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LA MANO DE KULCZEWSKI EN MAPOCHO: LA PISCINA ESCOLAR TEMPERADA DEL CLUB DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

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Acceso de avenida Independencia con la Piscina Escolar de fondo, en 1969. Alcanza a verse el famoso cartel de neones de "Aluminio El Mono", ya desaparecido. Fotografía de Josep Alsina, del actual archivo del Museo Histórico Nacional.

Coordenadas: 33°25'53.33"S 70°39'8.43"W

La Piscina Escolar del Club Deportivo de la Universidad de Chile es uno de los más artísticos trabajos del arquitecto Luciano Kulczewski García (1898-1972), sin parangón en toda la ciudad. Por lo mismo, aprieta el alma ver al estupendo y original edificio deportivo, de uno de los más grandes arquitectos nacionales y exponente de estilos de radical influencia en la identidad de Santiago, humillado en todo su exterior, agrietado y vandalizado por infames grafiteros que hasta han escalado sus muros para seguir afeándolo y tratando de convirtiéndolo en una inmundicia digna de sus propios guaridas y cubiles. La Piscina Escolar está, acaso, pidiendo a gritos un rescate que la salve del deterioro y del maltrato.

El origen de este singular edificio se encuentra en un proyecto para ocupar uno de los terrenos que había quedado ganados al río por la ribera Norte, luego de la canalización y estrechamiento del cajón del Mapocho, en las grandes obras realizadas entre 1888 y 1891. Se trataba de una planta situada entre las calles Santa María, Independencia, Artesanos y que quedó como cuadra propia al abrirse después la avenida La Paz hacia el Cementerio General, en 1907, haciéndose provisoriamente allí una plazoleta con arbustos.

El proyecto contemplaba construir una amplia piscina techada y de aguas temperadas, primera de estas características en el país, especialmente disponible a los escolares chilenos y al cuerpo deportivo de natación de la Universidad de Chile. Fue hacia mediados de los años veinte que comenzó a materializarse la obra, encargándole los planos a Kulczewski, quien los elaboró hacia 1925. Se recordará que el consagrado arquitecto es el mismo autor del Edificio de la Gárgola, al inicio de calle Merced frente al Parque Forestal, y la actual sede del Colegio de Arquitectos, entre otras importantes obras de Santiago.

Fuente imágenes: "La arquitectura de Luciano Kulczewski: un ensayo entre el eclecticismo y el movimiento moderno en Chile", de Fernando Riquelme (Santiago, 1996).

Luciano Kulczewski, el arquitecto.

La piscina en los Planos de Kulczewski.

¿CUÁNDO SE CONSTRUYÓ?

En 1926, se fundó oficialmente el Club Náutico Universitario, importante grupo que iba a ser el gran interesado en la proyectada piscina, para sus actividades de natación y polo acuático. Además, la rama tiene el mérito de haber sido uno de los pilares de la fundación del popular Club Deportivo de la Universidad de Chile, aportándole también el famoso "chuncho" emblema del club al año siguiente, insignia que antes había sido la suya en el equipo náutico. Esto último está confirmado por artículos de la revista "Los Sport" previos a 1928 y por otros de la revista "La U", que aparecen mencionados en la página web oficial de la Universidad de Chile, haciéndose el siguiente extracto de uno de ellos:

"El diseño de este chuncho fue traído desde Alemania por Don Pablo Ramírez, distinguido dirigente de la natación que llegara a convertirse en un hombre público... El chuncho de la U simboliza la sabiduría, el conocimiento mutuo, la armonía entre el cuerpo y el espíritu, suprema aspiración del deporte bien entendido".

Fue otro dirigente de natación, don Horacio Ramírez, quien adaptó el símbolo y utilizó como emblema del "Club Náutico" en 1926, pasando de allí al club mayor. De alguna manera, entonces, el origen de la propia Piscina Escolar y la rama universitaria de natación, está vinculado al surgimiento del Club Deportivo de la Universidad de Chile y a su característico heraldo histórico del chunchito azul.

En tanto, las agitaciones políticas de la época o bien las dificultades económicas habían prolongado la consumación del proyecto de construcción de la piscina, generando confusiones en algunas fuentes sobre cuál es el año de su inauguración, que es paseado entre fechas que van de 1924 hasta 1937, según mi impresión. También habían existido conflictos con ciertos intereses en destinar ese mismo terreno ganado al río a la construcción de dependencias para la Biblioteca Nacional o bien de un recinto educacional con infraestructura de punta para aquel entonces, pero el propio Pablo Ramírez, a quien apodaban "el Ministro de las piscinas", se opuso tenazmente resguardando su destino ya decidido, pues era su sueño que todos los escolares chilenos aprendieran a nadar en la infancia y surgieran de allí las generaciones de futuros campeones.

