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Coordenadas: 20°30'51.76"S 69°21'40.57"W
Los oasis chilenos al interior de la Provincia del Tamarugal, en la Región de Tarapacá, mantienen memorias de una infinidad de personajes populares que forman parte de la historia de cada poblado en el que construyeron su recuerdo, pero resultando desconocidos para el resto del país e incluso en las ciudades más cercanas a estas localidades, infelizmente.
San Antonio de Matilla está en la comuna de Pica y a sólo unos pocos kilómetros más al poniente en el célebre vergel de los cítricos, frutas tropicales y piscinas cochas en medio del desierto tarapaqueño. Hace un tiempo comenté algo en este sitio sobre el fascinante pueblito matillano, a propósito de la desaparecida industria vitivinícola y del vetusto lagar colonial que existieron acá. Uno de estos curiosos personajes suyos es recordado frente a la esquina Sur-oriente de la Plaza de Armas de Matilla, a escasa distancia del templo de San Antonio: el Chino Lee, con un pequeño memorial instalado por la municipalidad y los propios vecinos.
Juan Lee, apodado cariñosamente el Chinito, era un comerciante de ese origen instalado en Iquique y en Matilla. En esta última localidad tenía un pequeño almacén de abarrotes y mercaderías varias, en una de las esquinas cerca de la plaza. Posible descendiente de esclavos culíes liberados en suelo peruano por los chilenos durante la Guerra del Pacífico, Lee era un hombre muy generoso, un benefactor, reconocido como un vecino solidario y caritativo, por lo que muchos matillanos le tenían especial afecto al personaje.
Al parecer, Lee tuvo una relación con el radicalismo en Tarapacá y un hermano llamado José lo ayudaba en las actividades de ventas y negocios. Es, en general, muy poco lo que se sabe en la región sobre lo que fuera su vida y su origen, a pesar del cariño que genera la casi leyenda de caridad asociada a su nombre.
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