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ALLENDE, BOLIVIA Y EL MAR: CÓMO GESTAR UN MITO DE INFUSIÓN PATRIOTA DESDE LA NADA

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La insistidísima fotografía que muestra el momento de la visita a Chile de Néstor Taboada Terán, estrechándole la mano a Salvador Allende Gossens en el día en que asumía la Presidencia de la República de Chile, en 1970.
Prefiero partir sin rodeos ni adornos en estos temas: todo indica que la leyenda de que el Presidente Salvador Allende Gossens manifestó alguna vez su deseo de entregar un puerto a Bolivia, es un invento del controvertido escritor y cronista paceño Néstor Taboada Terán, quien publicó un libro al respecto recién en nuestro actual siglo, donde asegura haber escuchado en persona tal afirmación de boca del ex mandatario en una reunión de noviembre de 1970, específicamente en una entrevista que acordó el día del cambio de mando y a la que antes se había referido varias veces, pero sin tocar el asunto de demanda marítima en su contenido.
Más aún, mientras los agitadores y publicistas altiplánicos no muestren la grabación certificada o notas originales debidamente acreditadas como tales, como pauta base de la entrevista que ha sido explotada hasta lo inverosímil en estos últimos años y muy particularmente en estos días, costará mucho confiar en el juramento de autenticidad de un anciano octogenario que ha sido sacado casi a la fuerza del retiro para servir de cuño a las últimas arremetidas internacionales de La Paz buscando satisfacción a sus pretensiones marítimas. Mientras eso no ocurra, esta supuesta declaración y sus majaderas repeticiones no pueden ser tomadas más que un intento del Gobierno del Presidente Evo Morales por reclutar y expandir solidaridades a su reclamo en Chile e investirlo con las prendas de una causa de la izquierda política en general, eligiendo la figura de Allende como carnada.
Como se sabe, esta supuesta declaración del ex presidente chileno aparece descrita con un contexto literario propio al tema en "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!" del mismo autor, publicado por primera vez en 2004 bajo imprentas de Plural Editores de La Paz, y el Gobierno de Bolivia nos lo ha querido recordar recientemente, pagando un carísimo inserto con deficiente composición photoshop en un diario de circulación nacional ("El Mercurio", domingo 22 de febrero de 2015).
Empero, hay muchas observaciones surgiendo por sí solas en todo este nuevo affaire diplomático, en especial cuando se convoca un talento de poder hacer hablar a los muertos sin contar ya con la posibilidad de que ellos corroboren o desmientan lo que se les adjudica como declaraciones. Tres puntos son los los principales:
  1. No hay ninguna confirmación material de la declaración que Néstor Taboada Terán le atribuye a Allende y que reveló tantos años después de la entrevista que tuvo con él, donde supuestamente se la dijo. De hecho, ni siquiera existe otro testimonio corroborando que Allende manifestara en esa o en otra oportunidad tal voluntad.
  2. Hay más de una versión de la famosa declaración atribuida a Allende y todas ellas informadas por el propio Taboada Terán, antes y después de la publicación del libro "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!" donde trata como tema central este asunto, el año 2004, lo que pone en duda su validez si se la considera sustentada en una fuente y cita precisa, y por lo tanto también real.
  3. No hay nada en la actuación de Allende en materias relativas a las relaciones exteriores durante el Gobierno de la Unidad Popular, que permita suponer que tuvo alguna intención decidida y categórica de llamar a Bolivia a una propuesta de salida al mar soberana y sin condiciones, como la que le adjudica Taboada Terán.
A continuación, más detalles de todas estas observaciones, sólo para quienes tengan interés en evaluar argumentalmente este asunto, porque el lector que viene ya convertido al tema como un asunto de fe, no encontrará mucho que pueda servirle.
LA PRETENDIDA DECLARACIÓN DE ALLENDE
Nacido en La Paz en 1929, Néstor Taboada Terán ha sido por largo tiempo un intelectual de izquierda con discursos cargados de americanismo, en su momento gran promotor de la figura de Salvador Allende en Bolivia, al punto de que algunos lo criticaron como chilenófilo o como una especie de lazarillo publicitario de la Unidad Popular en el Altiplano. Sus interpretaciones controversiales sobre hechos históricos y su discurso político lo pusieron de punta con la tiranía de Hugo Bánzer en los setenta, exiliándose en Argentina. Al regresar a su patria continuó publicando, pero es sólo hacia las últimas décadas de su actividad que comienza a difundir con obstinación lo que aseguró haber oído de boca del ex mandatario chileno en favor de Bolivia.
