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ORIGEN DE UN TOPÓNIMO: EL PARQUE Y EL CALLEJÓN DE LOS ESTANQUES DE PROVIDENCIA

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Coordenadas: 33°26'6.89"S 70°36'34.36"W
La calle Los Estaques apareció en los planos urbanos funcionando como el callejón de acceso al gran predio que estaba en el sector entre las avenidas Pedro de Valdivia, Pocuro y Manuel Montt. Hacia el Norte de este cuadrante suburbano, existía también un terreno surgido de la urbanización de viejos fundos, donde se construyeron los actuales conjuntos habitacionales alrededor de la Plaza Ambrosio del Río. Este terreno es, en el trazado urbano, la continuación connatural del Parque Inés de Suárez desde Francisco Bilbao y Pocuro.
Dentro de este terreno había grandes estanques contendores de agua que pertenecieron por largo tiempo a la Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias (EMOS), razón por la que el lugar era llamado Plaza o Parque de los Estanques. Así recibió el nombre también la callejuela de acceso al mismo recinto, manteniéndolo hasta ahora a pesar de que la entrada a los estanques está cerrado por un gran murallón con viejos portones, al fondo de la misma. El vecindario en que se encuentra la calle Los Estanques también ha sido conocido como el Barrio de los Estanques.
Echando cuentas sobre su historia, el poblamiento de este sector de Santiago comenzó hacia fines del siglo XIX, con la apertura de la actual Pedro de Valdivia. Dice Fidel Araneda Bravo en "Crónicas de Providencia. 1911-1938" que ya entonces se habilitó el predio del estanque y el callejón de marras. Alimentados con aguas de Laguna Negra, si bien los primeros estanques podían remontarse a 1894-1895, posiblemente el principal que hubo allí tuvo relación con un proyecto de la casa Philipp Holzmann & Cía. propuesto hacia 1913, para abastecer mejor a la zona construyendo un contenedor más grande y más alto que los que existían allí, según se deduce de un documento publicado ese año titulado "Obras de aumento de la dotación de agua potable para Santiago: Propuestas presentadas, informe y resolución", de la Empresa de Agua Potable.
Callejón de los Estanques en plano publicado por el Estado de Chile en 1929.
Vista actual del Parque de los Estanques, al centro, el Google Earth.
Hacia el lado de Antonio Varas quedó ubicada también la suntuosa casona de la administración del servicio sanitario de aguas. Más tarde, se completó una planta de producción y distribución de agua potable establecida para abastecer a las nuevas villas que iban apareciendo en la comuna de Providencia. Allí se ejecutaría también la recolección y tratamiento de aguas servidas, funciones que eran la carga modal con la que el terreno e inmueble fue entregado a los antecesores EMOS y que tiempo después fuera traspasado a la empresa Aguas Andinas S.A. como continuadores legales de estos servicios. Veremos, sin embargo, que la firma después intentó cambiar el destino de esta propiedad para abrirle espacio a ambiciosos proyectos inmobiliarios.
En los años treinta y cuarenta, el llamado Callejón de los Estanques comenzaba en Avenida Pedro de Valdivia a la altura del 1301, y terminaba en la ex calle José Tocornal, hoy Marchant Pereira, altura del 1302, como se informa en el "Plano de Santiago DAK IV Centenario", de 1941. No existía aún la prolongación de Los Estanques hacia el oriente, que actualmente se ve desde Pedro de Valdivia hasta las cercanías de Ricardo Lyon. Sí llama la atención que la calle Tocornal de entonces estaba cortada al tocar con el terreno donde están los contenedores de agua, pero justo empalmaba en su final el Callejón de Los Estanques. Hoy, ese empalme ya no existe, al menos no para el tránsito abierto: está cortado por el vértice del terreno cerrado del parque, que separa Los Estanques con Marchant Pereira.
En esos años y hasta más o menos la misma época de los cuarenta, todavía existían los viejos estanques de agua potable y al descubierto, que algunos niños usaban como piscina saltándose los muros del perímetro en los días de temporadas calurosas, según se recuerda. En sus "Memorias de pantalón largo", el escritor Carlos Ruiz-Tagle reconoce haber sido uno de esos chiquillos que se metían por entonces en ellos para nadar y refrecarse.
Murallón y portón al fondo de calle Los Estanques, cerrando en paso al parque.
Vista de parte del estanque de cámara circular dentro del parque.
Hacia mediados del pasado siglo, comenzó a elaborarse un proyecto para mejorar las estructuras y con ello el abastecimiento de agua del sector, pues la diferencia de niveles entre los estanques y algunas áreas urbanizadas dificultaba el escurrimiento. También se cerrarían los estanques, convirtiéndolos en depósitos de cámara. Desde las vistas aéreas se pueden ver las tres grandes áreas, destacando el círculo del actual estanque al oriente y las arboledas que lo rodean.
Sin embargo, el estatus de área verde que hoy se le reconoce al Parque de los Estanques data más o menos de mediados de los años setenta, época en que las controversias políticas y diplomáticas llegaron también a la calle Los Estanques, por ser aquella donde se ubicaba la Embajada de Cuba que casi fue asaltada durante el período del alzamiento militar de septiembre de 1973, debiendo intervenir entonces el embajador sueco Harald Edelstam.
