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Coordenadas: 33°27'32.55"S 70°38'46.70"W
En Chile, siempre se ha llamado coloquialmente como "monos" a las figuras humanas reducidas de tamaño o de alguna connotación graciosa. Así es cómo surgió el nombre de la sombrerería "Donde golpea el monito", por ejemplo, aludiendo a su muñeco mecánico que toca la vidriera de la tienda; o bien el informal título de "monitos" que se da a los dibujos animados y cartoons. Los diseñadores gráficos, por su parte, viven con el estigma de un trabajo identificado popularmente con la banal definición de "hacer monitos"; en tanto, los niños son "monos chicos" y los copiones hacen todo "por monos", por meros imitadores.
Podrá sonar extravagante, pero dentro de esta etimología simiesca alguna vez tuvimos hasta una arteria alusiva a los "monos", correspondiente a una de las actuales avenidas más importantes de la capital chilena. Es claro, sin embargo, que se ha ido perdiendo parte de la memoria sobre el origen de la Avenida Manuel Antonio Matta, que mucho antes de ser tal fue la llamada la Alameda de los Monos o Cañada de los Monos, cuando no era más que un callejón rural en el que se fueron colocando ferias ganaderas y agrícolas, seguidas de lujosas quintas, a pesar de que el entorno a veces resultaba penoso y peligroso.
Siempre me ha resultado especialmente interesante y curioso este capítulo de la historia de la toponimia santiaguina, más allá de la mera singularidad de aquel título de la calle de aquellos dias. He aquí mi pequeño esfuerzo por difundir estos recuerdos de la ciudad, entonces.
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Plano de Santiago de Chile hecho por Agostino Aglio en 1824. Así lucía el sector de chacras y campos al Sur de la Cañada de Santiago (futura Alameda) unos pocos años antes de la construcción de la Alameda de los Monos.
LA ALAMEDA DE LOS MONOS
La Alameda de los Monos se remonta a los primeros años de organización republicana. René León Echaíz comenta en su "Historia de Santiago: La República", cuál es el origen de ese sendero con tan extraño nombre que parece homenajear al mundo primate:
"En las proximidades del 'Conventillo' de los franciscanos existía una extensa pampa perteneciente al Almirante Blanco Encalada. El Cabildo (Municipalidad) de Santiago se la compró en 1828; y se formó allí una ancha calle que recibió, ignoramos por qué, el nombre de 'Alameda de los Monos' o 'Cañada del Conventillo'. En un principio se usó como feria semanal de animales y era un espacio sucio y de feo aspecto; pero más tarde, durante la Intendencia de Vicuña Mackenna, sirvió de base al camino de cintura sur (hoy Avenida Matta)".
A mayor abundamiento, inicialmente esta alameda medía unas cuatro cuadras entre lo que hoy son las calles San Diego y Santa Rosa. El nombre de Cañada del Conventillo se debió a que pasaba cerca del mencionado "conventillo" franciscano, correspondiente a un pequeño noviciado. Era un ambiente de campiña y de terrenos rurales, a ratos pantanosos, donde quedarían dispersas algunas pequeñas edificaciones de un piso construidas en torno a patios, pero alternadas con las grandes chacras.
Sin embargo, don Benjamín Vicuña Mackenna ya había escrito la particular razón del nombre de la Alameda de los Monos que desconoce León Echaíz, en el trabajo "Algunos proverbios, refranes, motes y dichos nacionales": señala allí que la denominación se debía a la presencia de "cuatro pequeñas estatuas de yeso que representaban las estaciones"que fueron instalados en una quinta del sector, precisamente la que antes había pertenecido a don Manuel Blanco Encalada y donde se trazó la alameda. Retomaremos más abajo la cita completa del autor.
El nombre debe haber surgido connaturalmente en el uso popular de esos años, en referencia a aquellas estatuas-alegorías de las estaciones del año que estaban en pedestales sobre los murallones y columnas de acceso acaso por el callejón original de aquella alameda, en parte de lo que había sido la entrada a la antigua quinta o cerca. La chacra de Blanco Encalada, además, había pertenecido más tarde al General Bernardo O'Higgins, período en el que vivió allí el General José de San Martín, y después doña Nicolasa Toro de Correa, siguiendo los datos de Vicuña Mackenna, hasta que fue comprada y urbanizada.
El aspecto semi-rural y apartado permaneció un largo tiempo más dominando estos parajes. En una memoria de la Intendencia de Santiago presentada al Ministerio de Interior con fecha 1° de mayo de 1860, se mencionan las "zanjas laterales para que sirvan de desagües que faciliten su limpieza y conservación" de las calles que ya entonces "se hallan situadas al sur de la Alameda de los Monos", por el sector irrigado que era llamado La Aguada. El conocido cauce que marcaba el límite Sur de estos terrenos y los de la Pampilla, es conocido hasta ahora como el Zanjón de la Aguada, por lo mismo.