Su libro "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!", que ya cumplirá 11 años salido de rotativas, es un tedioso pasquín de más de 100 páginas en que el autor repasa una primera entrevista que hizo a Salvador Allende en el Congreso Nacional, donde se hace un recuento de su visión latinoamericanista y del socialismo continental, con una reedición inserta del ensayo "Chile con el corazón a la izquierda", del que hablaremos más abajo. Entre todo este armado a fragmentos de un libro a partir de otras publicaciones y hasta algunos poemas que le dan cuerpo, llega por fin al tema de marras y que justifica la obra: la supuesta disposición manifestada por Allende de entregarle mar a Bolivia lo antes posible, durante flamante su gobierno.
De acuerdo a lo allí informado, el autor fue invitado por la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) al cambio de mando que colocó la banda presidencial a Allende, en noviembre de 1970. El escritor asistió acompañado de un par de amigos y concertó una entrevista con la autoridad. Y allí, en los encuentros, le dice Allende a su entrevistador, según él mismo:
“Los escritores y todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento. Ahora no somos gobierno de la oligarquía minoritaria, somos el pueblo. No nos guían intereses de clase dominante. No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido victimado. Un pueblo que esclaviza otro pueblo no es libre. Busco el entendimiento de los pueblos hermanos en el mutuo respeto y en la paz".
No sólo eso, pues Allende también habría declarado profundizando en la inspiración de su propósito:
"En este plan de reparación de injusticias, también he resuelto que el hermano país de Bolivia retorne al mar. Se acabe el encierro que sufre desde 1879 por culpa de la intromisión del imperialismo inglés. No se puede condenar a un pueblo a cadena perpetua”.
Pero falta algo aún... Como si su buena memoria no se demostrara ya suficientemente prodigiosa, dice que cuando solicitó a Allende un mensaje para el pueblo boliviano, éste habría dicho lo siguiente:
"Caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina. Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia cometida contra Bolivia. Chile tiene una centenaria deuda con Bolivia y estamos dispuestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico".
Algo extraño salta a la vista de inmediato al lector informado, sin embargo. Aunque Taboada Terán declara muy vehemente, a continuación, que: "Salí del Palacio de la Moneda de Santiago de Chile asombrado en extremo. No esperaba esto ni por asomo. Estoy caminando en las nubes", este entusiasmo no aparecerá por ninguna parte en sus escritos hasta mucho, mucho tiempo después.
Ya en 1970-1971, en su trabajo "Chile con el corazón a la izquierda", el autor había informado de una declaración de Allende vertida a su grabadora en las mismas entrevistas como mensaje a su patria, específicamente en la primera que había tenido con él en 1970, antes de la anterior donde se refiere a cuestiones marítimas, según él... Sin embargo, a la sazón la promesa y oferta expresadas en las palabras de Allende para el pueblo boliviano, habían sido bastante diferentes:
"Nuestra solidaridad. Nuestro ferviente deseo de robustecer la fraternidad. Nuestra decisión de procurar el establecimiento de amistosas relaciones. Nuestra esperanza de que caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina y sus pueblos".
Sospechosamente, hasta todavía en los noventa no aparecía en los recuerdos periodísticos del escritor toda la continuación de las declaraciones de Allende que publicará tantos años después, y en donde alude a su disposición de entregarle costas a Bolivia, versión que termina de confesar completa en 2004 con "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!", como vimos.
Comprendiendo quizás este absurdo y enorme vacío en el tiempo, algunos medios de comunicación bolivianos ya han comenzado a esparcir recientemente la información de que el libro "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!" fue publicado una primera vez en 1984 con su mentado contenido de la declaración solidaria de Allende, como se puede observar en un artículo del periódico "La Opinión" del 20 de febrero pasado, pero esto es por completo irreal: la primera edición del libro aparece recién en 2004, como hemos dicho ya, cosa muy fácil de demostrar en nuestros días con los datos editoriales disponibles.
