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Fuente imagen: "Las Últimas Noticias" (1986)
Sergio Silva Acuña nació en 1926, cargando en el destino un brillante futuro como locutor, actor de radioteatro, profesor de locución, relator deportivo y varias otras disciplinas. Pasó su infancia jugando fútbol con amigos en las calles de Viña del Mar y, tal como su hermano Iván, empezó a mostrar desde temprano una tendencia a lo que sería la pasión y vocación de su vida: las comunicaciones. Su experiencia radial comienza hacia los años cuarenta.
Para muchos, fue el más grande de los locutores que ha tenido la radio y la televisión chilena, sin parangón ni sustituto, impresión avalada por su trayectoria y por su trascendencia en el tiempo, al punto de que muchas grabaciones de su voz usadas en continuidades de radio, en comerciales o en presentaciones de televisión, seguían usándose todavía a 10 años de su muerte. Casado con actriz María Esperanza Soura, tuvo seis hijos, destacando hasta ahora en los medios de comunicación la bella Esperanza Silva, que siguió los pasos profesionales de la madre como actriz de cine y teatro chileno.
TRAYECTORIA EN EL MICRÓFONO
Silva prestó su maravillosa y profunda voz a todas las instancias de las comunicaciones donde se pudo requerir de su talento: lectura de noticias, documentales, publicidad, encadenamientos de continuidad radial, animación, cortinas, presentaciones, mensajes instructivos, narración oral, etc. Hasta en algo de canto y jingles incursionó. Hubo una época en que, prácticamente, no había una voz en off en las producciones de Canal 13 que no fuera la de don Sergio.
Su importancia y liderazgo en la radio tuvo una prueba de gran importancia en agosto de 1953, cuando encabezó una campaña para convencer a las autoridades de salvar el pueblo de Isla de Maipo, durante los terribles temporales de lluvia de ese año y que casi hacen desaparecer el poblado por el eventual cierre de las compuertas del Canal San Carlos y la crecida del río Maipo. Don Guillermo Inostroza Rojas, en "Historia de Isla de Maipo", recuerda que Silva proclamó con su profunda voz al finalizar la campaña:
"Muchas gracias a la ciudadanía por apoyarnos y a las autoridades por escucharnos, porque así somos los chilenos que sabemos perder o llorar de alegría, cuando ganamos una causa justa como la de hoy en que todos salvamos al pueblo de Isla de Maipo. ¡Que Dios les bendiga esta fría noche de Agosto de 1953!"
Su experiencia en la televisión comienza con los años sesenta, donde alcanzó gran renombre cuando esa particular voz comenzaba a revelar también su rostro: partió como guionista y actor de "Mi familia y yo" de Canal 9, en 1961, pasando desde allí a "Clases alegres" de Canal 13, en 1968. No abandonó su capacidad de reportero, sin embargo: la periodista y escritora Virginia Vidal recordaba que Sergio Silva fue el único representante de la televisión nacional que estuvo presente en la entrega del Premio Nobel a Pablo Neruda, en 1971, mientras ella iba en representación de la prensa continental.
RELATOR DEPORTIVO
Sus relatos deportivos pasaron entre el fútbol y el boxeo, acompañado de otros peso-pesados ya desaparecidos, como Renato "Mr. Huifa" González, Julito Martínez o Pepe Abad.
Cuando se creó la estación de Televisión Nacional de Chile, fue contratado para encargarse del relato deportivo, especialmente de fútbol, aunque se le recuerda por su tendencia a ser muy breve en sus frases de relato, que intercambiaba con observaciones ingeniosas y bromas, algunas de comprensión no instantánea, a diferencia de la locuacidad más enérgica y apasionada que cultivaban otros colegas suyos. Una de esas ocasiones, por ejemplo, un delantero de apellido Herrera falló el disparo del balón al arco contrario, y Silva comentó fingiéndose muy serio y académico, parafraseando la famosa sentencia de Séneca: "Herrera humanum est". Así, solía hacer una dupla ingeniosa y bromista de relato con Darío Verdugo en las transmisiones radiales.
