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HISTORIAS, ERRORES Y TERRORES DEL CÉNTRICO Y LEGENDARIO PORTAL FERNÁNDEZ CONCHA

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Imagen de la Plaza de Armas desde la torre del Palacio de la Real Audiencia, con todo el frente del Portal Fernández Concha a la vista, hacia el cambio de siglo.
Coordenadas: 33°26'19.11"S 70°39'1.32"W
Ya he comentado -en una entrada del mes pasado- la historia del Portal de Sierra Bella, la antigua residencia y centro comercial del Tesorero Pedro de Torres y Saá, que desde tiempos coloniales se encontraba en el costado Sur de la Plaza de Armas y cuya época termina con un incendio del 1° de mayo de 1869 que significó su demolición y la construcción del Portal Fernández Concha, del que ahora nos ocuparemos.
Hay muchas equivocaciones rotundas rondando como información histórica sobre este edificio del actual portal, las que con modestia pretendo despejar en parte, ahora, especialmente en asuntos de fechas y nombres involucrados.
Como preámbulo, cabe recordar que hacia 1850, aproximadamente, el inmueble del portal colonial (anterior al actual) había pasado a manos de doña Carmen Vásquez de Acuña y Messía, X Marquesa de San Miguel de Hijar y VI Condesa de Sierrabella, como única heredera de la familia originalmente dueña. Ella era la esposa del acaudalado y aristócrata señor Manuel de Santiago Concha, y ambos administraban la casa cuando, en 1869, el señalado incendio destruyó casi completamente el lugar permitiendo que un nuevo proyecto inmobiliario fuera realizado en el mismo sitio de la céntrica manzana. Así nacerá el Portal Fernández Concha, y no de otra forma.
La dirección del portal es calle Compañía 960 y, a diferencia del Portal Bulnes al costado oriente de la Plaza de Armas, este edificio es propiedad privada. Protegido por la declaratoria de Zona Típica para la Plaza de Armas y el Congreso Nacional de Santiago, por Decreto Supremo N° 1.551 del 3 de diciembre de 1986, además de ser categorizado como Inmueble de Conservación Histórica, el Portal Fernández Concha hace tiempo me viene penando con la necesidad de publicarle una entrada de texto e imágenes, que será precisamente ésta.
Flamante Portal Fernández Concha en 1872, en imagen publicada por Tornero.
Imagen de la Plaza de Armas con el Portal Fernández Concha a la derecha, hacia el cambio de siglo. Al centro, atrás, se distingue el Edificio Comercial Edwards (esquina de Estado con Merced) y a la izquierda se observa en Portal Mac Clure con la Galería San Carlos a su espalda, donde hoy está el Portal Bulnes y el Pasaje Phillips.
PRIMER ASPECTO DEL PORTAL FERNÁNDEZ CONCHA
Las propiedad en ruinas del Portal de Sierra Bella fue adquirida por los hermanos Domingo y Pedro Fernández Concha, miembros de la misma familia de don Manuel Santiago Concha y abuelos del poeta Vicente Huidobro. Eran dueños de la Viña Santa Rita y tenían relaciones con actividades bancarias, además. Don Pedro también era casado con doña Carmen de Santiago Concha, su prima y última de las Condesas de Sierra Bella, además de heredera con sus hermanos de la propiedad destruida.
Ambos hermanos Fernández Concha, entonces, se asociaron y trazaron un gran proyecto de reconstrucción para el lugar; y así hicieron levantar sobre la planta del inutilizado Portal de Sierra Bella a la que sería la primera versión del Portal Fernández Concha, retratado en muchas ilustraciones y fotografías de aquel período histórico. Don Domingo encargó las obras al arquitecto inglés W. Hovender Hendry hacia agosto de 1869, las que se ejecutaron entre 1870 y 1871, aunque da la impresión de que algunos trabajos de terminaciones se extendieron hasta el año siguiente. Varias fuentes señalan, sin embargo, que quien había iniciado los trabajos fue el francés Lucien A. Henault, quizás por su relación con la construcción del Pasaje Matte al interior del portal y de la misma cuadra donde se encuentra.