Don Néstor Taboada Terán mostrando su libro en una imagen muy difundida por los medios de internet bolivianos. Al fondo, puse un documento colonial que nunca ha sido muy del agrado del reivindicacionismo boliviano: el Mapa de Chile de don Andrés Baleato, confeccionado en 1793 como cartografía oficial de Indias. A buen entendedor...
LA VOLUNTAD DE ALLENDE EN LOS HECHOS
En otro aspecto, hay algo crucial en este asunto aunque duela mucho a algunos publicistas bolivianos y a sus simpatizantes entre entreguistas chilenos: no se sabe de ninguna iniciativa o llamado del Gobierno del Presidente Salvador Allende para ofrecer a Bolivia alguna clase de propuesta alrededor de su histórica demanda marítima. Nada, por ninguna parte: ni en sus declaraciones conocidas, ni en las memorias del Ministerio de Relaciones Exteriores, ni en las notas de la actividad consultar. Sí hubo interés en proponer la restauración de las relaciones, mas no discusión de temas territoriales. También es imprecisa, entonces, la afirmación que aparece en otro libro de Taboada Terán titulado "La Decapitación de los Héroes" en 1995 y publicado por la Editorial UMSS, donde al parecer se asoma por primera vez la supuesta revelación que nos interesa y en el que se afirma con gran arrogo de propiedad:
"Tengo entendido que después las tratativas se realizaron a niveles diplomáticos. El representante del gobierno de La Paz Franz Ruck Uriburu, a la sazón Cónsul General en Santiago de Chile, cuántas revelaciones habría hecho pero lamentablemente le sorprendió la muerte prematura".
La razón de este vacío de hechos acreditando lo que intenta sostenerse en los libros, es sencilla de comprender y más aún de explicar: Allende era de la vieja escuela estadista, la de respeto irrestricto a los tratados internacionales vigentes en cuestiones de fronteras y límites como motor de entendimiento con países vecinos. Así lo demostró con un acontecimiento que resulta crucial para comprender el tipo de mentalidad en que se deslizaba el mandatario en estos temas: la firma del Compromiso Arbitral de 1971, que obligaba a la República Argentina a acatar el fallo arbitral que se había solicitado a Su Majestad Británica a propósito de la odiosa cuestión del Canal de Beagle (y que fue desconocido por la Junta Militar de Buenos Aires cuando se comunicó la sentencia en 1977, dicho sea de paso). Acuerdo firmado, además, al mismo tiempo que el mandatario tenía por prioridad regional el acercamiento con esa república vecina por entendibles cuestiones estratégicas, precisamente.
Que el camino de acatamiento de los tratados internacionales y de la integración diplomática que Allende visualizaba como la fórmula apropiada de acercamiento y unidad con su prioridad la Argentina, iba a ser el mismo que estaba dispuesto a aplicar con Bolivia y con análogo propósito, se verifica en su Primer Mensaje al Congreso Nacional dado ese mismo año de 1971, en donde sugiere también que el principal problema (y el real) entre La Paz y Santiago era la ausencia de relaciones diplomáticas directas, que propone desde ya "normalizar":
"Es propósito fundamental nuestro afianzar todos los vínculos que acrecienten nuestra constante amistad con la República Argentina, eliminando los obstáculos que se interpongan en el cumplimiento de ese objetivo. La situación anómala de nuestras relaciones con la República de Bolivia contradice la vocación de ambos pueblos, por lo que haremos cuanto esté de nuestra parte para normalizarla".
Así pues, la hipotética promesa que Allende le habría hecho a una persona que a medias conocía como Taboada Terán, de entregarle mar a su país y como prioridad  diplomática, no pasaría de ser una simple conjetura que no se refleja ni asoma siquiera en los hechos posteriores. En materias de relaciones exteriores, pues, el único punto importante de acercamiento que parece haber podido ensayar el gobierno chileno con el de Bolivia -en la situación de conductos suspendidos y con las demás complejidades del escenario latinoamericano de entonces-, además de la señalada tentativa de reponer cuerdas diplomáticas, fue la de felicitar el hecho de que ese país se mantuviese en el Pacto Andino y procurar su permanencia. Nada que ver con cuestiones territoriales, otra vez, pues a principios de los setenta la demanda marítima pasaba por un período en que no era un tema caliente, como sí volvió a serlo a los pocos años. La atención se la llevaba más bien la cuestión americanista y las disputas entre regímenes de izquierda y de derecha con aleros militares o también de facto, afectados por el contexto internacional de la Guerra Fría.
