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Fuente imagen: guioteca.com
Llama la atención el enorme despliegue publicitario que se ejecuta, en estos momentos, con relación al filme de terror "La Maldición de La Llorona" ("The Curse of La Llorona"), de Michael Chaves. Ayer fue estrenado formalmente al público, pero ya se ha insistido por semanas en promocionarlo, incluso en noticiarios y en canales de corte cultural, aprovechando en este último caso que se trate de un personaje que trasunta desde el elemento mitológico y folklórico al argumento y el propio título de esta obra de cine.
El nuevo filme da empleo a la Llorona, esa vieja y terrorífica figura asentada en el legendario de prácticamente toda Iberoamérica, muy probablemente con sus orígenes en México. Corresponde a la mujer fantasmal que vaga por las noches buscando a sus hijos perdidos y llorando o gritando de dolor, de manera espeluznante. No parece descabellado pensar que otro filme de terror anterior, "Mama" de Andrés Muschietti, también esté haciendo un eco arquetípico a la misma leyenda que ahora llega dramatizada en "La Maldición de La Llorona".
La primitiva Llorona que encontramos en el rico legendario mexicano, posible matriz de todas las versiones que se conocen, parece guardar relación con ciertas figuras femeninas de la religiosidad mitológica aztecas, zapotecas y mayas, que aparecen como seres provenientes del mundo de los muertos e intermediando ante los hombres vivos. La leyenda se moderniza con el mestizaje y la Colonia, especialmente con la historia de la náhuatle Malinche, la consejera y amante de Hernán Cortés. Así, se vuelve una mujer en perpetuo vagar fantasmal, en pena constante, llorando y lamentándose por sus hijos, los que perdió o bien debió asesinar en un acto de irracionalidad, suicidándose después o muriendo de pena.
De esa manera, el mito se expande en diferentes versiones por el continente y pero siempre refiriéndose a la mujer proveniente del inframundo que vaga por las noches llorando con espeluznantes gemidos causando pavor, en la inútil e interminable búsqueda de sus retoños, al grito sufriente: "¿¡Dónde están mis hijos!?". Es, en esencia, el mismo personaje al que se da trabajo ahora en el filme de Chaves, si nos fiamos por los varios trailers.
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