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HISTORIA Y PERSONAJES DEL PORTAL DE SIERRA BELLA: EL MÁS AUSENTE DE LOS EDIFICIOS DE LA PLAZA DE ARMAS DE SANTIAGO

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Portal de Sierra Bella, en el costado Sur de la Plaza de Armas de Santiago. Fuente imagen: Flickr de Santiago Nostálgico (Pedro Encina).
Coordenadas: 33°26'19.11"S 70°39'1.32"W
El gran edificio actual del Portal Fernández Concha, uno de los símbolos más característicos de la Plaza de Armas de la capital chilena, se ubica en donde antes estaba la casa colonial y centro comercial de don Pedro de Torres y Saá, ciudadano de ascendencia portuguesa que llegaría a ser Tesorero de la Santa Cruzada en Chile durante la segunda mitad del siglo XVII y las dos primeras décadas del XVIII, además de ostentar el título de Conde de Sierra Bella.
Conocida como el Portal de Cierra Bella, esta construcción destacó por sus varias arcadas recorriendo de la lado a lado el largo de la cuadra entre Ahumada y Estado, y su concepto introducido en la Plaza de Armas se mantiene hasta nuestros días, de alguna forma, con los actuales portales que allí existen. De hecho, pasados muchos años desde que fuera reemplazado por el Portal Fernández Concha, todavía se le seguía llamado a éste con el nombre del antiguo y desaparecido Portal de Sierra Bella.
He querido publicar este artículo con antecedentes históricos del gran edificio colonial, que tengo disperso en archivos tomados de libros de consulta, en vista de que hay poca información relativa al mismo portal en la internet. Espero -por lo mismo- que pueda ser útil a quienes requieran de ella.
Vistas de la maqueta del aspecto de Santiago hacia la primera mitad del siglo XIX, en el Museo Histórico Nacional. La cuadra corresponde a la misma donde estaba el Portal de Sierra Bella, distinguible por sus arcos.
EL PRIMER PORTAL COLONIAL
No había mucho en este costado de la Plaza de Armas o Plaza Mayor en los años inmediatos a la fundación de Santiago, pues sólo era un llano sin solares como se observa en el famoso croquis del primer Santiago del Nuevo Extremo hecho por Tomás Thayer Ojeda, situación que se repite en los primeros tiempos de otros caseríos levantados durante la Conquista de América, con una plaza central que solía tener despejado un costado de la misma. Dos solares contiguos, uno de Alonso de Escudero y otro Gabriel de la Cruz, aparecerán allí después, formando todo el contorno de la plaza por este costado. Según autores como René León Echaíz en "Historia de Santiago", esto sucede en 1553.
Estas dos propiedades pasarían no mucho después a manos del mercader Pedro de Armenta y Licencia, quien sería el primer residente de la colonia en imaginar allí e iniciar la construcción de un portal junto a la Plaza Mayor, según lo que se desprende de la solicitud que entregará al Cabildo de Santiago en febrero de 1577:
"Ilustres señores:
Pedro de Armenta, morador en esta ciudad, digo: que yo ha muchos años que vivo en ella; y para más permanecer, tengo hechas unas casas en la plaza pública de ella, y voy ahora haciendo un alto, y querría hacerle un corredor con sus portales, así en alto, como en las demás casas, que salgan los dichos corredores con portales a la dicha plaza; y para ello tengo necesidad de licencia y permiso de vuestras mercedes para que el alarife señale el tamaño de que han de ser: a vuestras mercedes pido y suplico sean servidos de mandarme hacer merced para en que pueda hacer los dichos corredores del tamaño y largo del dicho mi solar, mandado para ello dar título de merced, pues es en pro y utilidad de la ciudad y plaza...".