¿Algo que avale lo expuesto recién, en la opinión de los propagandistas de la propia Bolivia en aquellos años? Pues, sí: tenemos a mano notas de uno de los primeros grandes intentos que se hicieron en el vecino país por acoplar a las causas socialistas continentales el asunto de su demanda marítima, en 1971, específicamente del etnonacionalista e indigenista potosino Fausto Reinaga. Corresponde a un exaltado y fanático trabajo suyo titulado "Tesis india" (Ediciones PIB), donde se hace el siguiente y agresivo emplazamiento al Presidente de la Unidad Popular, precisamente por no advertir su autor señales de una predisposición en él para responder a las pretensiones marítimas en la invitación que ya vimos sobre reestablecer relaciones (los destacados son originales):
"¿Por qué quiere restaurar relaciones diplomáticas con Bolivia sin devolver el Lauca y su salida al mar? Socialismo es JUSTICIA. ¿Por qué Allende no hace JUSTICIA con Bolivia? Si Allende es socialista, debe comenzar por casa su socialismo; debe, sin condición y de inmediato devolver a Bolivia su salida al mar. Si es socialista no debe Allende seguir de carcelero de Bolivia; ni debe pedir relaciones diplomáticas a un pueblo encadenado precisamente por la rapacidad de Chile".
Lo más increíble es que en el visceral escrito de Reinaga se expresan estas palabras refutando nada más y nada menos que a la simpatía manifiesta de Taboada Terán por la figura del mandatario chileno, tildándolo en sus páginas de "chilenófilo propagandista de Allende" y de "Felipillo netate". El autor destilaba vapores y vahos de antichilenismo, como se podrá sospechar.
Por otro lado, hay un asunto contextual de la región y la época que no deja de ser importante: con la caída del tiranillo altiplánico Juan José Torres al ser derrocado por su muy distinto sucesor Hugo Bánzer, poco obraba en favor de alguna clase intento de abrazo entre los gobiernos de Chile y Bolivia por sus radicales diferencias ideológicas. De hecho, la misma invitación que las fuerzas políticas de La Moneda le formularan a La Paz para permanecer en el Pacto Andino, hacia 1971, fue interpretada como un error y algo reprochable por los movimientos izquierdistas del continente, pues parecía estar felicitando y casi legitimando la recién instalada dictadura de Bánzer a expensas del Acuerdo de Cartagena. ¿Dudas sobre este punto?: revisar los diarios "El Día" de México del 7 de enero de 1977, "El Sol" de México del 24 de junio de 1977 y el panfletario libro "La Batalla Argentina" de José Steinsleger de 1983.
Portada del libro de Néstor Taboada Terán.
APARICIÓN Y VARIACIONES DE LA SUPUESTA DECLARACIÓN
Recién cumplidos unos 25 largos años desde la entrevista de marras en Chile, Taboada Terán comienza publicitar como nunca antes la versión de las declaraciones de Allende donde aparece dándole alcances relativos a la aspiración marítima de su patria a sus palabras. Este salto en el tiempo es una situación realmente incomprensible, menos tratándose de un tema que ha sido tan sensible y candente para el ánimo de la sociedad boliviana. Así aparecerá tibiamente, en el libro "La decapitación de los héroes" de 1995:
"Bolivia retornaría soberana a las costas del mar Pacífico... Los escritores y todos los hombres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones subjetivas en el pueblo para llegar al feliz entendimiento. Ahora no somos gobierno de la oligarquía minoritaria, somos el pueblo. No nos guían intereses de clase dominante. No les pedimos nada, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima el pueblo boliviano".
Unos años después, la repite el autor en su libro "Bolivia: una nación privilegiada: geografía, historia, cultura, vida, tradición" de 2001, con sello de Editora Opinión, pero esta vez agregando una especie de arenga:
"¡Bolivia retornará soberana a las costas del mar Pacífico! Como chileno no pido nada, quiero solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima el pueblo boliviano".
Sin embargo, ni bien estaba "revelada" por obras como las que vimos, la declaración ya comenzaba con alteraciones y nuevas redacciones... Reaparece al año siguiente en un artículo de los "Anales de la Academia Boliviana de la Lengua", pero distinta en sus formas a pesar de hallarse basada en testimonio del mismo Taboada Terán:
"No le pedimos nada (a Bolivia), queremos solamente reparar el despojo cruel de que ha sido víctima el pueblo boliviano... Caminaremos juntos en la gran tarea histórica de America Latina. Bolivia retornará, soberana, a las costas del Pacífico".
