San Pablo era una calle que partía a un costado del gran Basural de Santo Domingo, en el actual barrio de los mercados. Recibió su nombre por la presencia en ella de la Plaza, la Iglesia y el Colegio de San Pablo, hacia donde están ahora el edificio PDI y la ex Cárcel Pública. Nació primitiva y originalmente como un cascajal del río en el que eran amarrados animales, siempre y cuando el ancho del caudal del día lo permitiera. Con la construcción los tajamares, el Mapocho redujo mucho la cobertura de sus aguas y el volumen de su cauce, y así dejó al descubierto el sendero pedregoso y rústico en la orilla, sobre el cual nació la calle más establemente y urbanizable.
En esta calle se estableció el que era, en principio, un pequeño templito, con una nave y un altar junto a la futura Plaza de San Pablo, que más tarde sería la iglesia principal y el Colegio, situados en donde se estableció después el Cuartel de Dragones. En el tramo del tajamar junto al río Mapocho se construyó también la Alameda de San Pablo, antiguo paseo del Santiago colonial y junto al cual los sacerdotes habían instalado molinos. El Colegio de San Pablo dejó de pertenecer a los religiosos tras la expulsión de los jesuitas en 1767, siendo convertido en un presidio y más tarde en el cuartel militar.
A todo esto, don Ambrosio O'Higgins (o Higgins, como solía firmar hasta sus últimos años en Chile) asumiría el mando de la gobernación chilena en 1788, después de expirar el año anterior su tocayo Benavides. Tomando rápidas providencias ante las amenazas contra la colonia del Valle del Mapocho, en septiembre de ese año el personaje inició una serie de gestiones para poder reunir los 150 mil pesos necesarios para el proyecto de construcción del nuevo tajamar pendiente, a partir de modificaciones al sistema de impuestos para yerbas, azúcar y el derecho de balanza, además de cobrar 121 mil pesos vacantes del tesoro del Rey originalmente orientados a la Casa de las Recogidas, curiosa institución dedicada a albergar y a rectificar mujeres que se consideraba de vida reprochable o libertina.
Monumento actual, en San Pablo con Almirante Barroso.
Casi en el mismo tiempo en que reconstruía los tajamares del Mapocho, don Ambrosio inició la construcción de la necesaria ruta a Valparaíso a partir de 1791, carretera que conectaba con calle la San Pablo. En ella participaron sucesivamente como ingenieros Pedro Rico, Joaquín Toesca y Agustín Cavallero. El proyecto tuvo grandes oposiciones de los propietarios de fundos que quedaban en el camino, además de la ciudadanía en general al decretarse el cobro de un peaje  en la entrada de Valparaíso (primer peaje de la historia de Chile) de cuatro reales por cada carreta y medio real por mula (la mitad si iban sin carga), para financiar la apertura y mantención del camino.
La calle de San Pablo cobró, así, importancia vital para la ciudad con la construcción del camino. Hacia fines de 1792, la obra ya estaba avanzada por Rico y el Cabildo iba a ordenar también el empedrado del camino en su último tramo donde tocaba la ciudad a través de San Pablo, precisamente. Se encontraba muy operativo ya en 1794, de acuerdo al trayecto que hace el viajero inglés George Vancouver; y para 1797, se hallaba totalmente habilitado al tránsito de carruajes. Solía ser llamado también Camino de las Siete Hermanas, Camino Real Santiago-Valparaíso y Camino del Caracol, y sus obras finales se extendieron hasta 1802.
Terminado el camino, un monumento conmemorativo iba a homenajear la enorme obra: en un sector del borde de la ciudad de Santiago en donde hubo pobres rancheríos coloniales llamado El Guangalí, la autoridad del Cabildo instaló un obelisco o "pirámide" de ladrillos y cal ubicado por la encrucijada de San Pablo con la Cañada de Saravia o de Negrete, actual avenida Brasil, y en cuya inscripción central se leía celebrando su presencia al servicio del reino:
"EL EXCELENTISIMO SEÑOR
D. AMBROSIO O'HIGGINS
BARON DE VALLENARY
MANDO HACER ESTE CAMINO
AÑO DE 1795"
Cerca de 60 o 70 años duró esta carretera como principal enlace entre Santiago y Valparaíso hasta el mejoramiento de las actuales rutas, permaneciendo la "pirámide" erigida como símbolo añejo de despedida para el viajero que salía hacia el puerto o bien como saludo y alivio para aquel que venía llegando por el mismo camino.
