Acceso al teatro-circo hacia los años 20, con sus puertas de madera y leones.
Coordenadas: 33°27'32.37"S 70°34'18.45"W
Aunque la Comuna de Peñalolén fue fundada recién en los ochenta, su historia es más bastante larga y activa en este sector de la ciudad de Santiago de Chile, especialmente tras la Independencia. Su nombre proviene de la Hacienda Peñalolén que, con los fundos Lo Hermida de los Von Schroeders y Macul de los Cousiño, se constituían las tres grandes propiedades en las que estaba dividido el terreno de la futura comuna en el siglo XIX.
El fundo Peñalolén había sido propiedad de los sacerdotes jesuitas y a continuación de doña Ana Josefa Vicuña. Sin embargo, tras adquirirlo a ella, don Juan Egaña y luego su hijo Mariano habían convertido la hacienda en un verdadero parque, con especies traídas especialmente desde Europa. Margarita Egaña, hija de don Mariano, puso en venta la propiedad (salvo algunos terrenos sometidos a régimen de mayorazgo), siendo adquirida en 1869 por el aristocrático uruguayo José Arrieta y Perera, que por entonces se desempeñaba como cónsul de su país en Chile sólo por vocación, sin recibir remuneraciones por este servicio. Don José residía desde 1844 en nuestro país, habiendo llegado con su familia cerca de los 10 años y contrayendo matrimonio con doña María Mercedes Cañas y Calvo en 1858.
Al momento de ser comprado por el acaudalado Arrieta, este fundo era arrendado y trabajado por D. Juan de Dios Morandé Portales, quien permaneció un tiempo más allí antes de irse. Don José llegó a establecerse y a convertirlo en un maravilloso parque privado, además de introducir grandes avances en la explotación agrícola del terreno, arrendándolo por temporadas a Vicente Alcérreca y Teófilo Cornejo. En alguna futura entrada quizás hablemos del fastuoso palacio con laguna propia que allí habitaba y que aún se mantiene en pie en lo que queda del parque, siendo sede de la Universidad SEK.
La familia Arrieta mantuvo su importancia e influencia en este lado de la ciudad, tanto durante el oscuro período de la Guerra Civil de 1891, durante la cual don José diera albergue allí a algunos perseguidos (además de procurar su primera sepultura a su amigo el Presidente José Manuel Balmaceda, por encargo de él mismo). Un tiempo después de la fundación de la Comuna de Ñuñoa en 1894, más o menos los años del Primer Centenario y en el período el que fallece don José Arrieta en 1911, los terrenos comenzaron a ser loteados y la población aumentó con residentes estables, además de otros ricos propietarios y los trabajadores de los fundos.
Don José Arrieta Perera, y su hijo Luis Arrieta Cañas.
LA FUNDACIÓN ARRIETA
De gran espíritu filantrópico y de responsabilidad social, don José Arrieta creó la fundación con su nombre por escritura pública de 1910, con el objeto de poner a disposición de la comunidad de un gran centro de recreación en terrenos de su propio fundo, para mejorar la calidad de vida de los residentes locales. Trazó así un gran proyecto para proveerlos del edificio con teatro y salones en el sector Los Guindos, además de contar con áreas deportivas y bibliotecas. Para financiar tan oneroso plan, Arrieta dejó establecido un censo sobre la Hacienda que proporcionaba a la fundación una renta de $6.400 anuales.
En tanto, el hijo de don José, el músico y filántropo Luis Arrieta Cañas, llegó a ser el sexto alcalde de la aún nueva comuna de Ñuñoa entre 1900 y 1912, llevando adelante varias iniciativas de servicio social y sanitario para los más necesitados. Como su padre había destinado parte de su herencia a labores sociales, le correspondió hacerse cargo de la beneficencia a través de la Fundación Arrieta. Se sabe que don Luis había comprado a su padre gran parte de los terrenos de la hacienda hacia 1894, además.