Se podrá suponer, quizás, que con la muy promocionada publicación de "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!", el autor por fin estableció una cita única y definitiva en 2004 para representar lo que asegura haber escuchado de Allende en 1970. Pero no: el mismo escritor se encarga de agregar, al poco tiempo, una presentación más al leitmotiv de estas declaraciones que adjudica a Allende, esta vez en "La revolución cultural: un método para armar", de Grupo Editorial Kipus, en 2008, expresando una construcción de palabras que parece más bien la síntesis de principios o corolario de las que ya había propuesto:
"He resuelto que el hermano país de Bolivia retorne al mar. Se acabe el encierro que sufre desde 1879 por culpa de la intromisión del imperialismo inglés. No se puede condenar a un pueblo a cadena perpetua. Un pueblo que esclaviza a otro pueblo no es libre. ¡Bolivia retornará soberana a las costas del Mar Pacífico!... No nos guían intereses de clase dominante. No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima. Busco el entendimiento de los pueblos hermanos en el mutuo respeto y en la paz".
Y aunque ya pueda sonar a un devengado rebuscado de apuntes para sembrar dudas, existe otra versión sobre esta pretendida declaración y también adjudicando directamente como fuente a Taboada Terán, acogida -entre otros divulgadores- por el Capítulo Boliviano de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, en publicaciones del año 2011:
"Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia, Chile tiene una centenaria deuda y estamos dispuestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico. No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima. Los escritores y todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento".
Desconozco cuántas otras citas fragmentadas y con cambios de orden o estructura existirán de la confesión atribuida a Allende en la literatura boliviana y la del propio Taboada Terán, porque me baso en éstas muestras que son las que conozco y no pretendo extenderme como cazador de versiones, desvirtuando con ello el sentido de este artículo. Sin embargo, creo que el punto queda demostrado con sólo estos ejemplos.
Por supuesto, no faltarán los poetas y predicadores de dogmas tratando de pregonar que no importa cuál haya sido el mensaje original, sino su sentido... Es decir: no tendría relevancia cómo lo dijo Allende, sino qué dijo. Sin embargo, la cuestión precisa aquí es si Allende dijo o no lo que se dice que dijo, y cuando se adjudica un juicio, opinión importante o sentido esencial a una declaración formulada por algún personaje de relevancia, especialmente en este caso donde se trata además de algo con características de revelación, lo mínimo esperable es una cita exacta y unificada. Y todavía más, de hecho: una transcripción original y una grabación certificada dados los alcances de este caso, en caso de haberlas. Nada de eso se ha visto hasta ahora.
El inserto que recientemente nos regaló Bolivia en "El Mercurio".
OBSERVACIONES FINALES
Mientras tanto no suceda o no pueda suceder algo como una demostración convincente del origen de esta declaración atribuida a Allende, que hasta ahora sólo Taboada Terán ha escuchado alguna vez (y sin haber sido exactamente un confidente o un privilegiado en los círculos del ex mandatario), sólo puede confiarse en la dudosa palabra suya y apostarlo todo a su testimonio, que a falta de sustento resultará convincente sólo para quienes traen una fuerte carga ideológica y de pasión predispuesta a creerlo, en algunos ejemplos ciegamente, incluso.
Como se sabe, hay declaraciones apócrifas que, por separarse de las fuentes y citas o simplemente no tener este respaldo, suelen ser ornamentadas y amplificadas en su dramatismo con las transmisiones sucesivas, adaptadas a los discursos de las circunstancias y moldeadas más bien por las intenciones de quien la evoca y lo que quiere oír quien la escucha, vicio facilitado a causa de la falta de documentos que acrediten y confirmen forma y fondo de las mismas... Precisamente, es lo que podría percibirse de la secuencia de versiones de la declaración atribuida a Allende y de cómo se hace un esfuerzo mediático para tratar de convertirla en hecho consumado e irrefutable, por parte de sus defensores y difusores.