A mayor abundamiento, corresponde explicar que el plan del controvertido Ministro de Hacienda, expresado hacia 1928 y resistido por muchos grupos políticos e intelectuales de entonces, era colocar para habilitar cuatro piscinas en zonas altamente pobladas de la capital chilena, una de las cuales era la de Mapocho. A la sazón, sabían nadar menos de un millón de los 8 millones de chilenos, y era tradicional que nuestro país sacara todo el tiempo los lugares más bajos en las competencias de natación, por falta de infraestructuras para entrenamiento y práctica profesional.

Así entonces, la construcción del edificio que originalmente iba a ser llamado Pileta Escolar de la Universidad de Chile, se concretó durante los años del primer gobierno del General Carlos Ibáñez del Campo, siendo inaugurado definitivamente en 1929, como lo señala una placa trizada de piedra colocada afuera en la fachada, junto al acceso principal. Quizás meta la cola, también, alguna falta de objetividad o imprecisión influida por la política, atribuible en algunas fechas mal reportadas sobre el año de entrega de la obra.

CARACTERÍSTICAS Y ESTILO

Situado en la dirección de avenida Santa María 983, haciendo esquina con la entrada de calle Independencia, el resultado fue una construcción que se ha descrito varias veces como tremendo referente del estilo art decó en Santiago, especialmente por su potente fachada de cornisas y pilastras. Con cerca de 55 metros de largo (Sur a Norte), el recinto ocupa aproximadamente unos 3.500 metros cuadrados, incluyendo el frontis (dos pisos) y la piscina techada hoy dividida en ocho pistas.

Este estilo art decó tiene cierta presencia a este lado del barrio Mapochino, por cierto, ahí en las puertas de La Chimba y manifiesto en otros ejemplos como el edificio del Centro de Salud Norte (ex Policlínico de la Caja del Seguro Obrero) y algunas viejas fachadas de casonas por el lado de Recoleta. En la piscina son característicos también los "aleros" de artesones de albañilería en el exterior, donde están las entradas secundarias, sostenidas por pares de columnas gruesas y con los espacios lacunarios superiores vacíos. La parte trasera, en cambio, es más sencilla y sigue la forma triangular del galpón de la piscina, con vanos geométricos y pilastras. Se lo considera, además, una de las primeras manifestaciones del movimiento arquitectónico moderno en Chile, que se extiende desde mediados de los años veinte hasta mediados de los sesenta.

"Tanto el país como el Kulczewski de entonces -escribió el historiador Miguel Laborde en "El Mercurio" (13 de mayo de 2000)- buscaban dar un paso más hacia la modernidad; pero no en la dirección que proponían las vanguardias. De 1929, muestra muy gráficamente el "disfraz" de la masa potente y moderna que se recubre, enmascara, ornamenta, con elementos geometrizados que la hacen más digerible por los habitantes de la época. Pero igual exhibe una fuerza nueva, la presencia de una estructura eficiente y sólida; por entonces, el Banco Central y los edificios Turri de la Plaza Baquedano, pioneros, ya daban cuenta del mismo cambio estético".

Sin embargo, hay otras influencias eclécticas en el diseño de la piscina, que trascienden al art decó: el galpón interior también es un ejemplo palpable de la arquitectura en hierro surgida de las escuelas de Pritchard y Eiffel, que en el mismo barrio ha tenido ejemplos tales de este estilo como los puentes del Mapocho (especialmente el Puente de los Carros), el edificio de ferretería del Mercado Central, el interior de la Estación Mapocho, los desaparecidos kioscos comerciales de la Plaza Venezuela y la garita del tranvía que existió largo tiempo allí también. No es todo: en las terminaciones y ciertas características de los vanos, ventanas, vidrios y puertas metálicas, hay decoraciones de un tímido art nouveau, mucho más simplificado y sencillo que aquél manejado por Kulczewski en otras obras de su autoría, reducido aquí sólo a sugerencias. Cabe notar que la palabra "Piscina" está inscrita afuera sobre el acceso al edificio, en caracteres cursivos que también simulan organicidad, en este caso semejando deliberadamente a la letra manuscrita.