Cercano a grupos intelectuales y de pensamiento liberal desconfiado de las corrientes socialistas, don Luis continuó su obra como Patrono de la Fundación y poniendo a disposición de la ciudadanía el gran complejo recreativo, destinado a fomentar la entretención sana entre las clases modestas. Además de la Fundación Arrieta, René León Echaíz menciona la existencia de una posterior Fundación Arrieta Cañas en estas mismas actividades, en su libro "Ñuñohue". Fue la heredera del trabajo benefactor de la anterior.
De acuerdo al documento titulado "Centro de Entretenimientos Populares 'José Arrieta'" de 1921, publicado por la fundación en talleres de la Escuela Tipográfica La Gratitud Nacional, la labor que llevaban adelante debía mantenerse ajena a todas las cuestiones políticas y religiosas en su "acción social", aclarando que "decimos 'su Acción Social' porque creemos que el problema social no es un problema político y que ese problema debe ser resuelto por la sociedad misma", no inclinándose así al "paternalismo político" en que degeneran las políticas públicas cuando caen en "un tutelaje absorbente y exagerado", a juicio del liberalismo de los Arrieta.
Desde que fuera concebido por don José, entonces, la misión del complejo recreativo iba a ser:"combatir los vicios de las clases populares, especialmente la embriaguez y fomentar los sentimientos de amor a la familia, a la propiedad, al ahorro, a la libertad y a la Patria". Esta preocupación de los Arrieta con el flagelo del alcoholismo es evidente y reiterativa en el trabajo y las publicaciones de la fundación. De hecho, el fundador dejó establecido también un premio anual en dinero "al padre de familia pobre que sea el trabajador más sobrio, honrado y que mejor llene sus obligaciones y que esté domiciliado en la Comuna de Ñuñoa", la que correspondía administrativamente a la sede de la fundación.
Esta imagen está referenciada como "Almuerzo en el Teatro de Peñalolén después del Paperchase" y corresponde a una donación de la familia de don Ernesto Barros Jarpa". Fechada el 23 de julio de 1923. No estoy muy convencido, pero la dejo para la discusión. Fuente imagen: Archivo General Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Visita del Presidente Arturo Alessandri Palma al Teatro Circo Peñalolén, en los años treinta. Fuente imagen: Brugmannrestauradores.blogspot.com.
EL EDIFICIO Y SUS DEPENDENCIAS
El complejo de la fundación contaba con el edificio principal aún existente, que comenzó a ser levantado en 1910. Está situado en la esquina Nor-oriente de lo que ahora es la vía lateral Egaña de Américo Vespucio con la ex calle Peñalolén, actual calle José Arrieta, continuación de Diagonal Oriente.
De frontispicio neoclásico y frontón con gran entrada con escalones escoltados por dos leones echados, fue construido albañilería exterior con armazones y techos de madera en su interior. Cuando don José Arrieta falleció, se habían construido ya 900 metros cuadrados de superficie y sus murallas de concreto con cerca de 5 metros de altura, quedando pendientes otras dependencias de la fundación como el jardín infantil y la cancha que fueron completadas por don Luis.
Originalmente, este edificio se había concebido sólo para ser un circo-teatro y para que pudiesen caber en él 2.500 espectadores. Sin embargo, la cifra era demasiado grande para la cantidad de público que había en la zona y para las capacidades de los circos que llegaban a Ñuñoa, a veces temerosos muchos de ellos de presentarse ante una audiencia tan numerosa. Por este motivo, la fundación decidió modificar el proyecto del fallecido benefactor y adaptar el edificio con dependencias complementarias y distribuidas optimizando el espacio, labor iniciada en 1915, refaccionándolo casi totalmente en su interior. Aunque la mayor parte de los trabajos quedaron concluidos ese mismo año, algunas modificaciones se extendieron todavía hasta la década del veinte.
Aviso de 1920 anunciando funciones en el Teatro Peñalolén. Fuente imagen: blog de Brugmann Restauradores.