No menos curioso es que Taboada Terán había escrito ya en 1970 su ensayo "Chile con el corazón a la izquierda", que publica otra vez como parte integrada de su trabajado del 2004 concentrado en las palabras de Allende, pero habiendo un gran detalle en esta mixtura de textos: "Chile con el corazón a la izquierda" nace editorialmente en esos mismos días de la supuesta confesión de Allende. El autor, sin embargo, allí hace encendidas proclamas en favor de su proyecto, pregonando como un ejemplo el proceso que iba a iniciarse en Chile con la UP y elogiando la figura del nuevo mandatario, pero sin adicionar por ninguna parte la supuesta declaración que éste alcanzara a hacerle sobre complacer las pretensiones litorales de Bolivia, durante este mismo período; ni en acápite, separata o nota a pie de página, ni nada de lo que podría esperarse para la fase final de un libro que sea soporte de tan trascendente tema.
Y aún si no fuera suficiente toda la razonable batería de dudas que surgen al respecto, hay una pregunta más que cabe hacerse sobre lo expuesto y su correlación con los hechos conocidos: ¿El Gobierno de Bolivia no estaba al tanto de la supuesta intención de Allende de darles una salida al mar propia y con soberanía, si acaso fuera cierta la declaración de Taboada Terán? Esto, porque en todo el período tampoco hubo alguna iniciativa -por tímida que sea- de parte de La Paz por reponer la comunicación de ambos países vía embajadas o alternativas, vías que permanecieron suspendidas y que lo siguieron estando hasta la breve apertura relacionada con el intento de negociación de salida al mar iniciado con los Pactos de Charaña de 1975, con Chile ya en dictadura y, ¡oh, ironía!, con el General Augusto Pinochet como promotor de la propuesta a su colega Bánzer, tras derrocar al Presidente Allende. ¿Acaso no era esperable al menos un mínimo de entusiasmo, de señales de iniciativa y de disposición diplomática de Bolivia para abrirse presurosamente a estas negociaciones por la vía de representantes o enviados, en caso de que haber sido real que Allende había hecho saber este inédito deseo de complacer sus insistentes aspiraciones portuarias?
Como el caso del pobre tipo que llega tarde al sorteo y con el número ganador de la rifa echado al agua, de ser verdad el escenario que se nos intenta describir hoy, Bolivia se habría perdido imperdonablemente la oportunidad de toda su historia para satisfacer sus aspiraciones marítimas, todo a consecuencia del silencio sepulcral que mantuvo Taboada Terán durante todos esos años, sin confesar oportunamente la disposición generosa de Allende para darle mar a su patria y que ahora declara haber conocido... Así pues, el escritor tendría algunas cosas que explicarle a sus paisanos antes de tropezar con sus propias historias, tan cercanas a la ficción patriota más que a la realidad palpable.
Y si ya es un serio problema de credibilidad el que sólo Taboada Terán haya sido testigo de una declaración de semejante peso y con tanta importancia -como para permanecer oculta o inadvertida en el período en que era más necesario conocerla públicamente, relegándola como un detalle secundario en una entrevista para comentario posterior-, más sospechoso aún es el problema técnico no pocas veces visto cosas de la historia y de la investigación, y que siempre ha sido generador de suspicacias, especialmente cuando involucra cuestiones de pasiones nacionales o ideológicas: que el escritor se "acordara" de revelar información rotunda y divulgarla tantos años después, como vimos, ya entrando en la vejez y virtualmente retirado, justo en medio de nuevas campañas internacionales que había iniciado por entonces Bolivia para sus pretensiones marítimas. Campañas que llegaron a su peak con el Presidente Carlos Mesa para presionar a Chile a negociar la mentada cuestión de la salida al mar, exacta y coincidentemente en el mismo año 2004 en que Taboada Terán publicó su "Salvador Allende ¡Mar para Bolivia!".
Finalmente, hay un comentario de escrúpulos que se hace inevitable: situaciones como estas, tan ajenas a la investigación histórica seria, tienen el mal gusto de estar impregnadas también del vicio de pretender hacer hablar a los muertos en favor de intereses propios, como en las agrias peleas por las herencias entre familiares después del velorio, y en este caso a través de lo que parece ser un médium con mucha imaginación, más encima.
Moraleja de todo esto, entonces: la ceguera de los credos suele impedir cotejar y evaluar la validez de los argumentos... Y nunca se debe exponer el trasero a los violadores de ignorantes o mal documentados.

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