El Cabildo estudió su propuesta y la autorizó el 15 de febrero, resolviendo lo siguiente:
"Joan de la Peña, escribano público y del Cabildo, e los dichos señores Justicia y Regimiento proveyeron a la dicha petición, que se le hace la merced que pide, de dársele, como se le da, licencia a dicho Pedro de Armenta para que haga los dichos corredores, con tanto que sean comunes al pro e utilidad de esta dicha ciudad, e no se puedan cerrar por abajo de ellos en ningún tiempo, e que de la primera esquina e poste o pilar que se ha de poner, se ponga al soslayo, porque la calle que va a las casas de Francisco de Lugo no se perturbe la vista de la dicha calle, y que el ancho sea de doce pies maestrales, y que haga los dichos corredores dentro de un año. E que la dicha merced se hace generalmente a todos los que tuvieren casas en dicha plaza que quieran hacerlos con el dicho aditamento".
En teoría, éste sería pues, el primer y sencillo portal abierto de la Plaza de Armas, iniciando una tradición de edificios heredada en los sucesivos levantados alrededor del mismo espacio y que aún se manifiesta en la presencia de los estupendos portales de tan céntrico lugar.
Vista de la Plaza de Armas de Santiago hacia 1880, imagen de Courret Hermanos. Atrás se observa el Portal de Sierra Bella, y a la derecha, en la esquina, parte del Portal Mac Clure (ex Portal de Ruiz Tagle). Al centro, la plaza circular y la Fuente de la Libertad Americana.
ORIGEN DEL PORTAL DE SIERRA BELLA
Don Pedro de Torres y Saá adquirió la propiedad a la sucesión, para hacer su fastuosa morada pero manteniendo allí el concepto arquitectónico del edificio-portal que había iniciado con mucha más modestia el dueño anterior. No tengo a mano información que permita comprender por qué decidieron deshacerse de la propiedad y si el antiguo portal construido por Armenta estaba en plenas funciones.
Don Pedro estuvo relacionado indirectamente con el origen del nombre de la Comuna de Las Condes, de acuerdo a una de las teorías que intentan explicar la toponimia de este lugar. Dedicado primero al comercio con el Virreinato del Perú, rubro en el que amasó fortuna, compró el cargo de tesorero al obispado y, según detalla Domingo Amunátegui Solar en "Mayorazgos y títulos de Castilla" (1901), su cargo compartido entre Santiago y Concepción quedó, finalmente, concentrado sólo en la capital a petición de él mismo por incapacidad de cubrir con rapidez las distancias, aunque su comportamiento más cercano al de un mercader en esta ocupación, aparentemente no estuvo moralmente acorde a lo que se esperaría de las responsabilidades públicas.
Tras la compra, Torres hizo demoler algunas de las viejas estructuras del terreno y, a continuación, ordenó construir la lujosa casa con fábrica de cal, tablas y ladrillos, reedificando los portales. Así sería levantado su Portal de Sierra Bella, hacia 1680, quizás guardando alguna relación con su elección como Alcalde Ordinario del Cabildo de Santiago en 1684, aunque tendría que enfrentar prohibiciones para ejercer el cargo.
El edificio aparece mencionado en una carta de dote otorgada en Santiago por el propio Pedro de Torres y su esposa Isabel de Olivares a favor de María, su hija, el 30 de enero de 1686 ante el escribano José de Morales. Además de confirmar que la pareja debió pagar una escandalosa suma de cien mil pesos para conseguir que el aristócrata quiteño Cristóbal Messía y Valenzuela desposara a su hija (la misma receptora del dinero), la carta confirma también que Torres fue propietario del edificio desde el principio y que, a la sazón (enero de 1686) estaba concluyendo ya la obra. Este contrato de bodas también origina el primer mayorazgo conocido en Chile: la mencionada dote debía serle enterada al novio dividida en 40.902 pesos vinculados por mayorazgo en sus propiedades de la Plaza Mayor y la Hacienda de San José de la Sierra, y otros 59.898 pesos divididos en especies, crédito y dinero en efectivo.
El edificio fue conocido desde temprano como el Portal de Sierra Bella con alusión a la Hacienda San José de la Sierra en La Dehesa, que poseía en el lado oriente de Santiago desde 1675, refiriéndose a sus abolengos como Conde de Sierra Bella.