El enorme y palaciego edificio de cuatro pisos era un verdadero homenaje monumental a la influencia neoclásica anglo-francesa en la que estaba cayendo poseída la arquitectura chilena hacia esos años y hasta después del Primer Centenario. Su enormidad coronada por falsas mansardas del cuarto nivel y sus tres torres-desvanes (una central y dos laterales) fue por muchos años la forma que contorneó y caracterizó a la Plaza de Armas de Santiago por este costado. El gran frontón central lucía columnas y estatuas en las cornisas, además de mostrar balaustras por todos sus costados visibles. En los bloques laterales el segundo piso ofrecía a la admiración terrazas con sus propias columnas y conjuntos heráldicos en lo alto, acompañados por figuras aladas. Debió haberse tratado, sin duda, de uno de los edificios más elegantes, altos y espectaculares de su época en Chile.
Su enorme zócalo de arcadas, en tanto, recordaba en parte al antiguo portal colonial y también fue concebido como centro comercial. Había allí restaurantes, casas de ventas, jugueterías y otros negocios como la "Casa Británica" de la H. Sutherland & Cía., que hacía sus liquidaciones y ofertones. Otros locales eran sedes bancarias, perfumerías, sastrerías y algunas de las primeras boîtes que se recuerdan en Santiago. En el edificio había también salones de billar como la "Sala Puga", tiendas de juguetes como "La Casa Senda" y la sofisticada "Peluquería Parisina".
Por el mismo año de la construcción del Portal Fernández Concha, además, don Domingo Matte hizo abrir la remodelada ex Galería Comercial Bulnes que se hallaba a su espalda dentro de la cuadra. Como dijimos, se habían encargado estas obras a Henault, rebautizándose el complejo como Pasaje Matte, cuyas entradas principales a las galerías quedarían, precisamente, en los bajos del nuevo portal, estableciéndose así esa interconexión entre ambos recintos que se mantiene hasta hoy y que domina el tránsito entre toda la manzana.
Curiosamente, sin embargo, y como si la sociedad chilena resistiese a la idea de que el viejo edificio colonial anterior había desaparecido irremediablemente, el nuevo siguió siendo llamado informalmente, por un tiempo más, como el Portal Sierra Bella, hasta que logró imponerse su nombre con los apellidos de sus fundadores que era el oficial. Esto, sumado a una posterior remodelación del Portal Fernández Concha que le dio su aspecto actual, ha creando grandes confusiones sobre el año al que pertenece el edificio y sobre quiénes fueron sus arquitectos, como puede verificarse buscando en internet información sobre el mismo y como seguiremos viendo acá.
En sus segundo y tercer pisos funcionó por largo tiempo un secuencia de célebres centros hoteleros. El primero de ellos fue el Hotel Santiago, a partir de 1871, que poco después era elogiado por Recaredo Santos Tornero en su "Chile Ilustrado", comparándolo con el Hotel Louvre de París. Había nacido de un proyecto de una junta de accionistas del año anterior. Recuerda Hernán Eyzaguirre Lyon en "Sabor y saber de la cocina chilena", que su reputadísimo restaurante estaba a cargo del chef francés Alexandre d'Huique, "que usaba bigotes a la imperial, como en el Segundo Imperio". Este maestro cocinero "clarificaba las sopas con cáscaras de huevos y servía el consommé aut profiteroles", siendo sus especialidades el supréme de volailles y el pudding Nesselrode. Demás estaría detallar que importantes personalidades de la época, nacionales e internacionales, pasaron por esos comedores.
El establecimiento que relevó al Hotel Santiago fue el Hotel Inglés, hacia 1880, que según Oreste Plath en "El Santiago que se fue" ocupaba también el segundo piso y fue el primero en Chile con la característica de haber tenido luz eléctrica para todas sus habitaciones en 1884, curiosamente justo en la esquina vecina a aquella donde la Compañía Chilena de Electricidad instaló después su Palacio de la Luz. Conservaba del anterior Hotel Santiago la misma elegancia nunca antes vista en Chile, con el ostentoso mobiliario europeo. Su dueño era un inmigrante británico llamado M. Therrier, y su administrador un francés de apellido Chéyre, que después sería propietario del establecimiento.