Hacia 1865, además, era conocida la Casa de Corrección de Mujeres que estaba cerca del empalme en la Alameda de los Monos y la antes llamada Calle de las Matadas, así motejada por unos asesinatos de mujeres allí descubiertos. Las instalaciones y el cuidado de las mujeres de vida controvertida estaba a cargo de las monjas de Santa Rosa, y la calle en cuestión adquirió este mismo nombre de la orden, hasta ahora: Avenida Santa Rosa.
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Otros "monos" de las cuatro estaciones en Santiago: las estatuas metálicas simbolizando Primavera, Verano, Otoño e Invierno en el Castillo Hidalgo del Cerro Santa Lucía, en 1874. De estas cuatro hermosas imágenes, actualmente quedan sólo dos en el cerro.
DONDE SE "FRÍEN MONOS"
Según Oreste Plath en "Grafismo animalista en el hablar del pueblo chileno", la expresión despectiva de mandar "freír monos", que se usa para exhortar a alguien para que se largue a molestar, incomodar o estorbar a otro lado, provendría precisamente de una relación con este sitio del Santiago del siglo XIX:
"'Vaya a freír monos a otra parte', que siempre es mala parte, parece tener su origen en 'ir a freír monos a la Aguada'; sitio de aguas en las afueras de la ciudad de Santiago, en que antiguamente había una quinta con cuatro estatuas de yeso que representaban las estaciones".
Si bien la propuesta de Plath es interesante, debe hacerse notar que el mandar a "freír monos" se usa también en otros países de América Hispánica, con formas tales como "anda a freír monos a Guayaquil" o "anda a freír monos al África", esta última conocida popularmente en Chile. Puede ser, entonces, que si bien la expresión no sea originaria chilena, sí haya tenido arraigo y difusión por haber sido asociada a los famosos monos del barrio primitivo de dicho sector de Santiago, como indica Plath.
Algo interesante ya había comentado al respecto Vicuña Mackenna en la fuente ya señalada, refiriéndose a La Aguada y su zanjón y a las alusiones a los "monos fritos", en lo que parece haber sido más bien un viejo juego de niños:
"'IR A FREÍR MONOS A LA AGUADA' ('El último mono se ahoga'): Entre los disparates populares que con los honores de proverbios se han aclimatado entre nosotros, ninguno es más singular, divertido y estrafalario que el que ahora nos sirve de tema principal. Porque si bien es cierto que no faltan monos y especialmente monas en esta parte del histórico zanjón que da comienzo a la ciudad por el sur (escribimos en el Camino de Cintura) nunca hemos sabido los hubiera en la Aguada misma, y menos que allí las gentes se los comieran fritos como congrios... Lo que suelen en ese barrio, limítrofe del Matadero y la Penitenciaría, es freír seres humanos 'cocidos a puñaladas'.Respecto de la única y chistosa explicación dada por algunos, de que los monos fritos en la Aguada habitaban en la Quinta o Alameda de los Monos, que allí está vecina, bastará saber que los últimos eran cuatro pequeñas estatuas de yeso que representaban las estaciones y que fueron colocadas, no hace todavía de ello medio siglo, sobre las pilastras de ladrillo..."
Especulando un poco sobre este punto, cabe preguntarse si la relación se hace a alguna clase de fritura en el comercio popular de las ferias en la Alameda de los Monos, y si la expresión originalmente usada acá era mandar "a freír a los monos", devenida después -por corrupción- en "a freír monos", tal como sucedió con "hacer el perro del muerto" que quedó convertida en la actual "hacer perro muerto". La relación asociativa sería parecida a la de aludir a Chuchunco para hablar de algo lejano y marginal, en el casi legendario territorio que estaba situado al poniente de la ciudad. Ambos terrenos, Chuchunco y la Aguada de los Monos, aparecen así señalados de forma despectiva por hallarse retirados y en la periferia urbana.
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Gallo Choro mandando a "freír monos" a un Patudo, en el álbum "Bestiario del Reyno de Chile", del caricaturista Lukas ( Renzo Pecchenino Raggi).
TRASFORMACIONES Y DESAPARICIÓN
Puede comprenderse que, con la construcción de calles y zanjas de 1860, la urbanización de la ciudad ya empezaba a asimilar estos territorios hasta entonces marginados y de campiñas con grandes quintas, adyacentes a la gran extensión de la llamada Pampilla que se ubicada más al poniente, donde después estarán los actuales recintos del Parque O'Higgins y el Club Hípico.
