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Ilustración publicitaria de la antigua botella de la "Bilz".
Hace tiempo publiqué aquí una entrada dedicada a la gaseosa nacional "Sorbete Letelier", cuyo destino y continuidad en el mercado se encuentran en suspenso en estos momentos, tras una crisis de la embotelladora que lo producía y ante la desazón de sus devotos consumidores. Allí mencioné la existencia de varias otras marcas históricas de bebidas gaseosas chilenas, que han estado presentes por generaciones en nuestra industria y nuestro mercado.
Uno de los refrescos más antiguos de esta historia comercial es la "Bilz", bebida gaseosa que actualmente hace una dupla inseparable con su hermana "Pap", para la venta orientada especialmente al público infantil, con dos mascotas extraterrestres (Bily y Maik) creadas hacia 1997 y todavía vigentes. Sin embargo, la "Bilz" comenzó sus días como un producto muy distinto: brebaje de fantasía sin alcohol, dirigido a abstemios y personas adultas imposibilitadas por salud de beber refrescos alcohólicos.
La historia de la "Bilz" no nace en Chile, sin embargo: corresponde en realidad a una marca internacional de bebidas sin alcohol creada por el médico naturista alemán Friedrich Eduard Bilz, que adoptó nombres comerciales como "Bilz-Brause" y "Bilz-Limetta". Comenzó a ser producida y comerciada por el empresario Franz Hartmann, y se la ofrecía también como una bebida de características digestivas y casi medicinales, tal como se observa en el origen de muchas otras famosas gaseosas. Su popularidad le llegó rápidamente en Europa, a principios del siglo XX. Sin embargo, al comenzar a ser plagiada masivamente la marca por otras compañías y en otros países, hacia 1905 fue cambiado el nombre del producto, surgiendo así la marca "Sinalco", que aún se conserva para la famosa bebida alemana.
Publicidad de la "Bilz" en 1907, con una certificación de la doctora Eloisa Díaz.
Aviso pubicitario de 1909.
Uno de los "copiones" que imitaron la idea de la bebida sin alcohol apropiándose hasta del nombre de la misma, fue el ciudadano de origen bávaro residente en Chile, don Andrés Ebner Anzenhofer, quien era propietario de una famosa cervecería con su apellido cuyas enormes ex instalaciones con aspecto de castillo se encuentran todavía en avenida Independencia 565, en calidad de Monumento Histórico Nacional desde 1984, aunque en muy mal estado. Se la hallaba, por entonces, en un pujante sector semi-industrial dentro del barrio de la Cañadilla de La Chimba, pero hoy convertido en un lugar peligroso, mismo donde acaba de ocurrir -hace pocos días- un sangriento asesinato ejecutado por una pandilla juvenil de delincuentes extranjeros, justo enfrente de la ex fábrica abandonada, que se ve como una mansión siniestra, esperando que se concreten los proyectos de rescate trazados para su recuperación.
Allí, en sus instalaciones de la Cervecería Ebner, don Andrés comenzó a embotellar su propia "Bilz" haciendo un lanzamiento oficial del producto en el Teatro Municipal de Santiago. La aparición del producto ha sido fechada en 1902, según algunos artículos como el de la revista digital "Poder & Negocios". Sin embargo, en otro reportaje de "Las Últimas Noticias" de mayo 2010, se declara que la fecha de debut de la "Bilz" en Chile es 1905, dato después reafirmado en la página oficial del producto, no obstante que hay ciertas referencias publicitarias que permiten suponer que puede ser anterior a ese año.
Como sea, desde un principio no sólo era ofertada como una cerveza sin alcohol, sino recomendada también para el consumo de personas con ciertas patologías digestivas, tal como sucedía con la auténtica "Bilz" alemana. En una caluga publicitaria publicada en la prensa de 1907, por ejemplo, se reproducen opiniones avalando las virtudes del brebaje, bajo el título orgulloso de "Certificado", remitido por la mismísima doctora higienista Eloisa Díaz Insunza, futura impulsora y primera directora del Servicio Médico Escolar:
"Muy señor mío:
Agradezco a Ud. la muestra de 'BILZ' efervescente que se ha servido enviarme.
Como esa bebida no contiene alcohol, la he indicado a personas que padecen de dispepsias y la han soportado perfectamente.
La juzgo higiénica y muy saludable, y felicito a Ud. por haber introducido en nuestro país una bebida antialcohólica que alejara de nuestro pueblo el pernicioso vicio de la embriaguez.