Entre los huéspedes más ilustres de los hoteles estuvo el Duque de Madrid Carlos María de Borbón, aspirante al trono, el estadista peruano Nicolás de Piérola viviendo el amargor del exilio poco antes de la Guerra del Pacífico, y después el ex dictador ecuatoriano Ignacio de Veintemilla, también escapando de turbulencias políticas en su contra. La información de que Sarmiento también habría vivido acá durante su exilio en Chile, en cambio, es otro error que abordaremos más abajo.
Durante el tiempo que funcionó este servicio hotelero en el suntuoso portal, cambió dos o tres veces más su identidad: primero, se transformó en el Hotel de Francia, en 1900; y en 1919, en el Hotel Plaza, que después subdividió el espacio para el Hotel Milán que ocuparía la esquina de Estado. Cerraron sus puertas en 1928, cuando el edificio entró a pabellón de remodelaciones para la que sería su segunda y actual etapa de vida.
Publicidad de la "Casa Británica" del Portal Fernández Concha, año 1915.
Avisos de la sombrerería "Brooks", 1947 y 1948, respectivamente.
Vista del Portal Fernández Concha y la Plaza de Armas hacia el 1910, cuando funcionaba en él el Gran Hotel de Francia. A la derecha del encuadre, puede verse el Palacio Arzobispal.
La misma fachada en el siguiente período, con el Plaza Hotel.
REMODELACIÓN Y ASPECTO ACTUAL
Tras años de envejecimiento y deterioros, una radical remodelación del Portal Fernández Concha planificada y ejecutada entre 1927 y 1933, se hizo bajo el diseño de los arquitectos Josué Smith Solar y su hijo José Smith Miller, con participación de Jorge Arteaga en los planos, según algunas fuentes como René León Echaíz en "Historia de Santiago" y el artículo "Edificio La Chilena Consolidada" de "El Mercurio" del 17 de junio de 2000.
Aprovecho de enfatizar esta información para tratar de despejar ese error tremendo y casi bochornoso que ronda majaderamente por una enormidad de textos, videos, artículos y sitios webs, asegurando que el edificio actual fue creado como Portal de Sierra Bella en 1871 y por el talento del señor Smith Solar e hijo, mezclando equivocadamente datos de las dos inauguraciones del Portal Fernández Concha. Ya dijimos que el Portal de Sierra Bella era el anterior, de tiempos coloniales, y que sólo legó su nombre como mote informal en el nuevo Portal Fernández Concha, por un tiempo. Además, en el señalado año de 1871 el señor Smith Solar tenía tiernos 3 ó 4 años de vida; por consiguiente, es claro que él y su hijo son autores de esta versión del portal presentada en los años treinta, no de la anterior que ya vimos era obra de Henault y de Hovender-Hendry.
Estilísticamente, el Portal Fernández Concha -en esta segunda versión- es un edificio más alto que el anterior, de aspecto transicional entre los elementos del neoclásico y el modernismo, pues ofrece detalles de sugerencia art decó especialmente visibles en su frontón central (como las figuras decorativas y las cuatro copas de abundancia), aunque ciertas opiniones prefieren la comodidad de definirlo en un estilo en particular, idea que no compartimos. También hay frontones con ménsulas en las cornisas entre el quinto y sexto nivel, con cierto aspecto parecido al que repiten los portales neocoloniales. Balaustras y columnas quedaron concentradas principalmente en el bloque central del frontispicio, además de la primera línea de balcones del segundo piso y arriba en el borde de azotea, mientras que el resto de los vanos cuentan con enrejados de forja. Al portal, además, se le agregaron dos pisos más, sexto y séptimo (contando el entrepiso del zócalo), en los que se distribuyeron pequeños departamentos residenciales; un octavo nivel lo constituyen hoy los altillos, también con habitaciones y la cámara de maquinarias de sus viejos ascensores.