Se lo consideró todo un palacio en su época, lugar de reunión de influyentes personajes del círculo logrado por su ostentoso dueño, como se confirma en la lista de los llamados a declarar en el proceso que la Real Orden seguía en 1690 contra Torres en parte por sus desempeños financieros, y en parte también por las persecuciones judiciales originadas desde envidias y chismes contra el holgado modo de vida del tesorero. A tal nivel llegó el acoso que, poco después, su casa del portal fue invadida por orden del fiscal Vásquez de Velasco y un cerrajero abrió su habitación buscando supuestos bienes ocultos que nunca aparecieron.
Firma de don Pedro de Torres y Saá, fundado y dueño del Portal de Sierra Bella.
CARACTERÍSTICAS DEL EDIFICIO
El flamante edificio contaba con 19 locales comerciales en sus bajos y el ostentoso portal de 22 pilares de cal y ladrillo, que daban justo hacia la plaza con sus arcos. Así lo describe Amunátegui Solar, basándose en la descripción que se hace de ella la dota para su hija de la que ya hablamos:
"Las piezas principales eran: un estudio, que recibía la luz de la calle por una ventana de reja; una gran sala, con cuadra, cámara y recámara; un oratorio, con su tabernáculo dorado y tres santos de bulto; y varios dormitorios.
La mayor parte de estas piezas se hallaban entabladas y enladrilladas.
La casa, que mas bien parecía palacio para aquellos tiempos, era de altos; y tenia un patio empedrado, huerto, caballeriza, pozo con su brocal, y varios corredores en alto y en bajo, con pilares de algarrobo y de ciprés, y basamentos de piedra.
De advertir es que las veredas del huerto se hallaban todas empedradas.
En el último patio se levantaban la cocina, con su chimenea de campana, construida de madera de algarrobo, y la panadería con sus hornos, todo bajo techo. En este patio se hallaba además el gallinero.
Toda la casa estaba enlucida y blanqueada. En el piso bajo contaba veinte puertas y ventanas, en su mayoría de madera de ciprés; y en los altos, veintidós puertas y ventanas, grandes y bien construidas
La portada principal era de cal y ladrillo, y las hojas de la puerta, de ciprés, con grandes clavos de cobre, a la usanza de aquel tiempo".
Su posición era casi desafiante: de frente a la cara a la Casa del Gobernador y de la Real Audiencia ubicadas al otro lado de la plaza, y al costado de la Casa del Obispado donde tantos enemigos tenía mirando por las ventanas. Ocupaba toda la cara de la cuadra que da frente a la Plaza de Armas entre la ex Calle de los Mercaderes, hoy Ahumada, y la ex Calle de San Agustín, más tarde llamada Calle del Rey, hoy Estado. Don Pedro había comprado después otras propiedades menores que daban hacia la plaza, extendiendo sobre ellas el edificio y manteniendo su estilo neoclásico y arquería de medio punto con influencia neogótica, por darle alguna definición.
Además de ser una lujosa residencia y un gran centro social, el portal fue un importante edificio comercial. Sus 19 tiendas estaban entabladas y enladrilladas, ubicadas principalmente dando a la plaza y otras de ellas en los lados de las ex calles de los Mercaderes y de San Agustín o del Rey. Una de estas tiendas era utilizada como cochera. En las esquinas contaba con un pilar esquinero de mármol en sus primeros tiempos, solución estructural frecuente en la arquitectura de la época. Torres también era dueño de dos pequeñas residencias contiguas al edificio principal, sin formar parte de éste.
En sus últimos años de vida, además, Pedro de Torres decidió concluirle detalles pendientes realizando su última intervención en él, al comprar tres tiendas a sus dueños y una pequeña residencia que se hallaban intercaladas entre las tiendas, escondidas tras los arcos, y remodelarlas haciéndolas formar parte del edificio. Volvemos aquí a las palabras de Amunátegui Solar:
"Sólo quedaba como un lunar la puerta de la casa de don Juan de Argomedo, la cual interrumpía la hilera de las tiendas con una arquitectura diversa.