Ya subdividido en secciones, el inmueble era el corazón del Centro de Entretenimientos Populares de la Fundación Arrieta, que con cierta autonomía respecto de la fundación, siendo dirigido y administrado por el Centro de Recreo e Instrucción "José Arrieta". Tras la remodelación, en él se encontraban las siguientes dependencias o secciones del servicio social de la fundación:
- El Teatro Circo Peñalolén, con presentaciones familiares de bailes, teatro y proyecciones de cine (algunas de las cuales don Luis hizo traer desde los Estados Unidos. Según la declaración de la Fundación Arrieta, en este espacio "deben darse funciones que entretengan a los pobres en los días feriados y también espectáculos cultos y morales encaminados a crear en el corazón del pueblo el amor a la práctica de las virtudes cívicas y domésticas y a combatir el hábito de la embriaguez". El teatro era también un centro importante de reuniones sociales y celebraciones recreativas, algunas de ellas bastante copetudas considerando la orientación social y popular que tuvo como centro de recreación. Hecho de albañilería con envigado de madera y una estructura de techo en forma de cañón corrido de madera en su volumen central, estilo hangar, tiene una nave de unos 250 metros cuadrados, anteriormente con dos niveles aunque sin platea alta. Dijimos que antes de ser remodelado y subdividido el edificio éste sólo servía como espacio para los circos. A pesar de su gran capacidad de público, sólo llegó a tener dos o tres reuniones sociales importantes durante este período inicial, por lo que se redujo el espacio del mismo para destinar el resto a otros departamentos. Su capacidad quedó así para unas 400 a 500 personas frente a un escenario amplio, después de las remodelaciones de 1915. Con este nuevo aspecto debutó como biógrafo el 16 de septiembre de 1916, con funciones de proyección organizadas por los jóvenes Carlos y Enrique Contreras e Ignacio, Alfredo y Enrique Ríos. Fue difícil superar las limitaciones de la falta de electricidad y de buena iluminación, pero de todos modos se exhibieron 22 funciones hasta el 21 de diciembre de ese año, con películas como "Borrascas de vida", "Las lágrimas del perdón", "La danza heroica" y "Los miserables". A partir de enero de 1917 se facilitó el teatro a una compañía de variedades circenses que dio diez funciones. Como la sala no tenía por entonces butacas fijas sino bancas, sus pisos originalmente de tableados y parqués también servían para que el espacio fuese utilizado como gimnasio y salón de bailes. El circo-teatro fue lugar de ceremonias especiales, como premiaciones a alumnos de las escuelas, conciertos de beneficencia y el acto inaugural del centro Unión Nacional. Desde que el Centro de Recreo e Instrucción "José Arrieta" tomara su administración en 1919, quedó incorporado al circuito artístico y educativo con entradas gratuitas o a precios muy bajos, con presentaciones musicales de Tanner y del barítono Zanelli, además de la comedia en vivo de Barra. Hacia 1920, además, se le incorporó luz eléctrica, decoraciones de los muros y butacas, entre otros mejoramientos.
- La Sala de Conferencias "Blas Cañas", inaugurada hacia 1923 aproximadamente, hacia el final de las transformaciones del espacio interior del edificio. Es una sala lateral, también con techo de envigado.
- El departamento de la Escuela Popular Gratuita "María Mercedes Cañas de Arrieta". La fundación tenía allí una escuela nocturna para adultos, que surgió de una idea de fundar esta clase de institución por varios vecinos de Los Guindos, en abril de 1919, dirigida principalmente a obreros y que comenzó a funcionar inicialmente con seis alumnos frente a Plaza Egaña, en un modesto local arrendado. El primer directorio de esta escuela era presidido por Eduardo Castillo U., con Máximo Kahni en la vicepresidencia, Hugo Ercilla en secretaría y Fernando Llona Cuevas en tesorería; sus directores eran Manuel Muñoz T., Aurelio Valladares, Hugo Fuenzalida y Joaquín Muga. Antes de un año, el exitoso proyecto ya tenía 80 alumnos, por lo que la fundación decidió acoger a la escuela y trasladarla a sus dependencias en el Centro de Entretenimientos Populares, ocupando un espacio adyacente al circo-teatro y contando siempre con la colaboración de los vecinos de Los Guindos. Muchos hombres del mundo de la educación y del pensamiento pasaron por el directorio de esta escuela: Pedro Ríos, Ignacio Rencoret, Rosalindo Gómez, Demetrio Danus, Arturo Mewes, Antonio Trabucco, Miguel Abatte, Clodomiro Rosenthal, Demetrio Carrasco, Alejo Catenacci, Luis Morchio, Antonio Aguiló y Luis Correa, entre otros.