Pocos saben o recuerdan hoy que la escultura de la Virgen María que decora lo alto del simétrico Portal Fernández Concha desde esta última remodelación, justo al centro del séptimo piso y de frente a la plaza, es una obra del escultor nacional Domingo García-Huidobro, curioso y un tanto misterioso artista chileno con mucha influencia mística y espiritual en su obra, relacionado con la misma familia de quienes hicieron levantar el edificio. Era hermano del poeta Vicente Huidobro, por cierto, aunque mucho menos dado a la exposición pública y a la ideología que éste. La figura es simple pero de aire enigmático propio de sus trabajos escultóricos, vestida sólo con una túnica y un manto en una posición de manos abiertas que también intriga. Las leyendas sobre la razón de esta imagen esculpida sobre un bloque de concreto -fuera del conservadurismo católico de los Fernández Concha- navegan entre interpretaciones cardinales sobre su posición señalando el Norte hasta un recuerdo del paso de la Orden de las Clarisas por la Plaza de Armas, en la esquina donde legaron su nombre de Calle de las Monjitas.
La nueva presentación del edificio conservó el modelo de arcadas para el zócalo. Todo ese primer piso con doble nivel mantiene el rasgo de pasaje comercial, hoy dominado especialmente por la oferta culinaria popular y con una integración directa con el Pasaje Matte, que lo convierte en un paseo. Aquí había comenzado hacia los años veinte su odisea por las cocinas chilenas el "completo", de hecho, la versión chilena del hot dog presentada en sociedad por el "Quick Lunch Bahamondes" del Pasaje Fernández Concha, hoy llamado "El Portal". También destacaba la pastelería francesa "El Casino del Portal", fundada por el francés Henry Pinaud y siendo posiblemente la que introdujo en Chile tortas y tartas como las Saint Honoré, pasando por sus salas y mesas hasta algunos Presidentes de la República, como Carlos Ibáñez del Campo, Pedro Aguirre Cerda o Juan Antonio Ríos, antes de cerrar en 1965.
El Presidente Arturo Alessandri, por su parte, asistió a la inauguración del local "Embassy" hacia 1933, boliche seguido más tarde por el "Da Osvaldo". Su más famoso centro culinario, sin embargo, fue el célebre y recordado "Chez Henry", local de innumerables memorias y celebraciones, fundado en 1925 por Henry Boutegourd y que cerró sus puertas cerca del año 2000, en uno de los episodios más tristes que se hayan vivido dentro de la historia comercial del portal. Sobrevivieron a esa generación de bohemios establecimientos el "Ravera" y "El Nuria". En los altos funcionó también el "Huelén", un café con música en vivo que era atracción de artistas y escritores.
No sólo la cocinería reinaría acá. Estaba en los bajos, también, la casa "Brooks" con sus variedades de sombreros en los años cuarenta, década de gran importancia en la actividad del portal y sus atracciones. Y en ese período, además, específicamente en 1943, la ciudad argentina de Córdoba instaló una placa conmemorativa junto al acceso por calle Ahumada, recordando la estadía de Domingo Faustino Sarmiento en este lugar cuando aún era el Portal de Sierra Bella. La placa estaba acompañada de otra que recordaba el inicio aquí de la Escuela Normal de Preceptores en 1842. Lamentablemente, esta última placa ha desaparecido; y también de manera infeliz, la mala interpretación de las mismas ha gestado otra confusión muy frecuente y repetida en textos y reseñas sobre el actual edificio: que Sarmiento y la Escuela Normal de la que fuera su primer director, habrían alojado en el Portal Fernández Concha, específicamente en el Hotel Santiago o el Hotel Inglés para el caso del mandatario argentino autor de "Facundo", viviendo su exilio. Puede que Sarmiento haya pasado por el Portal Fernández Concha en tiempos cercanos a su elección presidencial, cuando estuvo en misiones diplomáticas en Chile, pero éste es un período muy posterior al de su exilio en el país. En consecuencia, durante ese período específico como refugiado en Chile vivió el Portal de Sierra Bella, no en el Fernández Concha que ni siquiera existía aún.