A pesar de estos pequeños detalles, la ornamentación general del edificio es mínima. Quizás por esto, el hall frente al acceso fue decorado con estatuas antiguas de evocación clásica, para darle al recinto uno de los pocos elementos de realismo figurativo que pueden observarse dentro del mismo, aunque no pertenezcan al diseño. Una de ellas corresponde a un modelo en minitaura del diseño de la Estatua de Caracas del Cerro Santa Lucía, del Trofeo Andrés Bello extendido por el Embajador de Venezuela don José Abel Montilla, al Club Deportivo de la Universidad de Chile en 1944.

La piscina propiamente tal, temperada, bien iluminada con la luz del día y la artificial durante las noches, fue toda una novedad para la época: tiene 25 metros de largo por unos 17 metros de ancho. Originalmente, tenía una pendiente descendente que bajaba hasta los 2.80 metros de profundidad, muy temidos y peligrosos para los inexpertos, como comentaba Armando Méndez Carrasco en las "Crónicas de Juan Firula". Pero esta profundidad, más cerca de nuestros días, le fue reducida a 1.70 metros. En la "Revista de Educación" del Ministerio de Instrucción Pública, se declaraba con orgulloso en 1934, elogiando estas características:

"Mens sana in corpore sano (mente sana en cuerpo sano). Por siglos de siglos se está repitiendo este aforismo. Mantenga usted su cuerpo es perfecto estado de aseo y lo mantendrá sano. La piscina Escolar Temperada le ofrece esta oportunidad. Está abierta todo el año de 8 a 20 horas y sus aguas son desinfectadas mecánicamente a base de cloro, soda y piedra alumbre. La única en su género".

Joven nadadora deportiva en la piscina escolar, en fotografía de 1965 tomada por Eugenio García y actualmente en las colecciones del Museo Histórico Nacional.

Algunas actividades en la piscina, en 1972: ensayos del grupo de danza "Aucamán" del Instituto de Educación Física, y un muchacho con impedimentos físicos saltando al agua, como parte del programa de rehabilitación de niños discapacitados del Departamento de Educación Física y Kinesiología de la Universidad de Chile.

CAMBIOS EN EL ENTORNO

La piscina se convirtió en un importante centro de actividad del sector, visitado no sólo por estudiantes, sino también por curiosos y familias completas. Don Elías Maturana, un recordado y querido fotógrafo de cámara minutera, se instaló en el lugar en 1942, permaneciendo en el Barrio Mapocho por cerca de otros 60 años más, ofreciendo allí su oficio. Retrató a muchos de los bañistas que frecuentaban el lugar, antes de cambiarse hacia el lado del Mercado Central. Por esos mismos años, la Universidad de Chile promovía su piscina ante el público en los siguientes términos, en un documento institucional de la casa de estudios:

"Piscina Escolar Temperada.- Es una institución que sirve las necesidades deportivas de la ciudad entera. Provista de un magnífico edificio, dotado de instalaciones muy completas, es el lugar obligado de las competencias de natación en Santiago".

Sin embargo, el edificio más importante de la natación de entonces, lucía un tanto aislado dentro de la cuadra, por ser de los más altos entonces y vecino a un temido sector del barrio conocido como el "Luna Park", así llamado por un hotel y centro de recreación que existía allí con ese nombre y sobre el cual se montó, años después, el famoso y desaparecido cartel de neones de "Aluminio El Mono". Atrás de la piscina estaba cerca la recientemente demolida mansión Montt Montt de calle Artesanos, bella casona decimonónica después destinada al servicio sanitario y que, en esos años, estaba encargada a la atención de pacientes con enfermedades de transmisión sexual, principalmente mujeres de vida menesterosa.

No parecía ser un barrio típico para instalar una valiosa piscina deportiva, pero sin duda que el edificio ayudaba a dignificar el sector. Alejandro Magnet cuenta también, en un trabajo sobre el Padre Hurtado, que el sacerdote iba a buscar niños pelusas abandonados del Mapocho para darles albergue, los que se colocaban contra una pared de la piscina llamada "el muro caliente" (donde estaba el calefactor del agua) para capear las noches frías. Mario Olea Guldemont, por su parte, dice en sus "Crónicas otoñales" que las duchas del recinto fueron ocupadas un tiempo para la salubridad pública:

"Los servicios de salud y la policía literalmente "arreaban" a cuanto pobre diablo zarrapastroso divisaban por las calles de Santiago; los conducían a la Piscina Escolar y allí los bañaban, "pelaban" y desinfectaban".

