
Ladera del cerro en Chañaral, en 1997. Se distingue la Gruta de Lourdes y la explanada semicircular (sobre el lugar en que está el camión) con su aspecto en esos años, carente de los buenos senderos de concreto que tiene hoy.
Coordenadas: 26°21'00.1"S 70°37'26.8"W
Si bien su veneración está presente en todo Chile, por alguna razón la Virgen de Lourdes parece ser muy popular en tierras nortinas, abundando los altares y grutas dedicados a su devoción. Uno de ellos se encuentra hacia el Sur del área urbana de Chañaral, en la Región de Atacama. Está en la ladera del cerro Mogote Rayado, la que da hacia la costa en Punta Piedra Negra, al inicio de los cerros de la Cordillera de las Ánimas y con la altura apropiada para ser vista desde desde toda la ciudad.
Esta gruta ha concentrado gran parte de la fe de los habitantes de Chañaral a lo largo de su historia. No siendo una de las más antiguas del Norte de Chile, sin embargo, ocupa quizá el segundo lugar más importante para los creyentes católicos, después de la céntrica Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, ubicada frente a la Plaza de Armas. Tal como sucede en otras sedes de adoración hacia esta advocación en el país, los mineros y sus familias fueron particularmente fieles al pequeño santuario que se montó en la gruta, con al figura de la Virgen de Lourdes como protagonista.
Sin embargo, la gruta abierta entre las roqueras del cerro ha cambiado mucho desde sus orígenes, cuando era un rústico socavón de difícil acceso, con senderos brutos empinados y a prueba de resbalones, hasta donde rara vez podían llegar los devotos más ancianos, debiendo resignarse con contemplar u orar desde abajo, en la ciudad de escalinatas y calles inclinadas. Hoy, después de varias mejoras con el tiempo y de una radical remodelación del lugar en años recientes, es un sitio de acceso bastante fácil y más visible que antaño.
La historia de esta gruta tan simbólica para la ciudad de tradición minera, comienza con la llegada a Chañaral del párroco Pedro Vega Gutiérrez, en 1931, según información que se maneja en la propia parroquia. El padre Vega era de origen ovallino, oriundo de Tulahuén, y además del hábito se desempeñaba como periodista, poeta y escritor. Tras ordenarse sacerdote en 1925, ejerció sus labores apostólicas en varias localidades de sus tierras en el Norte Chico: Vicuña, Chañaral, Mincha, Tongoy y otros poblados.
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