Vista general de la plaza de San Pablo y Barroso, desde la esquina opuesta.
Vista desde la plaza hacia la esquina opuesta, con el monumento de espalda.
Por este camino escapó hacia el poniente el Gobernador Casimiro Marcó del Pont en 1817, cuando casi quedaban echados en Chacabuco los destinos de la lucha entre independentistas y realistas. El electo Director Supremo don Bernardo O'Higgins, por singular paradoja, escogió el obelisco de San Pablo erigido por su padre para colocar en él un aviso público para los representantes del clero, los particulares y el propio pueblo chileno que habían empeñado sus objetos, joyas y alhajas de plata a favor de las arcas fiscales de la floreciente República:
"El 5 de marzo de 1818 se despojó solemnemente el pueblo de Santiago de todas sus alhajas y útiles de plata, protestando no adquirir otros mientras la Patria se hallare en peligro".
El Camino Real de San Pablo tuvo gran protagonismo durante este proceso emancipador y los primeros años del ordenamiento republicano. A la larga, su peaje era un seguro de paso por un buen camino, mucho menos riesgoso y oneroso que los otros disponibles y en donde se terminaban dañando las carretas y muriendo algunos de los animales durante cada travesía, argumento que esgrimió el propio Ambrosio O'Higgins en su momento para justificar el pago de tránsito. Además, su vástago don Bernardo fundaría el Mercado de Abasto justo en la desembocadura de la calle San Pablo, en donde estaba el mencionado basural y donde ahora se ve el Mercado Central de Santiago, facilitando con ello el comercio de productos agrícolas y ganaderos llegados a Santiago.
San Pablo fue, también, un camino donde se fueron estableciendo rústicas rancherías, fondas y ramadas, toldos para atender viajeros en las afueras. Del mismo modo, fue escenario frecuente de grescas y asaltos, como recuerda Sady Zañartu en "Santiago calles viejas":
"...la vía de San Pablo acentuó su carácter villano, por las grescas que continuamente se armaban con el transit0 de los viajeros, entre los que nunca faltaban capataces borrachos e indisciplinados marineros. Numerosas bodegas levantaban sus aleros a la vera del camino, mostrando los portones como boquetes de enormes pipas, que convidaban con el tufillo a un taco 'entre pecho y espalda'. Además, el trajinero se encontraba como en el último patio de su casa, pues el derecho de hacer lo que a cada uno le daba la gana parecía haber resuelto el problema social de la propiedad, según era la confianza que cada cual tomaba lo que pertenecía a otro. Una dueña nunca estaba segura de las flores que aromaban su balconete, y menos de los secretos de los tarambanas. Para andar por allí había que criar garbo, perorar con palabras recias, mirar a la 'gallada' de soslayo y escupir por el colmillo, a trueque de que saliese encumbrado por la baranda, entre los gritos de los chiquillos el cantar chinganas".
Desde tiempos previos a la Guerra del Pacífico, la placa con la señalada inscripción ya era apenas legible, pues dice don Benjamín Vicuña Mackenna en su "Historia crítica y social de la ciudad de Santiago" que, para 1868, lo único que podía distinguirse de ella era: "...de Vallenary, mandó hacer este camino, año de 1795". El mismo intelectual haría mejorar la inscripción y recuperarla durante su período en la Intendencia de Santiago (1872-1875), al igual que la placa de los Tajamares de la "pirámide" del Mapocho y la piedra inaugural del Puente de Cal y Canto. Empero, el estado del monumento ya no era el mejor, pues dice Ramón Briceño que la obra "hoy se conserva algo descuidada", en su "Repertorio de antigüedades chilenas" de 1889.