También fue Sergio Silva quien transmitió el Mundial de Fútbol de 1974 para Televisión Nacional de Chile, desde Alemania. Sin embargo, por lo que aparentemente fue un anodino altercado que se magnificó en la comitiva chilena enviada bajo vigilancia de representantes del Régimen Militar, Silva decidiría que era mejor para él vivir un tiempo en Europa, residiendo en Países Bajos y España mientras continuaba trabajando allá en radiocomunicaciones.
A su regreso a Chile, el locutor comenzó a perfilarse como un conductor de programas sobre temas científicos y tecnológicos, especialmente orientados a público joven, experiencia pionera que sería desarrollada y consagrada en los ochenta, por el joven periodista Hernán Olguín, también fallecido por los mismos años en que le tocó a don Sergio.
(Fuente imagen: sitio web ferplei.com).
HUMORISTA INNATO
Su versatilidad profesional era asombrosa: a pesar de la falsa apariencia de hombre parco que tenía, fue notable el desempeño de Silva en el género humorístico y de la comedia, participando de sketches y rutinas con destacados actores del género, tanto para radio y televisión.
Por su carácter bromista, ingenioso y alegre, además de su extraordinaria capacidad de improvisador, encajaba perfectamente con estas artes.
En esta parte de su vida, destacó especialmente por sus personajes de la famosa "Radio Tanda" de Radio Minería, célebre e histórico programa radial donde compartía micrófonos con Ricardo Montenegro, Williams Rebolledo, Patricio Villanueva, Casiano Peláez y Anita González, "La Desideria", entre otros iconos de la radiofonía y las candilejas chilenas. Junto a "La Bandita de Firulete", éste programa es recordado entre los clásicos históricos del radioteatro de humor en Chile.
Hombre de enorme cultura, experiencia y seriedad en su trabajo, también alcanzó a aparecer en las primeras temporadas del programa humorístico "Mediomundo" de Canal 13, a partir de 1985, donde trabajó con otros conocidos cultores del oficio como Pepe Tapia, Jorge Romero "Firulete", Andrés Rillón, Julio Jung, Gloria Münchmayer, el locutor Juanito La Rivera y su propia hija Esperanza, entre muchos otros.
La voz de Sergio Silva, después del canto de presentación de Anita González, en un recuerdo de "Radio Tanda", programa de radioteatro humorístico donde ambos participaban (fuente: youtube.com/watch?v=R65xmpttFaY)
LA TRAGEDIA
Así sucedía que se encontraba en un excelente momento profesional en aquel entonces, recibiendo galardones y con innumerables proyectos. Estaba encargado también de algunos reportajes, entrevistas y notas para la mejor época que tuvo el show "Sábados Gigantes", donde compartía un espacio del programa sentado junto a su amigo el animador Mario Kreutzberger, "Don Francisco", dedicado a curiosidades, "cámaras viajeras" y asuntos de actualidad. Llama la atención que Silva fue un importante reportero de temas urbanos en esta época (edificios especiales, atracciones, personajes, etc.), probablemente uno de los primeros de este tipo en la televisión popular chilena.
Pero la tragedia comenzó justo en este buen tránsito de su vida madura, el domingo 16 de febrero de 1986, cuando debió ser hospitalizado por un arritmia cardíaca y un pequeño ahogo, en el Clínica Reñaca. Como siempre, don Sergio se encontraba risueño y bromista cuando entraba al recinto de atención, aquel día de verano. Por una inexcusable negligencia médica, sin embargo, se le dijo que su malestar era sólo pasajero y, sin realizarse exámenes de ningún tipo, se le administró una droga incompatible con su condición de salud que lo dejó en coma, empeorando a estado vegetal irreversible.