Hasta más o menos los años cincuenta, el portal fue escenario de importantes encuentros sociales, fiestas y bailables. Residentes ilustres del mismo fueron el pionero de la aviación nacional Eulogio Sánchez. En el sector de entrepisos o segundo nivel se instalaron también algunas casas comerciales y sedes de compañías varias. Una de ellas fue la Radio del Pacífico, fundada en 1938 como una continuación de la Radio Chilena Consolidada, y Raúl Tarud Siwady recuerda en "Historia de una vida" que, en sus elencos de voces, se encontraban célebres figuras de las comunicaciones y de la actuación como la entonces "Miss Radio" Estér Soré, Anita González y Eduardo de Calixto, entre otros, además de ser cuna de célebres radioteatros como "La Familia Chilena", del propio Calixto interpretando a Don Celedonio, posteriormente convertido en "Hogar dulce hogar". Este paso radial fue parte de los inicios del personaje de La Desideria, la pícara y respondona empleada doméstica interpretada por Anita González hasta el final de su carrera artística.
Hoy, el portal no está en uno de sus mejores momentos, sin duda, y todos esos tintes románticos que lo identificaron en el pasado y que hemos ido revisando, se han difuminado en el tiempo, haciéndose invisibles: al deterioro y la opacidad del lugar, se suma la desvalorización de sus departamentos, habitados por ancianos, grupos de inmigrantes o familias numerosas, una que otra oficina, consulta dental o miniclínica de podología. Ya en los años sesenta hubo problemas judiciales por personas que estaban establecidas en el quinto piso violando el uso hotelero del arriendo que se había dado al espacio; pero hoy los líos resultan menos inocentes: son corrientes las denuncias sobre negocios ilícitos, prostitución de extranjeras y venta de sustancias ilícitas, males que alguna vez han sido confirmados por reportajes noticiosos.
No obstante, aún queda espacio para la atracción y comodidad del turista en el Portal Fernández Concha, con la presencia del Hostal Plaza de Armas en sus altos (sexto piso), el uso de sus vitrinas en los bajos hacia el lado de la plaza para exposiciones de fotográficas y, por supuesto, sus concurridos centros de comida rápida y comida típica en ese mismo primer piso, donde abundan los "completos", los "as", las empanadas, las itálicas pizzas, los bifes a lo pobre, pollos a las brasas o asados, papas fritas, paltas en todos sus vestidos de gala (reina, York, cardenal, etc.) y las versiones nacionales de las chorrillanas.
Habría en marcha un plan para la recuperación del edificio, por cierto, buscando ser coordinado desde la Municipalidad de Santiago con los actuales propietarios del portal, del Grupo Matte, a través de una de sus filiales de Bice Corp.
Portal Fernández Concha remodelado, c. 1940 (Fuente: Flickr SantiagoNostalgico).
Vista actual del edificio, desde el sector de la Catedral Metropolitana.
Vista de la fachada, con sus decoraciones, pilastras y la escultura de la Virgen.
UN PORTAL DE MISTERIOS Y FANTASMAS
Una característica del Portal Fernández Concha que ha ido siendo redescubierta (¿0 inventada?) en tiempos recientes, es la cantidad de situaciones misteriosas y aterradoras que se aseguran ocurridas en sus habitaciones, redes pasillos y escaleras: pasos, quejidos, visiones de duendes, muertes inexplicables y hasta salivazos de fantasmas se han contado como hechos insólitos ocurridos en el edificio. Desconozco si tendrán que ver estas historias con la existencia de una especie de animita o altarcillo de la Virgen de Lourdes en el séptimo piso, cerca de la sala donde está la boca de las escaleras. Muchos residentes, además, declaran sucesos parecidos a los de otros casos de edificios "embrujados": juran escuchar algo como bolas de vidrio o metal rebotando y rodando sobre el techo de su departamento, extraño fenómeno en el que siempre el vecino del piso de arriba niega tener participación o conocimiento siquiera. Varios otros supuestos casos de apariciones y hechos insólitos fueron comentados en el artículo "Fantasmas acechan a vecinos del Portal Fernández Concha" de Sergio Mardones, en el diario "Las Últimas Noticias" del 23 de enero de 2002.
