Imagen en exposición: Hotel Colón en calle Santa Rosa, hacia 1870.
Coordenadas: 33°26'18.44"S 70°39'1.38"W
Estoy acostumbrado a oír acá en la capital, cada vez que estoy de vuelta y de los mismos santiaguinos, que en esta ciudad no tenemos instancias culturales a la vista o que la difusión patrimonial prácticamente tiene que llegar a golpear las puertas de nuestras casas para que sea efectiva, visible o auténtica. De hecho, algunos aburridores profesionales adictos a hacer discursos transponiendo sus propios complejos de inferioridad o frustraciones identitarias hacia toda la sociedad que debe soportarlos, han hecho un verdadero deporte de esta cantaleta cursi.
La verdad me parece un poco distinta, sin embargo... O bastante distinta, debería decir, sin llegar a caer en falsos optimismos ni exageración positiva.
Santiago está plagado de pequeños y grandes esfuerzos de difusión de cultura y saber. Que el ritmo delirante de la propia ciudad nos tenga programados para no poder verlos y pasarlos de largo, es otro problema, pero las pruebas está allí (o al menos lo están para el que padezca baja inhibición latente): placas explicativas en las calles, cada vez más paneles de información histórica en iglesias o edificios institucionales, recorridos y visitas guiadas, pequeñas exposiciones en las vitrinas del Metro, etc. Una reseña histórica se ha impreso, por ejemplo, en los bimbos de cierre que rodean actualmente al Monumento al General Bulnes que se halla en reparaciones y mantención en la Alameda, frente a La Moneda, con detalles sobre la propia obra y su homenajeado. Esto habría toda una extravagancia hace 10 ó 15 años; ahora, en cambio, se vuelve algo necesario.
Un caso interesante de estos esfuerzos está perfectamente vigente y observable aún en la cara Norte del Portal Fernández Concha, por el lado de la Plaza de Armas y entre las vitrinas expositivas que dan hacia la vereda de calle Merced, entre arcos y entradas del icónico edificio: una exposición de fotografía histórica, con reproducción a gran tamaño de las imágenes del clásico Santiago y referencias sobre las mismas.
La muestra fue anunciada hacia mayo del año pasado y participan en ella la Fundación ProCultura y la Ilustre Municipalidad de Santiago, con apoyo privado de las compañías Metrogas y BiceVida. Muchas imágenes fueron proporcionadas por Cenfoto, departamento de fotografía histórica de la Universidad Diego Portales, y se las ha estado renovando cada 45 días para que así se roten unas seis exposiciones al año en las siete vitrinas disponibles 24 horas al día. Según la idea original del entonces Alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, el objetivo de la muestra permanente era "recuperar" el Portal Fernández Concha como un espacio cultural y patrimonial.
Varias de las fotografías expuestas pertenecen a Emilio Garreaud, conocido fotógrafo francés residente en Chile, que fuera uno de los precursores de este oficio en el país. Otras son de fotógrafos anónimos y facilitadas por ciertos coleccionistas, como César Gotta de Argentina. El primer grupo de imágenes colocadas allí en 2012, incluía fotografías del Portal Fernández Concha y el entonces célebre Hotel Inglés ubicado en sus altos, además de otras de la Plaza de Armas hacia 1860, cuando ésta tenía un jardín central circular y enrejado, del que ya hablé en otra entrada relacionada con viejos jarrones de mármol que han paseado por distintos lados de la ciudad a partir de este sitio.
Imagen en exposición: Plaza e Iglesia de la Recoleta, hacia 1910.
Imagen en exposición: Calle Santo Domingo hacia 1880, con el carro aguatero.
Imagen en exposición: Calle Morandé también hacia 1880 y con dos niños posando.
En mi última visita, recién llegado de vuelta a Santiago, enctre las imágenes exhibidas observo varias que ya me son familiares y a las que también he echado mano alguna vez en mis blogs y textos digitales, como aquella de la antigua Plaza de la Recoleta con la Iglesia de San Francisco al fondo (fechada hacia 1910), la calle Santo Domingo con un carro aguatero pasando por ella (hacia 1880), la calle Morandé con dos niños posando ante la cámara (hacia 1880), una de la casona con pilar esquinero del Hotel Colón y sus hospedados en calle Santa Rosa (hacia 1870), la antigua Iglesia de la Vera Cruz y calle Lastarria (1895), la Alameda de las Delicias vista hacia el oriente y con el Cerro Santa Lucía aún sin ornamentar de fondo (hacia 1870) y un tranvía de caballos o "carro de sangre" pasando por la Alameda justo en el sector donde estaba el antiguo Monumento a los Escritores de la Independencia (fechada aquí en 1868, aunque según los antecedentes con los que cuento habría sido inaugurado en 1873).
La ejecución de estas exposiciones fotográficas rotativas está en el marco de un proyecto mayor de rescate patrimonial en la Comuna de Santiago, que incluyó los trabajos realizados para la restauración del Museo Casa Colorada y la Catedral de Santiago y la remodelación de los edificios del Museo de Arte Precolombino y de la Municipalidad de Santiago.
Según tengo entendido, el plan original habría considerado mantener estas verdaderas ventanas hacia el romántico pasado de la ciudad de Santiago de Chile por 24 meses, aunque sería interesante que la actual administración edilicia considerara todo lo necesario para perpetuar esta muestra que enaltece a nuestra ciudad y despeja, en parte, el mito majadero y acomplejado de quienes siguen vociferando que esta urbe, el "Santiasco" en el mismo cliché, no ofrece grandes manifestaciones de interés a la vista por su propia cultura, por muy atrasados que aún sigamos en nuestra autovaloración patrimonial y otros temas relacionados... Algo es algo.