La noticia fue devastadora, pues Silva era a la sazón, uno de los hombres más populares y queridos de las comunicaciones. Intentando ayudar con algo en los enormes gastos que debía enfrentar la familia, sus colegas de los medios de comunicación realizaron encuentros de beneficencia. Poco después, a fines del mes de julio, se le debieron remover sus cuerdas vocales supuestamente para despejar sus vías respiratorias, aunque se comentó en la prensa de esos años que esto se debió a que había desarrollado un cáncer. Como sea, aun si el querido locutor hubiese despertado de su doloroso sueño, ya no tendría esa voz tan característica y propia que enseñoreó cientos de transmisiones de radio y televisión. Su colega Julio Martínez, consternado, comentó en esos días:
"Causa desgarro saber que ha perdido para siempre su voz, acaso lo mejor de su cofre... (es como) amputarle las manos a algún destacado pianista, como Claudio Arrau".
Cabe recordar que la clínica fue demandada por 600 millones de pesos por daños, con la familia representada por el abogado Fernando Uribe-Etxeverría. Sin embargo, en un controvertido proceso judicial quedaron reveladas alteraciones de las fichas médicas y algunos implicados simplemente no se presentaron a declarar. Nadie pagó jamás alguna pena aflictiva por esta situación.
MUERTE Y LEGADO
Su último par de años de vida en estas precarias condiciones, lo pasó Sergio Silva en su casa de calle Las Arañas, en La Reina, donde la familia hizo grandes sacrificios para darle los cuidados y atenciones necesarias, convirtiendo la residencia en una verdadera clínica personal a su servicio. Diariamente, era atendido por la enfermera puentealtina María Elena Valenzuela y la empleada doméstica Eugenia Soto, a quien la familia definía como un verdadero "ángel de la guarda". El kinesiólogo Máximo Escobar brindó también un excelente servicio profesional, para evitar escarificaciones y llagas en el cuerpo del enfermo.
Tras dos años y medio de sueño agónico, Sergio Silva Acuña falleció el sábado 29 de octubre de 1988, a los 59 años de edad, con casi 40 de ellos dedicados a las comunicaciones. Todas las esperanzas de una recuperación milagrosa se evaporaron en el negro año aquel, en que al mes siguiente falleció también el gran humorista Mino Valdés.
Conmocionados, sus deudos, amigos y admiradores fueron a despedirlo a la Iglesia de Santa Marta, en una ceremonia dirigida por el sacerdote holandés Arturo Klaessen, quien había estado yendo diariamente en bicicleta hasta el domicilio de los Silva para darle atención espiritual al don Sergio. Luego, partió un inmenso cortejo hacia el cementerio: iban allí los hermanos Mario y René Kreutzberger, Enrique Maluenda, Juan La Rivera, Raúl Matas, Petronio Romo, Sonia Viveros, Patricio Bañados, Humberto Duvuachelle, Tennyson Ferrada, Carlos Caszely y muchos otros. El dolor se mezclaba con la indignación por lo sucedido en la clínica donde encontró su muerte. La joven Esperanza habló a nombre de sus familiares, agradeciendo a los presentes y clamando justicia, mientras Radio Minería transmitía en vivo los funerales. Flores de pergoleras y pañuelos al viento le dieron el adiós al paso.
Cumpliendo con lo que fuera su petición en vida, los restos de Sergio Silva fueron cremados y esparcidos en las aguas de Viña del Mar frente a las playas de Avenida 8 Norte, el lugar de sus juegos de infancia, a las 12:45 horas del día siguiente 1° de noviembre. Esto se hizo desde una barcaza salvavidas abordada por los deudos, marinos y representantes de la prensa, salida desde el Muelle Prat de Valparaíso. Fue una ceremonia de hondo recogimiento y congoja.
La ausencia del gran locutor nunca pudo ser llenada, ni material ni simbólicamente. El Sindicato de Locutores instituyó en su memoria el Galardón Sergio Silva, y un establecimiento educacional de La Cisterna tomó su nombre: Escuela Básica Sergio Silva Acuña. Una calle de Maipú también ha sido bautizada con el mismo nombre.
Familiares y deudos arrojando las cenizas de Sergio Silva en las aguas de Viña del Mar. Fuente imagen: "Las Últimas Noticias" (1986).