Se sabe que en los sótanos existen unos niveles que las leyendas urbanas atribuían galerías coloniales secretas. Roberto Merino los describe en "Todo Santiago: Crónicas de la ciudad", como "un subterráneo doble y un pozo de ochenta metros que abastece de agua propia a los departamentos". La hablilla indicaba pretendidos accesos desde estos espacios a otros pasadizos coloniales, por puertas secretas del subsuelo, escenarios de varias historias macabras más sobre aparecidos y hechos sobrenaturales, incluso de extrañas y aterradoras criaturillas que habitarían los pozos. Hay testimonios de niños invisibles jugando y saltando entre risas hasta altas horas de la noche y provocando reclamos. Lo vivió en carne propia el flautista Pablo Ramírez, a quien se le había facilitado una pieza en el señalado subterráneo para que practicara, gracias a un favor de su profesor, el fallecido músico Alberto Harms. La habitación era vecina a la del plomero de la comunidad residencial, por lo que el flautista creyó que eran hijos del trabajador los que hacían alboroto. Para su sorpresa, cuando le contó a éste del asunto, él le respondió que eran fantasmas que también se le aparecían todo el tiempo. Al espectro del cuarto terminó apodándolo Lalo e intentó expulsarlo con un rito parecido a un exorcismo asistido por expertos, pero no tuvo éxito, según se informa en el recorte de prensa al que ya aludimos.
Cabe indicar que varios otros artistas han vivido en este edificio, como el actor Daniel Muñoz, el fallecido comediante Guillermo Bruce y la soprano Gabriela Lehmann tras volver a Chile luego de su trágico episodio de perturbación mental en Berlín, que acabó con el asesinato de su casera en 1995. Es sabido que la gente de las artes escénicas suele propagar mitos y supersticiones muy creídas en su ambiente, como aprensiones a nombrar ciertos animales, a ejecutar determinados protocolos de saludo o de deseo de buena suerte, e incluso a obras como "Macbeth". Quizás por ello se contaba entre los residentes que la veterana actriz argentino-chilena Marés González (María Inés González Castro), cuyo último papel televisivo popular fue en la teleserie "Romané" como la madre del sacerdote interpretado por Francisco Reyes, habría dado crédito a una tétrica creencia según la cual quién muere en el portal, dejará su alma atrapada vagando dentro del mismo. Así pues, luego de vivir tiempo ya en el edificio, Marés se cambió de residencia rápidamente al sentir que un cáncer al paladar diagnosticado en el mes de abril de 2008 le arrebataría la vida, temiendo quedar cautiva como ánima dentro del portal, según se interpretó. Falleció en agosto de ese mismo año, poco más de una semana después de mudarse. Algo de esto asoma en el testimonio de la residente Lilian Contreras, en el artículo "Atrapados en una clásica postal santiaguina" del diario "La Tercera" del 11 de diciembre de 2011.
Tal vez guardando relación con la creencia en estas almas "cautivas" del edificio, los residentes comentaban hace unos años también de las frecuentes visitas de un hombre de vestimenta antiguas y con sombrero de copa, que solía pararse frente a las puertas de los departamentos. Cuando los moradores abren la puerta y le preguntan si desea algo, el misterioso personaje sólo asiente con la cabeza sin romper su perturbador silencio. Al cerrar la puerta para abrir el cerrojo sacando la cadena y volviendo a abrirla, el hombre ya ha desaparecido. Hubo un bullado supuesto caso de este tipo, en un departamento del cuarto piso.