Frente al lúgubre hotel señalado, al inicio de la Plaza de los Artesanos había por entonces una tierra de nadie con campamentos y ferias de cachureos que alcanzaban a saltar la avenida La Paz y tocar el lado de la Piscina Escolar. Robos, prostitución y violencia se reunían allí en esos no demasiados metros cuadrados hasta que, interpretando un largo clamor de los vecinos, el Alcalde de Santiago don José Santos Salas decidió erradicar de allí el tenebroso gentío del "Luna Park", en un completo plan de 1947-1948 que consistió en pasar los viejos galpones abandonados de la empresa del tranvía a los comerciantes de La Vega Chica, el desplazamiento de la feria de antigüedades y cachureos a la otra ribera del Mapocho (cerca de la Cárcel Pública) y la erradicación de los campamentos de la Plaza de los Artesanos para construir allí las pérgolas de las flores, para las vendedoras que acababan de ser obligadas a retirarse de la Alameda.

Uno de los conjuntos para los floristas se levantó tanto en este lugar preciso de la cuadra en la plaza, correspondiente a la Pérgola Santa María, mientras que la otra se hizo cruzando La Paz y vecina a la Piscina Escolar, correspondiendo a la Pérgola San Francisco. Ambos recintos fueron diseñados y construidos con puestos de albañilería sólida, originalmente sin el galpón que se les instaló después, y con un sencillo estilo art decó que, en la práctica, buscaba alinearse con la estética dominante allí representada por la piscina.

En una entrevista de la revista "Bifurcaciones" al cineasta Sergio Castilla, leo un interesante recuerdo sobre la relación entre esta pérgola floral y la Piscina Escolar (donde él ganó un campeonato nacional de natación), mientras describe algunos pasajes de su filme "Gringuito":

"La Pérgola de las Flores está en la película porque pasé muchas veces por allá, cuando iba a la piscina de la Universidad de Chile, que quedaba al frente. Yo era nadador y en esa piscina salí campeón de Chile. Recuerdo que el día de la carrera, para la suerte, me compré unas flores. Una de las cosas que me enseñó mi madre fue el gusto por las flores".

Por esta misma ubicación adyacente de las pérgolas, es inevitable que en las famosas pasadas de grandes cortejos fúnebres entre cascadas de pétalos arrojados tradicionalmente por las floristas a uno y otro lado de la avenida La Paz, siempre aparezca al menos una parte de la Piscina Escolar en las fotografías o filmaciones que se han hecho documentándolas.

HACIA NUESTROS DÍAS

A lo largo de su historia, la Piscina Escolar no sólo ha visto pasar grandes nadadores y torneos del Club Deportivo Universidad de Chile, sino también importantes encuentros estudiantiles, actos culturales y hasta ha servido de albergue en períodos de lluvias torrenciales, emergencias o catástrofes. En los años cincuenta y sesenta, se hacían los concurridos campeonatos interescolares de natación, a los que acudían alumnos de todo Chile. Todavía son muy populares sus Olimpiadas Interfacultades.

En otras épocas, también hubo en la piscina espacio para la música y el boxeo. Hacia los setenta, fue casa de los ensayos del grupo de baile folklórico "Aucamán" y de los entrenamientos del Instituto de Educación Física. A partir de 1972, también fue sede del inicio de un proyecto del Departamento de Educación Física y Kinesiología de la Universidad de Chile, destinado a dar terapias de rehabilitación en agua para niños con secuelas motrices de enfermedades como meningitis, poleomelitis o por falta de extremidades, programa pionero que se adelantó a la creación de la Teletón. Hasta poco antes de esos años, además, permaneció instalado en la piscina un trampolín de unos cinco metros de altura, retirado después por razones que desconozco. Vimos ya que la piscina era más profunda, característica que le fue modificada en tiempos recientes. Y fuera de las cursos de natación, se ofrecerán allí clases de artes marciales, aeróbica y salas con maquinaria de trabajo muscular, hasta ahora.

Tuve ocasión de conocer este edificio deportivo en casi todos sus detalles durante el año 1987, cuando fui alumno de un grupo de clases de natación en esta piscina, en la misma escuela de nado que todavía funciona allí. En las salas menores del recinto se ofrecían varias otras disciplinas complementarias o distintas de la natación, y la sala superior albergaba también varios premios y copas recibidos por el club. Los mismos camarines que por esos años ochenta todavía eran de gris albañilería desnuda, todos a nivel subterráneo, hoy están pulcramente embaldosados. Sí se conservan iguales esas graderías escalonadas para unas 400 personas cómodas, también de concreto, y por las que alguna vez han rodado pajarones temerarios, por su descuido al subir y bajar por ellas. Hubo ocasiones en que estas graderías se llenaron desde la base hasta la cima, especialmente en campeonatos de natación.

