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CANARIOS, CANTINAS Y CANTALETAS EN EL VIEJO BARRIO MAPOCHO

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Detalle de fotografía de la ribera del Barrio Mapocho junto al Mercado Central hacia 1910-1920. Se observa el área construida en la margen del río antes de las expropiaciones y demoliciones de fines de los años veinte, que abrieron parte de la Plaza Venezuela y la avenida Balmaceda en el sector donde estuvieron "Los Canarios".
Coordenadas:  33°25'58.58"S 70°39'7.81"W (aprox.)
Varios factores parecen estar involucrados en una explosión de una febril bohemia del Barrio Mapocho y sus alrededores, que llegó a su apogeo con el llamado "Barrio Chino" nacido alrededor de la última cuadra de calle Bandera, hacia mediados del siglo pasado, con varios locales concentrados especialmente en un sector recientemente demolido en aquella manzana.
Había sucedido que, con el crecimiento del comercio y la circulación de personas durante la época del tranvía eléctrico y de la Estación Mapocho, aparecieron en la esterilidad riberana también estos nuevos centros de recreación: restaurantes, clubes, cafés, hoteles y cabarets... Juntos y revueltos, como huilles y añañucas del desierto florido.
El trágico poeta Pedro Antonio González.
Empero, existen interesantes antecedentes de actividad recreativa y de bohemia intelectual previos a la fundación de la gran terminal del ferrocarril, de los que ha sobrevivido alguna información hasta nuestros días, demostrando -de paso- lo remota que era la presencia bohemia en el Barrio Mapocho y las cuadras vecinas al Mercado Central.
Tal es caso del "Bar los Dos Canarios", uno de los más curiosos y antiguos del sector de la antigua calle Mapocho, cuando ésta pasaba aún con su trazado por donde ahora está la unión de las avenidas Balmaceda, General Mackenna y Valdés Vergara.
Esta cantina fue una especie de versión rústica del tipo de establecimientos que comenzarían a tomar posesión del barrio en los años que siguieron. Aparece mencionado como presente en el barrio ya a inicios del siglo XX, por Lautaro García en su "Novelario del 1900", agregando que el local contaba con un piano de cuerda, presumiblemente para amenizar el ambiente y entretener a sus comensales.
Llamado a secas por sus visitantes como "Los Canarios", se encontraba más precisamente en el sector de calle 21 de Mayo esquina Mapocho vecino al mercado, cerca de donde estuvieron otras célebres cantinas de su misma vieja generación como la "Picantería del Norte" y "Los Buenos Amigos", que para García "invitaban a la clientela con sus puertas, de par en par abiertas a que entrara 'a hacer la mañana'". Agregaríamos de nuestra parte al "Guatón Bar", y al centro de diversiones populares de "La Piojera" aún existente, que también hicieron su parte de historia en este sector al final de calle 21 de Mayo.
Recordaba Daniel de la Vega que, hasta "Los Canarios", asistía con regularidad el sufrido y menesteroso escritor y poeta Pedro Antonio González, que por esos mismos años, según comentara Oreste Plath, vivía refugiado en el famoso bar "El Quita Penas" del Cementerio General, en su primera dirección de calle Profesor Zañartu. González asistía acompañado de Antonio Bórquez Solar, a quien no le agradaba mucho este antro de Mapocho pero iba de todos modos para escoltar a su amigo. De la Vega describe así aquellos encuentros, en revista "En Viaje" de mayo de 1963, en su artículo "El alma en la taberna":
"Apoyado en un bastón hablaba a gritos de la inmortalidad que les esperaba, pero González no le escuchaba. Cabizbajo, sumido en su embriaguez interminable, era capaz de resistir que le leyeran un editorial de ‘El Ferrocarril’".
Alberto Rojas Jiménez, también poeta y también trágico.
Este "Canario" riberano también fue frecuentado por otro poeta acosado por la tragedia y la desdicha, pocos años después: Alberto Rojas Jiménez, quien asistía a la hora del té o de la cerveza, donde se reunía con Pablo Neruda, de acuerdo a lo que expuso Plath en "Alberto Rojas Jiménez se paseaba por el alba".
Tenemos algunas dudas sobre el "Bar los Dos Canarios", que no pudimos resolver con nuestras indagaciones, sin embargo. Sabemos de la existencia de otra avecilla cantora en este mismo sector, ofreciendo desde su jaula los mismos placeres al vaso: "El Canario Navegante" (¿alguna alusión al río?), cuya ubicación era frente a lo que sería la Plaza Venezuela de General Mackenna. En "Recuerdos y pájaros", el escritor Enrique Bunster lo describió escuetamente como "un barcito humilde y con olor a Valparaíso".
Desgraciadamente, no nos ha sido posible verificar con plena seguridad si aquel correspondía o no al mismo local de “Los Canarios” al que nos hemos referido acá, o si sólo se trata de un alcance de nombres y de proximidad en el barrio, cosa bastante curiosa en caso de ser tal. Roberto Merino incluso habla en su "Santiago de Memoria" de un negocio del mismo nombre, pero cerca de avenida Matta, que suponemos posterior.
Como sea, el hecho es que este canario nocherniego se voló hace muchos, muchos años ya, dejando su nido en Barrio Mapocho, probablemente como consecuencia de grandes trabajos urbanísticos iniciados en 1927-1928 que -entre otros efectos- demolieron varios inmuebles del tramo para abrirle espacio a las plazas frente al mercado y a la avenida Presidente Balmaceda, obras de las cuales el inicio de calle Mapocho, que antes bordeaba al río frente al desaparecido "Los Conarios", quedó reducida a una pequeña colita vial inconexa con el resto de la avenida homónima, en el sector de calles Amunátegui y San Martín.

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