Por su ubicación respondiendo al antiguo y ancho trazado del Camino de San Pablo, al irse urbanizando el sector que corresponde actualmente a Plaza Brasil y su entorno, el monumento quedó en la calzada, bloqueando una parte de la calle como se observa en fotografías del "Álbum de Santiago" de Jorge Walton, de 1915. Las líneas del tranvía debían pasar a sólo centímetros del mismo monumento colonial.
Plaza alusiva al mensaje inaugural de la primera "pirámide".
Punto de referencia para mensuras y delimitaciones de la ciudad, el monolito fue incapaz de resistir más al tiempo ni al acoso del progreso y de los terremotos, acabando demolido y retirado. Poco después, en un lugar cercano pero que no correspondía al preciso donde estuvo el anterior, se erigió un monolito vagamente parecido y que conmemoraba el recuerdo de la construcción del Camino de San Pablo por O'Higgins, al parecer con la antigua placa original de inauguración que había recuperado Vicuña Macenna. Esto ha generado errores y confusiones, al creer que dicho monolito correspondía al original de don Ambrosio.
El nuevo monumento estaba, más precisamente, en la intersección de las calles Brasil con Rosas, en un área despejada donde se habilitó después la pequeña Plazoleta Irlanda, suponemos que así llamada por referencia a la nacionalidad del Gobernador O'Higgins. Es allí donde lo ve, ya en 1945, la autora Graciela Illanes Adaro, según comenta en su "Santiago legendario y artístico". No era el mismo primer monolito hecho por don Ambrosio, entonces, a diferencia de lo que sugieren algunas fuentes dispersas por internet e incluso escritores como René León Echaíz, pero en él se perpetuaba la señalada inscripción inaugural que, con el tiempo, también desapareció de allí.
El monumento del obelisco trunco, por entonces motado sobre doble grada (dos escalones), fue desarmado y sacado desde allí durante unos trabajos de remodelación de épocas más recientes, y acabó trasladado hasta la plazoleta de San Pablo con Almirante Barroso, montado sobre una tercera y mayor grada que sirve de base. Había sido restaurado por la Municipalidad de Santiago y el Instituto de Conmemoración Histórica hacía muy poco siendo reinaugurada en 2002, ocasión en la que, bajo la copia de la placa inaugural y de un medallón de bronce con el perfil de Ambrosio O'Higgins con firma de un artista Echeverría, se había instalado un mármol con la siguiente leyenda:
"INSTITUTO DE CONMEMORACIÓN
HISTÓRICA DE CHILE
AMBROSIO O'HIGGINS
BARÓN DE BALLENARY Y MARQUÉS DE OSORNO 1720-1801
GOBERNADOR, PRESIDENTE Y CAPITÁN GENERAL
DEL REINO DE CHILE 1787-1795
VIRREY DEL PERÚ 1798-1801
DURANTE SU GOBIERNO SE CONSTRUYÓ EL CAMINO REAL
DE SANTIAGO A VALPARAÍSO QUE SALÍA DE ESTE SITIO.
PADRE DE NUESTRO LIBERTADOR BERNARDO O'HIGGINS.
I. MUNICIPALIDAD DE SANTIAGO
COMUNIDAD IRLANDESA DE CHILE
2002"
Hubo cierto desagrado entre los residentes de estos barrios por el traslado del monumento, aunque en interpretaciones más rigurosas es indiscutible que su actual ubicación, en calle San Pablo y a una cuadra de Brasil, es históricamente más apropiada que la anterior de Rosas, pues queda más cercana a la que tuvo el monumento original de don Ambrosio en esta misma calle. Su placa con el mensaje inaugural de 1795, sin embargo, no es la original, no quedando nada ya del primer monumento en éste, entonces.
El monolito no es lo único que queda recordando la ruta colonial que hiciera construir don Ambrosio en la Colonia Tardía: una fracción del viejo camino a Valparaíso sobrevive junto a la actual Ruta 68, a espaldas del Cementerio Parque Canaán, con el nombre que tuvo en tiempos coloniales y como vestigio o retazo histórico de aquella época: San Pablo Antiguo. Básicamente, además, la Ruta 68 mantiene la línea general del viejo camino desde que entró en plenas funciones hacia los años treinta, siendo terminada a fines de la década del setenta.
Medallón de bronce y placa del 2002 instalada en el monolito.

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