- Un sector de tres salones, que incluiría a una Sala de Temperantes desde cerca de 1925, departamento "formado por vecinos, artesanos y obreros de la localidad y en donde encontrarán durante las horas desocupadas de los días de descanso, entretenimientos honestos, lecturas patrióticas, morales y útiles". Estas dependencias fueron importantes también en el trabajo de fomento a la música y la intelectualidad que llevó adelante don Luis Arrieta durante toda su vida.
- La casa-habitación que funcionaba como consulta del médico de la comuna, cedida con la condición de que éste atendiera a diario el dispensario público, contando con un sueldo pagado por la fundación y un reconocimiento de sus funciones por parte de la Municipalidad de Ñuñoa.
También había una casa-habitación dentro del Centro, correspondiente a la persona encargada de regentar a la Escuela Popular una vez que ésta se puso en funciones, pero esta dependencia no dependía directamente del Centro de Recreo e Instrucción "José Arrieta".
Poco se puede ver del complejo hoy, rodeado de paneles publicitarios.
El edificio del gran centro recreativo y del teatro, en nuestros días.
El acceso con puertas de madera a la sala del ex teatro-circo.
OTRAS DEPENDENCIAS
Fuera del área construida del Centro de Entretenimientos Populares "José Arrieta", hacia el sector de los terrenos posteriores pero que formaron parte de la misma propiedad en sus orígenes, funcionaban también los siguientes espacios comprometidos en la recreación sana y el esparcimiento familiar de los ciudadanos menesterosos:
- La Cancha de Ejercicios Atléticos entregada a la Liga "José Arrieta" de Football, antigua sede del Club Arrieta-Guindos fundado en 1915, uno de los más antiguos de Chile. Este espacio deportivo es el actual Estadio Arrieta-Guindos. La Liga "José Arrieta" que funcionaba en él, nació originalmente como Asociación por una iniciativa presentada el 11 de agosto de 1913 en el Club Presidente Balmaceda, durante reunión de 10 deportistas ñuñoínos realizada en Huérfanos 824 y en la que se decidió poner en marcha una institución que agrupara a los futboleros de la comuna e integrarse a la Asociación de Football de Chile. El primer directorio quedó bajo presidencia de Ramón Luis Hernández, siendo su vicepresidente Víctor F. Bravo, secretario Fernando Morales, pro-secretario Aureliano Oyarzo y tesorero Sebastián Segundo Ilabaca. Siete clubes se integraron iniciando la temporada y pasando a ser fundadores, como el Primavera Football Club y el Cross Football Club, este último con el mérito de conquistar la primera Copa José Arrieta de la liga y lograr 11 medallas de plata en 1913. Don Luis Arrieta, al enterarse que existía esta liga de fútbol con el nombre de su padre, le ofreció a los clubes miembros la cancha que había dentro del terreno y que estaba destinada a los juegos de destreza para la comunidad, por lo que la agrupación crearía una comisión liderada por don Luis Zégers H. para conseguir la personalidad jurídica, reconocida por decreto del Ministerio de Justicia del 3 de julio de 1914, recibiendo así de la Fundación Arrieta la cesión de uso del terreno por escritura del 15 de octubre. Ese mismo año, con sólo 5 clubes miembros, la copa de la liga fue ganada por el Primavera Football Club. Tres clubes más se unieron en 1915, con equipos en primera y segunda división. Hoy, esta cancha está separada del resto de la propiedad donde se encuentra el edificio, con acceso por el lado de Egaña-Vespucio.
