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REPORTE DE UNA VISITA AL MERCADO BENEDICTO DE ARICA Y SU BOLICHITO DEL BUEN COMER

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Coordenadas: 18°28'50.49"S 70°18'30.89"W
El Mercado Benedicto de Arica se reconoce por sus característicos galpones de calle Esmeralda 1190, en un terreno a la altura de la Población Pacífico y frente al Consultorio Médico Dr. Remigio Sapunar. Surgió a partir de una feria de abastos instalada allí hace unos 60 años, después dividida en poco más de 50 puestos. El ex militar, investigador y escritor J. Hugo von Gierke Kittsteiner recordaba en "Arica: presagio del futuro" que este sitio ocupado por el mercado había sido el "lugar en que tenía mi propiedad en el año 1950 y la noria que construí fue de diez metros de profundidad hasta llegar al nivel de agua". Dos años después de la fecha que señala, el terreno fue convertido en el actual mercado, colocándose sus primeros techos. Estaban por comenzar los buenos días del Puerto Libre, además.
Conocido también como Mercado Agustín Benedicto o Mercado Coronel Bendicto, su nombre es un homenaje al ex Comandante de Regimiento "Rancagua" y ex integrante de la Junta de Adelanto de Arica, el Teniente Coronel Agustín Benedicto. Con entradas por Esmeralda y por Juan Noé, sería el mercado más antiguo de la ciudad que permanece funcionando hasta nuestros días, proveniente de esa primera generación de ferias permanentes hechas para facilitar el abastecimiento de las crecientes poblaciones ariqueñas que iban creciendo alrededor del sector central e histórico.
El Gobierno de Eduardo Frei Montalva fue autorizado por el Congreso Nacional en abril de 1967, para que cediera la propiedad fiscal del mismo centro comercial y del Mercado Tucapel a la Municipalidad de Arica, por la vía del Ministerio de Tierras y Colonización. Así permaneció como propiedad municipal hasta que los propios arrendatarios de los puestos lo compraron en el período 1986-1987, luego de fundar la Sociedad Mercado Benedicto Ltda. Desde entonces se le extendió parte de los techos, se ampliaron los pavimentos del suelo hacia el lado de calle Lautaro y se mejoraron los espacios de los extremos, a ambos lados del acceso, con muros más sólidos y seguros.
Uno de los establecimientos ubicado exactamente al costado del mercado en la dirección de Esmeralda 1194, justo haciendo esquina con Silva Arriagada y ocupando el local 53, corresponde a un popular boliche con el slogan "Lo rico día a día" y la promesa de ser "Atendido por sus propios dueños", como invitaciones a sus comedores. En la fachada también se observa el nombre: Mercado Benedictino Sociedad Comercial Ltda. Lo visité hace pocos años y tuve una buena impresión del mismo que quisiera plasmar acá.
El nombre oficial de este restaurante era "Unión Santos", y el jefazo de la cocina allí es don Santos Huarachi Pacci, con buen currículo como hombre de cucharones y sartenes. Aunque algunos locatarios del mercado preferían motejar al local sencillamente "El Santos", tengo entendido que hasta el año 2012 o un poco antes, se llamaba este expendio como "Santa Elena", con un cartel afuera presentándolo así, aunque no sé si correspondía entonces al establecimiento que había pertenecido a una histórica locataria llamada Benedicta Vargas o se trata de otro dentro del mismo mercado.
Don Santos no se hacía mucho problema con este asunto nominal, según me pareció: para eso puso su propio y vistoso cartel afuera y al costado, con el nombre del boliche, prefiriendo que los clientes vieran los orgullosos pergaminos que cuelgan en los muros interiores, como su fotografía exponiendo en la Muestra Gastronómica del Hotel Arica en 1997, su diploma de participación en el Seminario Internacional en Gestión Gastronómica de 2006 y su certificado de asistencia en los cursos de capacitación para atención de restaurantes y hoteles extendidos en 2011.
Por su ubicación formando parte de un mercado popular y por la calidad del menú que pude conocer en esa visita del año 2013, este local se me figura en cierta forma parecido al caso de "Juanito Ollas" en el Mercado Tirso de Molina de Santiago, por tratarse de una cocinería de buena categoría y con un experto chef, pero inserta en un pintoresco contexto popular de comercio con características de feria permanente y precios bastante accesibles.
Recuerdo que sus cartas ofrecían platos típicamente caseros que, tocados con la lengua, revelan un toque a medio camino entre lo popular y lo gourmet. Provisiones frescas de carne, verdura y demás ingredientes no le faltarían a esa cocina, con los puestos del mercado a sólo metros de ella. Por precios sumamente económicos se pueden pedir buenos platos de cazuela de vacuno, cazuela de ave, lentejas, pescado frito, pavo al horno, spaghetti a la boloñesa, picantes, pollo arvejado, reineta a la plancha o lomo con agregado, entre muchas otras ofertas que varía día a día pero que siempre se pueden acompañar con vino, cerveza o las típicas gaseosas. Además, el "Unión Santos" tiene desayunos desde muy temprano y ofrece durante todo el día café o té con bocadillos como sándwiches o torta de selva negra.
El local del restaurante tiene un salón comedor con acceso principal por calle Esmeralda, un acceso secundario por calle Silva Arriagada y una tercera puerta por el lado interior del mercado, costado por el que hay un aire casi parroquiano, con techos de caña tejida y mesas y sillas ligeras para ocupar bajo su sombra fresca. La cocina está atrás del mesón, por este mismo costado dotado de buenos ventanales que compensan la ausencia de vanos del local por el muro opuesto. Era un típico restaurante de barrio, como se advertirá de esta sucinta descripción.
El Mercado Benedicto, en tanto, permanece abierto a diario desde cerca de las 7 de la mañana hasta las 21 horas. Ha sido uno de los mercados ariqueños que resistió los vaivenes del comercio y la economía, mismos dolores que se llevaron ya a varias de las ferias permanentes del comercio popular de la ciudad. Su ambiente va más allá de los puestos de verduras, frutas, abarrotes o vituallas, por cierto, incluyendo cantantes populares, ventas de sándwiches varios, comida al paso con kepchup y mostaza, y jugos que aseguran ser "naturales". Así, actualmente ocupado por segundas o terceras generaciones desde los fundadores, el mercado ha sido premiado con fondos de desarrollo en más de una ocasión como sucedió -por ejemplo- en el año 2009, en el Concurso Nacional "Ferias Libres… La feria de siempre ahora mejor" de Sercotec, y luego un concurso en 2011, en el marco del Programa de Modernización de Ferias Libres ofrecido a nivel regional.
Los fondos fueron utilizados -entre otras cosas- para  cambiar los viejos techos de 1952, renovar los alcantarillados y capacitar administrativamente a los locatarios, además de otras mejoras que seguirán extendiendo la vida de este viejo mercado ariqueño, es de esperarse.

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