Previo permiso del propietario, Torres completó el portal en este punto, en altos y bajos. Argomedo, por su parte, se comprometió a pagar setenta pesos por el empedrado que le tocaba, y reconoció al tesorero la propiedad de la construcción de cal y ladrillo hecha sobre el zaguán de su casa.
Pedro de Torres manifiesta en su testamento de un modo expreso su voluntad de agregar al mayorazgo estos nuevos edificios".
Como el Mercado de Abastos primitivo de Santiago funcionaba en la propia Plaza Mayor y un sector al costado oriente apodado Los Baratillos, se volvió costumbre que en los días de lluvia los vendedores, principalmente mujeres, se refugiaran con sus mercaderías detrás de las arcadas del Portal de Sierra Bella, cobijados por su techo y por la generosidad de don Pedro a pesar de cierta fama de avaro. De origen humilde, pues, a la sazón ya se había vuelto el hombre más rico de la ciudad.
El portal en lámina ilustrada de Bibliothèque Nationale de France, c. 1845.
DESPUÉS DE LA MUERTE DE DON PEDRO
A pesar de los problemas que incluso lo hicieron dejar Santiago en algunas ocasiones, Torres viviría allí hasta su muerte, y se tiene nota de que recibió en la mansión al matrimonio de su nieto Diego Messía de Torres y doña María de Munive, pagando de su bolsillo viaje y estadía, y venciendo las mezquindades que muchas veces se le imputaron, pues su todavía más tacaño yerno no ayudó en esos gastos. Hacia sus últimos años, además, había perdido a su hija y buena parte de la fortuna que le dio poder en el pasado, aunque en este período pudo comprar la Chacra del Carmen en la jurisdicción de la Parroquia de San Isidro, construyéndole un solar e instalando un viñedo en ella.
El 24 de agosto de 1722, falleció en su propiedad de la plaza tendido en su cama, rodeado de velas y amortajado en un "hábito del señor Santo Domingo", según lo atestiguó el escribano Juan de Morales Melgarejo.
El cambio de administración se notó de inmediato en el Portal de Sierra Bella, pues el yerno heredero, acompañado de sus familiares armados, en una de sus primeras medidas administrativas apareció para arrojar agresivamente afuera del lugar a las comerciantes y tendales que se instalaban en sus arquerías evitando inclemencias. Lo hizo amenazándolas duramente, según informa Armando de Ramón en su "Santiago de Chile". Las vendedoras del mercado intentaron defenderse con un recurso judicial que las autorizó a regresar a su cobijo pero con la recomendación de que se separaran "algo más de vara de las paredes en la parte que se hallan las tiendas para la vía pública y que no perjudiquen los arcos de los portales con el trajín de las cabalgaduras con que se conducen los mantenimientos".
El Portal de Sierra Bella debió ser refaccionado tras los grandes temblores que habían afectado Santiago, especialmente el terremoto de 1730, labor que quedó entonces encargada a su bisnieto y IV Conde de Sierra Bella (después del yerno y del nieto) don Cristóbal Messía y Minuve, nacido muy probablemente después de la muerte de don Pedro y después de varias hermanas mayores. Dada la falta de recursos en la que había caído su padre, sin embargo, el bisnieto debió echar mano nada más que a su peculio para poder financiar la reconstrucción. Una de las características de esta modificación fue el cambio de la entrada principal a la casa-habitación, que quedó en el lado de calle Ahumada.
