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UN TEMPORAL DESCENSO PARA LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN EN LA CATEDRAL METROPOLITANA

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Detalle de la Asunción de la Virgen María en álbum de Walton, 1915.
Coordenadas: 33°26'15.31"S 70°39'4.78"W (ubicación histórica) 33°26'15.49"S 70°39'8.47"W (ubicación temporal actual)
Somos una generación, primera después de un siglo, que tendrá la oportunidad de ver y tocar la colosal imagen de la Asunción de la Virgen que pasó toda la centuria pasada y parte de la actual arriba de la Catedral de Santiago, templo consagrado a ella. Se la halló en todo este tiempo coronando el frontón central de su fachada hacia la Plaza de Armas, apareciendo en todas las fotografías turísticas y postales del templo hasta el fatídico Terremoto de 2010, que puso en peligro su aparentemente sólida estabilidad y resistencia.
Como no todos están al tanto de que está desmontada, descendida a nuestro suelo profano y actualmente en exhibición con gran cantidad de información sobre la misma, recomiendo ir a admirar esta magnífica y artística figura al alcance del tacto, por ahora dispuesta atrás del templo y a un costado, más cerca de sus puertas traseras (calle Bandera), esperando la hora de su regreso a las alturas del mismo edificio. Algunos devotos ya ha comenzado a llevarle flores e ir a orar a sus pies, sintiendo el impulso irresistible de la fe popular.
La hermosa figura es de fabricación italiana y fue solicitada para los últimos trabajos de remodelación del templo que serían realizados por el arquitecto Ignacio Cremonesi (también italiano) entre 1898 y 1906, los que le dieron el aspecto definitivo al edificio. Tras llegar a Chile la imagen, se la colocó al centro de la fachada por representar la entidad para la cual estaba consagrado el templo, pero fue acompañada en este frente por otras dos imágenes: El Apóstol Santiago (patrono de la ciudad) a la izquierda y Santa Rosa de Lima (patrona del Nuevo Mundo) a la derecha. Ambas son más pequeñas que la figura mariana y se ubican en posiciones más bajas que la suya.
La Virgen al centro, en el boceto de Cremonesi hacia 1900.
La Asunción de la Virgen es la representación de una alta y estilizada Virgen María, con una mano izquierda arriba buscando la luz del ascenso celestial y la otra baja y más reposada, como si aún permaneciera en este mundo de los hombres. No es exactamente como las famosas representaciones pictóricas hechas por maestros italianos como Tiziano, pero sí muestra a la Virgen en la tradicional escena de los ángeles llevándola al Cielo, como se establece en el dogma: montada sobre una nube, de la que salen rostros de pequeños querubines alados y de rostros infantiles. Las facciones de la imagen son realmente bellas, de gran hermosura y diría que muy delatadora del lugar donde se fabricó, pues la mujer italiana que quizás haya servido de modelo al artista tenía esa característica nariz itálica, grande y proporcionada, perfecta, además de corresponder a un rostro joven de boca pequeña y mejillas redondeadas.
La enorme figura mide 4 metros 36 centímetros desde la base hasta la cabeza, y en su parte más ancha (extremos entre los brazos) la figura mide 2 metros 71 centímetros. Sin embargo, estaba montada en lo alto sobre un artístico plinto con cabeza de ángel al centro, que levantaba la figura 1 metro y 92 centímetros más. Este pedestal, hecho de albañilería, es el que resultó gravemente dañado en el terremoto, lo que, unido al deterioro acumulativo por el paso del tiempo, obligó a desmotar la figura sin que existan en él en la actualidad la cara del ángel querubín que tenía al centro ni mucha de la demás decoración con que contaba.
No obstante su altura y su aspecto macizo, la Asunción de la Virgen pesa sólo 280 kilogramos, considerablemente menos que varios monumentos de Santiago bastante inferiores en tamaño. La explicación de esto se encuentra en el hecho de que la imagen está confeccionada en un artístico y profesional trabajo de repujado frío de placas de cobre, armadas y ensambladas formando la figura soportada por una estructura interior de perfiles y armazón de hierro apernado. La imagen está vacía en su interior, lo tanto. Sólo la cabeza, los pies y las manos están hechas con bronce vaciado en molde.
Como dijimos, con el terremoto del 27 de febrero de 2010, la Asunción de la Virgen se tambaleó amenazante en su lugar de tranquila observación de la ciudad, aunque resistió firmemente en su posición, como el valiente soldado de Pompeya muerto sin abandonar su guardia. Empero, la base de la figura quedó tan destruida que se hizo urgente sacarla de su sitio mientras se restaurara y limpiara el edificio del templo. En esta circunstancia, se implementó un plan común del Ministerio de Obras Públicas con la Universidad Internacional SEK, a través de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural, para someter a un completo trabajo de restauración la Asunción de la Virgen.
Vista de la imagen tras el terremoto de 2010, con la base y pedestal arruinada.
Trabajos de desmonte y descenso de la figura, en archivos del Consejo de Monumentos Nacionales.
Detalle de la base del la Asunción, con la nube y los querubines.
Tras ser desmontada con grandes esfuerzos por grúas y varios operarios expertos, se procedió a desarmarla y darle limpieza. En esta ocasión se verificó que algunos de los remaches de anclaje estaban sueltos o simplemente ya no existían. Luego todos estas décadas allá en la altura había adquirido un color oscuro y muy opaco, que fue limpiado por los restauradores. Se determinó que mucha de esta costra estaba formada por polvo endurecido y por excrementos de las palomas que tradicionalmente habitan en la Plaza de Armas.
A consecuencia de esta limpieza ejecutada con herramientas mecánicas no abrasivas, cepillos, jabón neutro y con productos químicos en el caso de la corrosión interior, se reveló el color que actualmente tiene otra vez la figura: un ocre rojizo y oscuro por el material del cobre, al que se aplicó una capa especial de aislante acrílico para impedir nuevas adherencias de sustancias y partículas. También se arreglaron las imperfecciones, como perforaciones del material producidas por el tiempo, de la misma manera que se repararon ciertas abolladuras que tenía la imagen.
Así es que, mientras escribo esto, se encuentra en exhibición dentro del templo la enorme figura de la Asunción de la Virgen María que por tantos años pudimos ver sólo desde la distancia o levantando el cuello, apenas distinguiéndola, y así crecimos creyendo que jamás estaría al alcance de las yemas de los dedos... Aquí está entonces, para conocerla por primera vez tan de cerca, antes que regrese a su divina y soberana altura.

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