La llegada de las estancias de agrado y grandes quintas de clases copetudas, había dado un nuevo cariz a la Alameda de los Monos. En "Sabor y saber de la cocina chilena", Hernán Eyzaguirre Lyon recuerda que el afrancesado y aristocrático señor Isidoro Errázuriz se había hecho construir un cómodo chalet de dos pisos y con el estilo del Norte de Europa en la misma alameda, que "era potrero abierto en aquellos años, lo cual le permitía gozar de todas las delicias de la naturaleza, además de una bellísima vista hacia la cordillera". Errázuriz había estudiado en Estados Unidos y Europa, ostentando el título de Doctor en Filosofía en la Universidad de Göttingen.
A este ameno sitio de los Errázuriz y en lo que será años después el Barrio Matta, asistía con frecuencia don Luis Orrego Luco, quien en sus "Memorias" recuerda que el chalet era escenario de grandes comidas y encuentros sociales, en elegantes salones con cuadros representando escenas de "Fausto", y el techo pintado al fresco con escenas del infierno de Dante y pasajes de Virgilio cruzando la Laguna Estigia. Afuera, los cultivos de hortalizas, árboles frutales y hermosas flores eran compartidos con corrales de crianza de ciervos, conejos, pavos, gallinas y faisanes. La cría de estos animales proveía de carne para los enormes banquetes de la quinta del señor Errázuriz, que son mencionados también por Eugenio Pereira Salas. De hecho, la hermana de don Hernán, la distinguida Inés Errázuriz, sería autora de un famoso manual de cocina titulado "Las recetas de doña Inés".
"Para prolongar esta Avenida de los Monos -agregaría León Echaíz- y conectarla con la Avenida del Oriente, se obtuvo que la señora Mercedes Herrera de Amagada cediera una gran extensión, y se adquirieron también terrenos de la chacra del Carmen de los señores Concha, de la chacra de Ingunza y la del coronel Silva Claro, que colindaba con la de Cifuentes".
Una serie de terraplenes se habían hecho en toda esta calle y en la atravesada Chiloé, según consta en otra memoria de la Intendencia de Santiago, extendida el 10 de mayo de 1871 al Ministerio de Interior. Poco después, en el sector de la Alameda de los Monos con calle San Diego, se instaló el Teatro Popular, llamado también Teatro del Sur o Casa de Diversión Popular, que originalmente había sido instalado en calle Morandé. Leyes dictadas en aquella época, además, desincentivaron a algunos explotadores de la miseria que construían hacinados campamentos de "tolderías" para habitación de gente menesterosa, precisamente hacia el Sur de la Alameda de los Monos. Además, un bullente vecindario popular crecía en torno al Matadero de Santiago, adquiriendo el mismo nombre del establecimiento, origen del actual Barrio Matadero.
Finalmente, con la Intendencia de Vicuña Mackenna (1872-1875), se ejecuta el astuto proyecto que da origen a la Avenida de la Circunvalación, llamada también Camino de Cintura. La Avenida Sur de este camino era la que doblaba al poniente, hecho justo sobre la Alameda de los Monos que quedó convertida en un paseo con árboles muy parecido a lo que era entonces la Alameda las Delicias, marcando el deslinde de las subdelegaciones rurales de Santa Rosa (N° 5) y Matadero (N° 6) con respecto al área urbana central de Santiago. Sólo una pequeña sección de esta Avenida Sur del Camino de Cintura siguió siendo llamada efímeramente Sección de los Monos dentro de la misma alameda, en la sección que originalmente ocupaba entre las cuadras de Santa Rosa y San Diego. Así se verifica, por ejemplo, en el Plano de Santiago del Profesor Ernesto Ansart, de 1875.
En su tramo de eje oriente-poniente, este Camino de Cintura será el origen de la actual Avenida Manuel Antonio Matta, como hemos dicho, mientras que el tramo que se iniciaba en Plaza Baquedano con eje Norte-Sur, pasó a ser el actual inicio de la Avenida Benjamín Vicuña Mackenna.
Nunca más se habló de monos ni de sus frituras en esta nueva etapa de la historia santiaguina, que queda pendiente para algún futuro artículo de este blog.
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La "Sección de los Monos" en el Camino de Cintura, trazado en el "Plano de Santiago con las divisiones políticas y administrativas, los ferrocarriles urbanos y a vapor, establecimientos de instrucción de beneficencia y religiosos. Con los proyectos de canalización de río, Camino de Cintura, ferrocarriles, etc.", de don Ernesto Ansart, 1875. Al centro de la avenida, casi en el cruce con Santa Rosa, se alcanza a observar el recinto de la Casa de Corrección de Mujeres, y arriba a la derecha, en la esquina con la Calle Vieja de San Diego, el Teatro Popular.