Existe otra leyenda del edificio que conocí hace unos años gracias a ciertos guías turísticos, mientras elaboraba en terreno un tour patrimonial sobre el portal para una agencia santiaguina. Es un caso que también veo rescatado en un artículo "La dimensión desconocida de Santiago" del periódico universitario "Ctrl+Z" de octubre de 2008, escrito por Katherine Gallardo. Dice esta historia que una arrendataria peruana que ocupaba el departamento 517 del edificio, era amiga de un joven residente bien vestido y muy cordial, al que por alguna razón apodaban El Gatsby, presumo que tal vez comparando su estilo con el del personaje central del clásico libro y filme "The Great Gatsby". En una ocasión, la muchacha salió de viaje y regresó poco después, encontrándose a la pasada con el sujeto en el edificio. Tras el fugaz reencuentro, fue hasta donde el administrador de la comunidad, don Osvaldo López, y le comentó lo pálido y silencioso que estaba El Gatsby. Sorprendido, el administrador le respondió que el joven había muerto el 25 de diciembre, justo cuando ella estaba de vacaciones, según el mismo señor López lo confirmaba en el mencionado artículo. La muchacha quedó tan impresionada que volvió a su departamento, embaló sus cosas y se mudó casi de inmediato.
También hay comentarios populares de que varios departamentos siempre parecen estar siendo ofrecidos en arriendo, nunca pudiendo concretarse su ocupación por razones que el mismo cuchicheo atribuye a alcances paranormales. De uno en particular, ubicado en el sexto piso y cerca del Hostal Plaza de Armas, se creía que estaba "maldito" casi al estilo de la habitación "1408" del cuento de Stephen King; tanto así que debió ser cerrado y clausurado para evitar más hechos peligrosos u horrores, siendo modificado y ocupado hoy sólo como bodega y almacén.
Por el mismo estilo está la fama de ciertos departamentos ubicados sobre el acceso y la calle Compañía, los que han tenido frecuentes e inquietantes apariciones en la prensa a causa de trágicos y misteriosos acontecimientos sucedidos en ellos, como intentos de suicidios, suicidios consumados y homicidios. Hay una historia que se refiere a un hombre que se quitó la vida en el edificio en la Navidad del año 2000, al parecer sufriendo alguna clase de esquizofrenia o epilepsia, aunque hubo sospechas de sobredosis inducida por sus compañeros de departamento. Como sea que ocurrió su deceso, supuestamente el tipo reaparece asustando a los empleados; otras veces se escucharon sólo sus pasos haciendo eco en los corredores. La historia aparece también en el referido artículo de "Las Últimas Noticias" y comentada por la mencionada Lilian Contreras, por entonces secretaria de la administración del portal. En junio de año 2003, además, falleció en el edificio Germán Moya Faúndez, de 28 años, quien cayó desde el sexto piso a través del hueco que forman las escaleras. Habiéndose señalado al padre del joven como el aparente responsable de su muerte -un residente en Suecia de pasajero regreso por Chile-, los trabajadores del portal comentan que, desde entonces, otro extraño hombre joven se aparece en los pisos superiores como si esperara algo. Al llegar cualquier persona al mismo piso o tratar de entrar en contacto con él, el muchacho desaparece inesperadamente. Un caso de suicidio más reciente e igualmente confuso tuvo lugar el Año Nuevo de 2009 y desde el quinto piso hacia la calle, a las 5 de la mañana, cuando se arrojó al vacío Purísima de las Mercedes Palma Barahona, de 34 años, luego de una fuerte discusión con su pareja que también habría intentado quitarse la vida.
Don Osvaldo admitió en más de una ocasión que, durante sus jornadas diarias, se abrían misteriosamente puertas o bien sentía que tocaban la pared manos fantasmales. En otras ocasiones, le encendían las luces o pasaban a su lado raudamente extrañas presencias, en forma de sombras pequeñas. Desgraciadamente, sin embargo, al irse popularizando estas historias que atraen a curiosos del neofolklore urbano y también a algunos imprudentes, muchos residentes y representantes de la administración comenzaron a negarse a hablar de ellas y a poner trabas a la deambulación de extraños por sus pisos, aludiendo a necesidades de seguridad.
IMÁGENES DEL PORTAL FERNÁNDEZ CONCHA:

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