Una protocolización de los documentos relativos al mayorazgo hecha por el escribano público don Nicolás de Herrera y emitida el 26 de junio de 1782 por el alcalde ordinario José Ignacio de Guzmán, a solicitud de doña María Nicolassa Messía y Minuve en nombre de su hermano Cristóbal, proporciona más detalles interesantes relativos a esta propiedad de la familia y las características que tenía entonces:
"Primeramente asignamos para el dicho mayorazgo las casas principales en la Plaza de esta ciudad, que lindan, por una parte, pared en medio, con casas que son del señor marqués de la Pica, y por otra con casas de los herederos de Juan de Ibarra, con las tiendas, altos y bajos, y dos casas pequeñas accesorias, que dimos en dote a la dicha doña María de Torres, nuestra hija, cuando casó con el dicho maestre de campo don Cristóbal Mesía de Valenzuela, con el cargo de vincular el dicho mayorazgo, que están tasadas y avaluadas en veinticinco mil ciento y sesenta pesos según y como por menor se contiene en la escritura de la dicha dote, a que nos referimos, que fue otorgada en treinta de enero del año pasado de mil y seiscientos y ochenta y seis, ante José de Morales, escribano de Su Majestad. Item, asignamos y vinculamos al dicho mayorazgo unas casas que tenemos edificadas en la calle que va de la Plaza al convento de San Agustín de esta ciudad, que lindan pared en medio con casas del capitán Blas de los Reyes, con todo lo que les pertenece, y tres tiendas accesorias a la dicha calle. Item, asignamos y vinculamos al dicho mayorazgo otras casas que hemos edificado en la dicha calle, linde con las casas de suso referidas, y corren hasta la esquina de la Plaza Mayor de esta ciudad, y dan vuelta por la dicha Plaza hasta lindar con una casa pequeña y tiendas de la capellanía del capitán Juan García Salguero, con tres tiendas accesorias y un cajón a la dicha calle; y, desde la esquina de la dicha Plaza, por todo lo que hace frente a ella, otras siete tiendas de cal y ladrillo, dobladas con altos encima, que tengo cubiertas y entabladas, y con sus corredores y portales de ladrillo y cal, y las dichas tiendas con sus mostradores de tabla, sus estantes y lo demás necesario, con declaración que entre las dichas dos casas hay tres tiendas pequeñas, fuera de las referidas, que pertenecen a los herederos de Juan de Miranda, y no son de las dichas nuestras casas, porque estaban enajenadas a dicho Juan de Miranda cuando compramoscdichas casas".
Al morir don Cristóbal Messía y Minuve en 1797, los bienes y el condado de Sierra Bella los heredó su única hija sobreviviente de varios hermanos, doña María Josefa Messía y Aliaga, contrayendo matrimonio con don José María de la Fuente y Carrillo de Albornoz, Marqués de San Miguel de Hijar.
El portal hacia 1860. Fuente imagen: brugmannrestauradores.blogspot.com.
COMIENZA LA DECADENCIA DEL PORTAL
El matrimonio vivió largo tiempo en Perú, pero con el advenimiento de la Independencia en Chile las propiedades de doña María -con portal incluido- le fueron arrebatadas por el Gobierno de Bernardo O'Higgins, siéndoles devueltas un tiempo después sólo como reconocimiento al comportamiento de don José, favorable a los patriotas, por decreto del 29 de noviembre de 1820.
Doña María, sin dejar de residir en Perú y a quien no se le repusieron los dineros percibidos de estas propiedades durante el tiempo en que se las enajenaron, hizo alquilar todas ellas a principios de 1826, ya consumada la Independencia. Fueron arrendadas así al chileno Ambrosio Aldunate y Carvajal, casado con una dama peruana de apellido Palacios. Además del Portal de Sierra Bella, el arriendo incluía la Chacra del Carmen y la Hacienda de Las Condes, por ser parte del mismo mayorazgo.
Sin embargo, en el año siguiente el Intendente de Santiago recibió denuncias sobre el vetusto estado en que se encontraba el Portal de Sierra Bella, situación que confirmaron con una inspección y que fue informada al Gobierno Supremo. Como el peso de las mejoras y restauraciones recaía ahora en Aldunate, por los canales diplomáticos él y el Gobierno contactaron a la propietaria otra vez, llegando a un nuevo acuerdo de contrato: se prorrogaba por 20 años el alquiler, con la condición de que Aldunate invirtiera de 50 a 60 mil pesos en conceptos de reconstrucción del edificio.
