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Vista del sector aproximado donde está la actual Plaza Balmaceda, en la curva de Matucana hacia el Barrio Mapocho, tomada en el antiguo recinto de la primera Estación Yungay hacia 1870, con el cerro San Cristóbal de fondo. Fuente imagen: fotografía de Eugène Maunoury del Archivo Visual de Santiago.
Coordenadas: 33°25'38.81"S 70°40'42.04"W
Algunas entradas más atrás repasé un poco sobre la historia de la desaparecida Estación Yungay, frente al barrio del mismo nombre allí en los deslindes de la comuna de Santiago y la Quinta Normal, por los orígenes de la avenida Matucana. Corresponde ahora hablar de la plaza que se encuentra exactamente al frente del ex complejo, y que tenía mucha relación con la actividad de ese ferrocarril, como veremos.
Esta plaza de forma triangular ocupa un área de unos 70 a 80 metros por lado dentro de la cuadra, delimitada por las calles Presidente Balmaceda, la cola de la avenida Carrascal (que llega hasta este punto como residuo de la larga calle principal del mismo nombre) y la desembocadura de calle Maipú. Se encuentra justo en donde comienza la vuelta de avenida Balmaceda hacia Matucana, en un barrio obrero y semi-industrial profundamente influido por la actividad ferroviaria que dominó por tantos años este mismo sector que antes era, más o menos, el límite de la ciudad con los terrenos chacareros y arrabaleros del mítico Chuchunco.
En 1915, sólo un lustro después de la introducción del tranvía eléctrico y ya entrando en funciones las líneas de ferrocarril en la Estación Mapocho, fue construida la flamante Estación Yungay para pasajeros, curioso edificio situado al frente del recinto que nos importa y del que sólo quedan algunas ruinas en nuestros días. A la sazón, la plaza no existía como el recinto verde y de esparcimiento que hoy existe allí, siendo sólo un espacio medianamente baldío y cercado por antiguas casonas de un piso, donde tendría lugar un verdadero caos vial provocado por el paso de los tranvías y el paso de los usuarios que iban o venían a la estación.
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Vista de la Plaza Balmaceda durante trabajos de remodelación a mediados 2012.
Empero, ya entonces se contaba con un estudio presentado en 1913 por la Inspección de General de Ferrocarriles de la Dirección de Obras Públicas, donde se proponían varios mejoramientos al sistema ferrocarrilero interurbano y al tranviario, entre los cuales estaba la construcción de la actual plaza en el punto de arranque de los tranvías locales próximos a la estación. Decía allí que este terreno debía ser ampliado en forma de una plaza, aliviando así la congestión de tráfico existente en el lugar, por lo que es de suponer que de esta intención debió nacer la misma, considerando que ése fue su servicio y utilidad facilitando el uso del transporte urbano, como veremos.
Es el tiempo, además, en que las suntuosas y aristocráticas casas del barrio decimonónico ya estaban pasando a manos de estratos más populares de la sociedad chilena, mientras que la avenida frente a la Estación Yungay se consolidaba como punto de tránsito y parada para innumerables líneas del tranvía de Santiago, principalmente los recorridos "Yungay-Mercado" y "Yungay Portugal". Todavía quedan algunos restos de las líneas férreas en algunas calles antiguas de estos barrios.
El caos de tranvías y personas era grande en aquellos días, por lo que parece ser la razón de haber tomado la decisión de trasformar la plazoleta vieja y esa cuadra completa, ordenando la construcción de la actual plaza amplia en este sector justo enfrente de la terminal. Esto sucede hacia 1930, según el testimonio de los vecinos, aunque no puedo dejar de mencionar que otros residentes aclaran que la plaza como tal, con árboles y aspecto de parque, aparece recién junto con los trabajos realizados en el sistema del ferrocarril en la zona durante los años cuarenta o después, pues hasta entonces había sido sólo una pequeña plazoleta de escaso verdor y de aspecto duro.