- El Jardín Infantil, "destinado a servir de campo a los niños de las escuelas públicas" según los estatutos, y que fue puesto en servicio hacia 1923, aproximadamente.
Por algún tiempo, funcionó también en este Centro el llamado Servicio de Carros Mortuorios y Ambulancia "Peñalolén" creado por don Luis Arrieta en 1913, también dirigido a los pobres de la comuna y por una instrucción dejada por don José antes de fallecer. Desde ese año hasta 1920, el servicio gratuito había transportado 225 cadáveres del sector Los Guindos, 136 de la Población San José, 200 de Ñuñoa y 212 de fundos de la zona, además de contabilizar 451 casos del servicio de ambulancias, lo que sumaba 1224 conducciones a razón de $10 cada una cubiertos por la fundación.
Y así se ven hoy sus ayer gallardos leones.
Una de las ventanas, con su protección de forja original.
Vigas, techado y muros por el ala del edificio (calle Arrieta).
EL EDIFICIO EN LA ACTUALIDAD
Gran parte del complejo de fundación fue vendido hacia mediados de la década del cincuenta, cuando el Parque Arrieta ya había sido bastante loteado para proyectos residenciales nuevos. Antecedentes publicados por los infatigables investigadores de Brügmann Restauradores, verifican que la mansión del parque fue vendida en diciembre de 1954, según consignaba el diario "El Mercurio". Con el advenimiento de la Reforma Agraria, además, muchas propiedades de la actual comuna fueron subdivididas en predios de 10 hectáreas o incluso menos, transformación que, por singular paradoja, a la larga facilitó la asimilación urbana de los terrenos precordilleranos y el alejamiento de su antiguo rasgo agrícola, seguida de apariciones de tomas y levantamientos de poblaciones populares en el sector.
Sin embargo, el viejo teatro siguió funcionando hasta el año 1960, como se lee en el artículo del periodista Iñigo Díaz en el mismo diario "El Merurio" ("Al rescate de un histórico teatro popular", 5 de abril de 2015). Para evitar que fuese ocupado ilegalmente y deteriorado, la fundación lo arrendó a una barraca de fierros, áridos y materiales de construcción ("Los Tigres"), que aún se encuentra allí. Otros negocios se encuentran por el lado de calle Arrieta ocupando las dependencias laterales.
Ubicado casi en el límite de las comunas de Peñalolén, Ñuñoa y La Reina y perteneciendo a esta última por la actual distribución administrativa, el edificio del teatro aún conserva la fachada con frontón, aunque muy modificada a fuerza de terremotos y reparaciones. Cuesta divisarlo desde la avenida, pues parece casi escondido tras los enormes paneles publicitarios que tapan gran parte de su estructura, problema que afecta la mirada desde todos los ángulos exteriores que son posibles. Debe ser el edificio más antiguo que se haya hasta hoy en este grupo de cuadras, sin duda.
El vetusto lugar aún conserva -casi como milagro del tiempo- el nombre de la fundación en su fachada y los restos de sus dos leones de concreto que vigilaban el acceso, aunque muy deteriorados, casi irreconocibles, doblegados por olvido.
Un plan de restauración y rescate se encuentra en ejecución gracias a los descendientes Santiago Marín Arrieta y Juan Pablo Arrieta, nietos de Arrieta Cañas y encargados de la actual fundación, por lo que está la expectativa de recuperación de tan histórico sitio y hasta la reapertura del teatro para funciones artísticas, además de disponerlo otra vez como gran centro cultural y bibliotecario.
Otra vista de la fachada, hoy ocupada por una bodega.
Sector lateral del complejo, a calle Arrieta.
Acceso por calle Arrieta.
Vista hacia el interior del recinto, también por calle Arrieta.