Amunátegui Solar no informa de un supuesto incendio ocurrido en 1827 y que aparece señalado en algunas fuentes como lo que destruye gran parte del mismo edificio obligando a reconstruirlo parcialmente. El origen de la intervención, entonces, no se debería a un desastre, sino más bien a la precaución de las autoridades para evitar uno. Además, de estos mejoramientos ejecutados por Aldunate y Carvajal (que para todos los efectos prácticos, quedó casi como dueño del lugar) surge el cambio de aspecto visible en algunas fotografías de época, agregándosele un tercer piso y quizás también en este período las casuchas o kioscos abajo entre cada arco, también con pequeños establecimientos comerciales dando a la plaza.
Don Ambrosio Aldunate y Carvajal enviudó, casando después con doña Rosa Carrera y Fontecilla, hija del prócer nacional y Padre de la Patria don José Miguel Carrera y su querida esposa Mercedes Fontecilla. Al mismo tiempo, había comenzado a valerse de su rica base educacional recibida en Perú para incursionar exitosamente en la política chilena, apareciendo incluso su firma en la Constitución de 1833. Fallecería en 1844; y doña Josefa Messía y Aliaga marchó también de este mundo dejando sólo una hija viva heredera del mayorazgo, doña María Josefa de la Fuente y Messía, casada con don José Matías Vásquez de Acuña Menacho y Morga, Conde de la Vega del Ren.
Pero sucedió que, el 13 de abril de 1848, un fuego iniciado en primeras horas de la noche atacó por el lado de calle Estado, en donde hacía poco se había dejado la puerta principal de acceso a las habitaciones. El Portal de Sierra Bella terminaría, de esta forma, parcialmente destruido. En respuesta al siniestro, doña María reelaboró y extendió las cláusulas de los contratos de arriendo del portal y, el 30 de mayo de 1848, autorizando a las albaceas reedificarlo en las mismas condiciones del contrato de 1827.
El edificio y sus reparaciones resistieron el terremoto de 1850, época en la que don Francisco Ruiz-Tagle hizo levantar en el costado oriente de la Plaza de Armas, donde hoy está el Portal Bulnes, un edificio comercial de arcadas y de dos pisos claramente influido por la arquitectura y el estilo del Portal de Sierra Bella. Llamado Portal de Tagle o Portal Ruiz Tagle, éste fue apodado como el Portal Nuevo, mientras que el de Sierra Bella pasó a ser motejado como el Portal Viejo. Fue aparentemente tras un incendio que, en 1864, ese nuevo portal sería reconstruido y reinaugurado como Portal Mac Clure.
Portal de Sierra Bella hacia 1863, en sus últimos años antes de acabar incendiado y demolido. Publicada en Flickr de Santiago Nostálgico (Pedro Encina).
DESAPARICIÓN Y REEMPLAZO
Al morir doña María en septiembre de 1872, la única heredera del mayorazgo, llamada Carmen Vásquez de la Vega y Messía, comenzó a exigir los derechos de la propiedad y a solicitar la desocupación de ellos por parte de la familia Aldunate. En respuesta, se le enrostró la vigencia y valor de los contratos de 1827 y 1848, sólida prueba con la que los tribunales le exigieron a doña Carmen regresar los dineros realizados para la reconstrucción del portal, con los intereses correspondientes. Desvinculado ya del mayorazgo el portal, en conformidad a una ley de 1852, la deuda que gravaba la propiedad superaba por mucho a su valor de hipoteca. El ocaso de su época se venía aproximando.
Poco después, en el interior de la cuadra fue inaugurado un pasaje comercial, en una propiedad a espaldas del portal, lugar que antes había pertenecido al ex Presidente Manuel Bulnes, razón por la que fue bautizado Pasaje Bulnes (no confundir con el cercano Portal Bulnes de nuestros días). La obra, en forma de cruz, fue diseñada por el arquitecto francés François Brunet de Baines, por encargo del propio Bulnes. Su estructura de escuadras y techos armados creemos puede ser la primera experiencia importante del estilo europeo de arquitectura en hierro en nuestro país.