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Restos de la antigua estación, al final de avenida Balmaceda y justo frente a la plaza.
El espacio de la plazoleta frente a la estación, entonces, facilitaría la circulación de los tranvías, el abordaje de los mismos y los cambios de dirección dentro de la red de líneas tendidas sobre esas calles de adoquines, al tiempo que daba un espacio con árboles y senderos para los paseantes o vecinos que miraban desde esta tranquilidad el ajetreo incesante de humanos y vehículos eléctricos.
Sin embargo, puedo confirmar un detalle interesante que también aparece mencionado en la colección de escritos titulada "Voces del Barrio Yungay" (Universidad de Arte y Ciencias Sociales, 2009), respecto de que los residentes más antiguos del mismo barrio aseguran que ésta se llamaba originalmente Plazoleta Yungay o Plaza Estación Yungay -algo verosímil considerando que está al frente de la estación homónima- y no Plaza Balmaceda o Plaza Presidente Balmaceda como es llamada ahora.
Este segundo y definitivo nombre del infortunado ex mandatario chileno lo parece haber recibido la plaza hacia los años sesenta o setenta, coincidiendo con la caída de la importancia de la Estación Yungay y quizás para distinguirla del mismo nombre que se da también la cercana Plaza del Roto Chileno en el Barrio Yungay, así como por la influencia nominal de la propia avenida Presidente Balmaceda. Sin embargo, no es algo menor que aparezca mencionada todavía como Plaza Estación Yungay en el trabajo "Las Plazas de Santiago" de Jaime Matas, Andrés Necochea Vergara y Pilar Balbontín Vicuña, publicado en 1983, de modo que el uso de este nombre pudo desaparecer recién en los años del cierre de la Estación Mapocho o aun después. Por desgracia, nuevamente la memoria de los veteranos vecinos no se hace muy confiable en estos detalles.
Vista del sector poniente de la plaza, ya remodelada, esquina de Balmaceda con Carrascal.
La plaza fue por muchos años sólo un sencillo gran jardín de césped y árboles, entre los que destacan sus elegantes palmas chilenas, más algunas bancas en el sendero central. Es, adicionalmente, un testimonio de la transformación radical de la ciudad, pues uno de los costados de su triángulo está determinado por el "apéndice" que queda de la avenida Carrascal, inconexo ya con el resto de esa calle por los cambios viajes y el paso de la gruesa avenida Balmaceda hacia Matucana, en un fenómeno parecido al mismo tipo de "apéndice" que quedó para la avenida Mapocho al otro lado de la gran autopista, junto al Barrio Mapocho.
Con el tiempo, pasada la época del tranvía y advenida ya la de los microbuses, la plaza se marchitó bastante, volviéndose algo oscura y en alguna ocasión hasta fue usada como refugio de delincuentes, al igual que las antiguas instalaciones del ferrocarril al frente, que acabaron totalmente destruidas. Empero, en el año 2010 la Ilustre Municipalidad de Santiago la incluyó en el Plan de Recuperación de Plazas Barriales, destinándose 79 millones de pesos a mejorar la iluminación, remodelarla completa y realizar así su hermoseamiento general. Con ello se prestó al fin oídos a una petición que los vecinos venía realizando desde hacía muchos años, sin obtener respuestas satisfactorias.
El entonces alcalde Pablo Zalaquett reinauguró el lugar en agosto de 2012, presentando su nueva cara: Plaza Balmaceda es ahora más elegante y de más verdor, con algunos juegos infantiles y máquinas de ejercicios. Sigue rodeada de sus pintorescas residencias de época, pero también se nota ya el acoso y encierro de grandes edificios construidos a su alrededor, tendencia que tanto daño ha causado en el mismo sector de aquellos viejos barrios en la ciudad.
Vista hacia el sector de la plaza por Oriente, esquina de Balmaceda con Maipú. Se observan las torres que han comenzado a acercarse al cuadrante de la plaza, dentro del viejo barrio.