Este ex edificio de la Embajada de Cuba, una mansión de estilo británico del 1900, fue vendido sigilosamente a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en abril de 1992, por encargo a comisión del propio régimen castrista a un conocido empresario chileno vinculado a financiamientos políticos de ciertos grupos progresistas, quien operó como "intermediario" de la venta. Los mormones demolieron la vieja mansión de Los Estanques y construyeron en su lugar un soso edificio a espaldas de su gran templo con entrada principal por Pocuro, ocupando así unos 18 mil metros cuadrados.
Esquina de Los Estanques con Pedro de Valdivia.
Vista de Los Estanques hacia el poniente.
Cerca de la mitad de la cuadra de Los Estanques, por el costado Norte, también se construyeron dos proyectos inmobiliarios residenciales hacia 1995. Sin embargo, después que los estanques de aguas pasaran en 1999 a la propiedad de Aguas Andinas (al ser privatizado EMOS), cuyo mayor accionista es la compañía española Aguas Barcelona, nuevos proyectos inmobiliarios y privados comenzaron a acechar al parque.
Hacia el año 2002, los propios vecinos del barrio comenzaron a trabajar en favor de convertir el parque en un área verde abierta y pública, naciendo así el Comité de Defensa Parque Los Estanques. Sus expectativas se estrellaron con los intereses de proyectos particulares, logrando detener un plan para construir 10 torres en ese terreno. El reconocimiento de área verde para sus de 7,7 hectáreas (77.600 metros cuadrados), fue reafirmado en el Plan Regulador Comunal de 2007, bloqueando este plan de ambiciones persistentes sobre el muy buen valor del suelo en esta comuna.
Parecía marchar bien el proyecto de un parque comunitario, cuando la Ley General de Urbanismo y Construcciones de 2004, particularmente el artículo 59, caducó en el año 2010 la reserva de terrenos de utilidad pública consultados en planes reguladores comunales, intercomunales y seccionales. Echando manos a esta situación, Aguas Andinas consiguió que un dictamen de la Contraloría exigiera a la administración municipal de Providencia establecer condiciones urbanísticas en el mismo terreno. Aproximadamente 14 torres eran proyectadas ahora, en un negocio que se calculó en unos 240 millones de dólares y que fuera seriamente cuestionado, por exceder el rubro formal de actividades comerciales de la empresa de aguas.
La Municipalidad de Providencia (que en esos momentos era sospechosa de actuar como virtual cómplice de los planes) reaccionó presentando un recurso de protección por el entonces alcalde Cristián Labbé, pero el dictamen de la Contraloría fue ratificado por la Corte de Apelaciones. Los vecinos incluso realizaron protestas contra la decisión, viendo como algo inminente la destrucción del Parque de los Estanques. Sin embargo, ya en tiempos de Josefa Errázuriz en la alcaldía, el recurso fue acogido por amplia mayoría de la Tercera Sala de la Corte Suprema, a fines de enero de 2013. El mismo fallo reconoce en el parque una condición oficial de área verde, vigente cuanto menos desde 1975.
Casa ya desaparecida, al fondo de calle Los Estanques.
Aspecto exterior de las residencias de la calle, cerca del parque.
Pese a todo, el vecindario sigue transformándose simbólica y materialmente. La misma Municipalidad de Providencia accedió ese año 2013, por petición de la Embajada de Suecia y de la Corporación Harald Edelstam, a revisar una solicitud para el cambio de nombre de la calle Los Estanques por el del diplomático sueco Harald Edelstam. Aunque la pretensión de cambiar nombre de la calle responde al interés de homenajear la labor del ex embajador ayudando a rescatar perseguidos políticos chilenos y extranjeros en 1973, parece un tanto impropio que se elija esta vía para alterar su nombre que es un reflejo histórico y toponímico amplio de la semblanza de Providencia, sustituyéndola por un caso puntual de hechos históricos como el que respalda esta idea del cambio: la señalada protección diplomática sueca que Edelstam procuró a la Embajada de Cuba, que ya ni siquiera existe allí. Hubiese sido mucho más interesante, quizás, proyectarle un homenaje en el futuro parque abierto, en este caso, en lugar de seguir con la tacaña política nacional de ahorrarse monumentos, placas o monolitos simplemente cambiando nombres de calles.
Por otro lado, el verano 2016 una propiedad situada justo al final del pasaje y frente al edificio mormón, fue demolida y despejada a la espera de otro proyecto inmobiliario, lo que dejaría el lado Norte de la calle con los edificios desplazando ya a las viejas casas. Esto a despertado nuevas quejas en el vecindario, ya bastante afectado por los súbitos aumentos de la densidad poblacional local.
Hoy, a pesar de todo, la calle Los Estanques sigue siendo un apacible rincón de casonas elegantes sin llegar a ser palaciegas; lugar de jardines bien cuidados, de árboles viejos, como oasis sobreviviente de la quizás mejor época de esplendor de Providencia. Esperemos la habilitación de la gran área verde del Parque de los Estanques con paseos, implementos, mobiliario y mejores arboledas al final de la actual calle homónima, resguardando así un histórico y originario pedazo de la comuna en este lugar casi escondido entre el entorno urbano.

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