Saluda a Ud. atentamente,
Dra. Eloisa Díaz".
La compañía del señor Ebner llegó a ser la más importante de su tipo en Chile, hacia los días del Primer Centenario de la República, por volúmenes de producción. Ese mismo año de 1910, la revista "Sucesos" hablaba de ella como "la fábrica de aguas gaseosas más extensa de la República, acreditada por la muy renombrada y afamada bebida Bilz".
Publicidad de "Bilz" en 1909.
Instalaciones de la ex Cervecería Ebner en avenida Independencia.
Por aquella época, la publicidad de la "Bilz" seguía definiéndose por la predicación de su condición de cerveza o bebida no alcohólica, dejando atrás connotaciones más relacionadas con medicina o salud. Su etiqueta la definía sólo como "Bebida de fantasía", mientras que aparece en los avisos como "la única bebida SIN ALCOHOL que ha conquistado la aceptación pública" y "la mejor bebida refrescante preferida por el público".
Sin embargo, seis años después, en 1916, la Cervecería Ebner fue comprada por la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), formada en 1902 y luego que la Fábrica Nacional de Cerveza se convirtiera en sociedad anónima. La misma empresa comenzó a comprar a otras compañías y plantas, como la Fábrica Andwanter, Agua Mineral Cachantún y la Fábrica de Cerveza de Valparaíso, hasta convertirse en la embotelladora más grande de todo el mercado nacional.
En todos estos años de crecimiento, la CCU conservó la "Bilz" como uno de sus tradicionales productos y sin variar su fórmula con sabor "parecido" a frambuesa o guinda, promocionándola en los años cuarenta y cincuenta con mensajes narrativos más vinculados a la publicidad contemporánea, en el sentido de predicar lealtad al producto más que condiciones específicas del mismo, como: "Una preferencia que nunca se olvida" y "El refresco amigo de toda la vida". El eslogan era entonces "Siempre Bilz".
En la segunda mitad de los cincuenta son populares sus calendarios publicitarios, inspirados en las hermosas y sensuales ilustraciones pin-ups que estaban de moda en los Estados Unidos en aquellos días de la post Segunda Guerra Mundial. Esto pone en evidencia que el público al que se orientaba la bebida seguía siendo principalmente adulto, pero es necesario observar que, ya en esa misma década, comenzaron a aparecer avisos donde salían niños o adolescentes bebiendo chispeantes vasos de "Bilz" en bellas ilustraciones a color o en blanco y negro que eran publicadas en las revistas, como invitando a los padres a compartir la gaseosa con sus niños.
Aviso "Bilz" de 1955.
Calendario "Bilz" de 1957.
Desde los años veinte se había adicionado a la producción de la CCU otra famosa bebida llamada "Papaya Rex" con sabor de imitación a la fruta, que en los años sesenta y setenta comenzó a ser publicitada conjuntamente con la "Bilz" pero con un nombre más corto: "Pap". Desde entonces, ambas gaseosas han sido productos hermanos e inseparables.
Como el fenómeno del hippismo llegó a Chile un poco atrasado, fue en los años setenta que, inspirados en este discurso juvenil, los publicistas decidieron promocionar ambas bebidas con el eslogan común "Un mundo de fantasía", comprometiendo así las bebidas con un estilo de mensajes coloridos y evocadores de un mundo imaginario. El concepto fue evolucionando en los años que siguieron hasta adquirir la característica de ser un producto de penetración familiar a través del público infantil, en los noventa. Sus lemas comerciales de hoy giran en torno al tema de "El mundo de Bilz y Pap" y la invitación a conocer "Otro mundo" con sus mascotas corporativas.
Aunque algunos visitantes gringos que prueban la "Bilz" en nuestro país le encuentran con frecuencia un sabor artificial, que definen como de bubble gum o fake berry (quizás similar al que nosotros le encontraríamos a sus queridas mieles sintéticas de gusto indefinible para hot cakes), la gaseosa ha recibido un interesante reconocimiento internacional que hace indiscutible su relevancia como un histórico producto nacional: entrar hace un par de años, junto a "Pap", al reputado y selecto Marketing Hall of Fame, en la categoría "Gran Marca Chilena Producto o Servicio".
Evolución de las botellas y rotulados de "Bilz" y "Pap", durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va de éste (Fuente imagen: "Las Últimas Noticias", 2010).