Pero, el 1° de junio de 1869, el Portal de Sierra Bella llegaría a su fin, volatilizando entre sus humos toda una época de la Plaza de Armas.
Un incendio fue declarado faltando minutos para la medianoche y habría comenzado en el local de la "Sastrería Europea" de don Alfonso Blin o muy cerca de ella. Los primeros bomberos llegaron desde calle Santo Domingo sin mucho que hacer para alcanzar a salvar el edificio, ya que reparaciones en la plaza mantenían cortado el suministro de agua, obligando a los voluntarios a ubicar la matriz subterránea para extraerla, con ayuda de otras compañías. Otro desesperante toque de dramatismo lo agregó el que muchos de los bomberos que acuden, estaban relacionados con la propiedad de los locales que ardían.
Tras una larga y angustiante lucha contra el fuego, donde los esfuerzos debieron cambiar a tratar de evitar que las llamas del portal se extendieran a otros edificios vecinos o al Pasaje Bulnes más que tratar de salvarlo, recién en horas de la mañana la situación fue controlada. Los bomberos de las jóvenes compañías  santiaguinas fundadas tras el reciente Incendio de la Compañía de Jesús, fueron ovacionados por la opinión pública y la prensa, recibiendo grandes retribuciones en dinero para apoyar su actividad.
Prácticamente, todas las tiendas y garitas de baratillos ubicados frente a la plaza desaparecieron entre las llamas: la casa anticuara de Gabriel Cueto, la de instrumentos musicales de Juan Krausse, la zapatería de don Baldomero Cruz, los almacenes de don Marcos Ortiz, Juan A. Martínez, Esteban García y Bonifacio Ormeño, el casino, la peluquería, la sedería, la "Sastrería Pigatti" y la pinacoteca. Por el lado de calle Ahumada, donde más peligros hubo de que las llamas se expandieran a edificios vecinos, fue destruida la "Mercería del Gallo" del señor Cádiz, pero se salvó milagrosamente la mercería de don Manuel Zamora, sólo parcialmente dañada. Y fueron tantos los empleados que quedaron cesantes con esta calamidad que un generoso comerciante que aparecía entre los danminificados, don Alejandro Abasolo, inició una campaña a través del diario "El Ferrocarril" para conseguir ocupación a todos estos desempleados con una especie de "feria del trabajo" que organizó en calle Estado frente al Hotel Inglés, hasta donde trasladó su casa de ventas luego del incendio.
El edificio (o sus ruinas) fue adquirido por los hermanos Domingo y Pedro Fernández Concha, filántropos abuelos del poeta Vicente Huidobro y dueños de la Viña Santa Rita. Allí hicieron construir el actual Portal Fernández Concha hacia 1870-1871, siendo llamado largo tiempo más como el Portal Sierra Bella, hasta que su actual denominación alusiva a los fundadores se impuso. Por el mismo año de la construcción, don Domingo Matte hizo abrir la remodelada ex Galería Comercial Bulnes encargando las obras a Lucien Henault y rebautizándose el complejo como Pasaje Matte, hasta ahora. Las entradas principales a estas galerías quedaron, precisamente, en los bajos del nuevo portal que reemplazó al anterior.
El aspecto actual Portal Fernández Concha y también del Pasaje Matte, surge de una radical remodelación hecha entre 1927 y 1933 a los antiguos establecimientos por los arquitectos Josué Smith Solar e hijo, con participación de Jorge Arteaga en los planos. Se le agregaron dos pisos más, en los que se distribuyeron pequeños departamentos residenciales, y su aspecto cambió tanto que ha generado confusiones respecto de las fechas que corresponden a cada una de sus épocas y características.
Nada recuerda ya al primer gran edificio allí dispuesto en tiempos de la Colonia, el viejo Portal de Sierra Bella, que sirvió como telón de fondo para algunas de las primeras fotografías conocidas de la Plaza de Armas de Santiago.
Ilustración recreando el incendio y destrucción del Portal de Sierra Bella, en 1869. Fuente imagen: antoniomarquezallison.blogspot.com

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