El olor del cloro y de la asepsia, característicos del recinto de la piscina, me acompañaban en esas noches fría del invierno, sin embargo con las aguas tibias allí disponibles para nosotros. Todavía conserva esta característica allí adentro. Por entonces, los alumnos salíamos con el pelo húmedo alrededor de las 22:00 horas y, hasta donde sé, fue la primera piscina chilena en ofrecerse abierta hasta este horario, aún vigente. Como fue mi primer contacto directo y regular con el Barrio Mapocho, abrigo especial cariño por estos recuerdos de adolescente en este lugar.

La Piscina Escolar, que en algún momento fue rebautizada oficialmente como Piscina Temperada de la Universidad de Chile, está declarada inmueble de Conservación por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, pero la necesidad de darle mantención y reparaciones me invita a pensar que necesita de la categoría de Monumento Histórico Nacional que pueda extender el Consejo de Monumentos Nacionales con justicia sobre esta extraordinaria y única obra, una de las mejores del currículo dorado de Kulczewski.

EL ESTADO DE CONSERVACIÓN

Si bien el edificio está estructuralmente firme, los efectos del deterioro causado por el paso del tiempo y algunas agresiones como las descritas al principio, se ha hecho patentes. Incluso ha desaparecido parte de su decoración, como las copas que coronaban las columnas al frente y atrás del edificio. Hubo quienes llegaron a hablar de un inminente peligro para la continuidad del edificio tras el último gran terremoto 2010, y algunos alumnos de la Universidad de Chile le organizaron un "funeral simbólico", tratando de alertar a las autoridades de las necesidades de darle reparación urgente al complejo.

Pero han existido manifestaciones de una intención por mantenerla, durante los últimos años. En 2005, por ejemplo, Chiledeportes entregó cerca de 237 millones pesos para el proyecto titulado "Plan de Mejoramiento de la Piscina Escolar de la Universidad de Chile", impulsado ese mismo año por la Dirección de Deportes y Actividad Física, algo que fue anunciado con grandes expectativas. En el acto de momentánea despedida del recinto en septiembre, cuando se la cerró para iniciar los trabajos, se realizó un multitudinario acto al que asistieron alumnos, deportistas y se realizaron exhibiciones de artes marciales más una presentación musical de cuarteto de guitarras, en presencia del Rector de la Universidad y otras autoridades. La piscina reabrió sus puertas en mayo de 2007, con varias reparaciones de sus estructuras y también mejoramientos técnicos al interior del recinto. En casi 70 años de existencia, nunca antes había recibido más que parciales reparaciones, la mayoría de carácter estético o mejoramientos, de modo que esta era la primera vez que se le hacía una mantención tan profunda.

Sin embargo, el terremoto de 2010 causó notorios daños en parte de la fachada e interiores, provocando caídas de material a la calle. Coincidentemente, el año anterior se había propuesto iniciar un plan maestro que pretendía remodelar el Barrio Mapocho, del que formó parte la destrucción de las antiguas pérgolas y la feria Tirso de Molina para ser reemplazadas por los modernos edificios comerciales que allí existen ahora.

En junio de 2011, la piscina fue parte de las visitas hechas en Santiago por expertos en restauración del Departamento de Patrimonio Nacional del Ministerio de Cultura de Polonia, acompañados por miembros del Consejo de Monumentos Nacionales. Iban motivados tanto por el origen polaco de la familia Kulczewski como por el hecho de que haya sido rector de la Universidad de Chile don Ignacio Domeyko. Ese mismo año, la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas llamaba a licitación del proyecto titulado "Conservación Piscina Escolar Universidad de Chile". Se está en este tránsito, actualmente.

Durante el Día del Patrimonio de mayo 2012, la Piscina Escolar estuvo abierta por primera vez para los visitantes con visitas patrimoniales y guías, además de un pequeño homenaje a Kulczewski, montándose también una pequeña exposición fotográfica en la sala superior donde están los premios. Espero que sea sólo la primera de todas las que vienen.

El día que sean reparadas las cornisas artísticas de su fachada y se borren los horripilantes rayados de pintura aerosol en la parte baja y alta del edificio, procurando que no se repitan, la Piscina Escolar de la Universidad de Chile podrá volver a su esplendor original, ese que mantuvo intacto por tantos años... Y a ver si nuestra sociedad es capaz de "alcanzar" el nivel de desarrollo y cultura que, al parecer, sí teníamos hace 80 años para con la comprensión del valor de algunos edificios históricos.


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